EL Bilbao Basket logró ayer una victoria que puede tener mucho valor, más de lo que pueda parecer en una primera jornada. Los hombres de negro salen muy reforzados del partido que supuso su regreso a la Liga Endesa y también lo hace su entrenador, Álex Mumbrú, que logró un triunfo en su debut en la máxima categoría, lo mismo que hizo la pasada temporada en su primer encuentro en la LEB Oro. Aquellos que no han podido seguir al equipo en la pretemporada desconfiaban de las posibilidades de la plantilla, pero el duelo de ayer ante un rival tan armado como el Iberostar Tenerife demostró que hay más calidad de lo que se supone en un recién ascendido y confirmó que el trabajo de la pretemporada ha sido óptimo. Aún hay margen de mejora, ni durante el verano había que rasgarse las vestiduras ni ahora toca lanzar las campanas al vuelo, pero el Bilbao Basket ya tiene una victoria en su haber mucho antes de lo que muchos podían esperar.

Y ese resultado inesperado llegó porque el equipo siguió las líneas que marcó desde la temporada pasada y brilló el juego colectivo. Mientras el conjunto de Txus Vidorreta vivió durante los 40 minutos de la conexión que formaron Marcelinho Huertas y Giorgi Shermadini -44 puntos entre los dos-, el Bilbao Basket encontró más manos dispuestas a resolver en ataque. Axel Bouteille y Jaylon Brown, dos debutantes en la Liga Endesa, se combinaron para 45 puntos y ocho de ocho triples entre los dos, pero Rafa Martínez sumó seis asistencias en ayuda de los dos bases y Ondrej Balvin, aún algo fuera de conexión con sus compañeros, tuvo una buena aportación en el tramo final cuando con dos puntos, dos rebotes defensivos y una falta provocada en ataque ayudó a consolidar la ventaja de su equipo.

Mumbrú puso durante bastantes minutos a un quinteto de jugadores que la pasada temporada estaban en la LEB Oro y no le fue mal porque los mecanismos ya son conocidos, sobre todo los defensivos. También hizo coincidir a tres pequeños en el perímetro y a los dos cincos en los minutos finales del tercer y el último cuarto cuando tocó cerrar la zona a cal y canto. Pese a sufrir en el rebote defensivo, sobre todo en el tercer cuarto, el Bilbao Basket siempre mantuvo la cara al partido y jugó con gran solvencia y serenidad cuando el Iberostar Tenerife quiso apretar en defensa en busca de provocar los errores de su rival. No pareció, desde luego, un equipo novato ni inexperto.

Entre los jugadores nuevos en Bilbao, Jonathan Rousselle y Arnoldas Kulboka tampoco se arrugaron, aunque dejaron claro que tienen que pagar algunos peajes en la competición para lograr regularidad en su aportación, lo mismo que Ben Lammers, que tendrá que mostrarse más físico en la defensa del poste bajo para hacerse notar. De todas formas, la victoria de ayer supone una inyección de optimismo, un primer paso que ayudará a afrontar el siguiente, tanto o más comprometido, en Miribilla ante el Valencia Basket. La marea negra tiene motivos para creer en su equipo y, quizás, ver el futuro con expectativas positivas.

control Álex Mumbrú se mostró “feliz” en la rueda de prensa por la victoria, pero “nada más”. “Pensamos ya en el próximo partido ante el Valencia Basket y tenemos que seguir trabajando”, aseguró. El técnico del Bilbao Basket comentó que la clave del partido había sido “el control de su equipo en la segunda parte. Eso fuera de casa es clave para llegar a los minutos finales con opciones, que es lo que buscábamos. En el último cuarto hemos cerrado el rebote y hemos sido capaces de anotar tiros abiertos que antes habíamos fallado. Al final, nos hemos llevado una victoria de un campo difícil y ante un rival hecho para estar arriba, aunque para ellos no es sencillo tener que empezar de cero”.