LAS sonrisas, felicitaciones y puños al aire con los que Miribilla bajó el telón en la noche del viernes se convirtieron el domingo en miradas al suelo, morros torcidos y cierta sensación de haber abandonado el guion esperado. El deseado camino de retorno a la Liga Endesa emprendido por el Bilbao Basket con el cruce de cuartos de final ante el Palencia encontró su primer obstáculo en la segunda contienda de la serie con una derrota que deja a los hombres de negro sin factor cancha y con la necesidad de sumar al menos una victoria a domicilio mañana a las 21.30 horas de la noche, tercer partido; domingo a las 12.00, cuarto) si no quieren que la temporada concluya de manera prematura. El conjunto que dirige Álex Mumbrú luchó a brazo partido durante la temporada regular para poder jugar el play-off al amparo de su gente en el Bilbao Arena, pero los de Carles Marco son ahora los que tienen la sartén por el mango. Lo acontecido no es un descalabro (queda margen para reaccionar) ni nada que pueda calificarse como extraordinario, ya que la igualdad que ha presidido la competición en su temporada regular se ha acrecentado en estas eliminatorias: ninguno de los cuatro cabezas de serie ha podido salvar los dos primeros duelos con pleno de triunfos e incluso uno de ellos, el Oviedo, ha encajado un 0-2 a manos del Ourense.

El Bilbao Basket queda ahora obligado a revolverse ante un rival que a buen seguro tratará de repetir ante su público la hoja de ruta que le resultó exitosa el domingo: bajar revoluciones al partido, subir el listón de la exigencia física para aislar a los bases, no salir perdedor en la lucha por el rebote y tratar de ganar la batalla en las distancias cortas. Por su parte, el conjunto vizcaino deberá introducir ajustes para recuperar el control de la situación e intentar que el rival no pueda plasmar su plan sobre la cancha. Su precedente en la cancha palentina en temporada regular no fue demasiado esperanzador (78-71), pero ha llovido mucho desde entonces y ninguno de los dos equipos guarda semejanzas con su potencial de aquellas fechas (7 de diciembre). De hecho, a favor del Bilbao Basket juega el hecho de que su rival no ha sido precisamente arrollador cuando ha actuado como local. El Palencia presentó en temporada regular mejor balance como visitante (10 victorias, 7 derrotas) que como local (9-8). De hecho, en los cuatro últimos encuentros que disputó en el Pabellón Municipal de los Deportes cosechó tres derrotas (contra Betis, Cáceres y Melilla) y solo fue capaz de batir al descendido Prat por un agónico 64-63. Por contra, los resultados han acompañado al conjunto vizcaino en sus últimos desplazamientos, ya que ha sido capaz de sacar adelante cuatro de los últimos cinco, superando a Araberri, Cáceres, Ourense y Barça Lassa, y cayendo únicamente en Granada en un duelo en el que tuvo la última posesión para ganar o, al menos, forzar la prórroga.

El play-off es una historia muy diferente a la temporada regular, pero el Bilbao Basket ya ha demostrado este curso su capacidad de sacar lo mejor de sí mismo en situaciones difíciles. Ahora está obligado a revolverse. Su objetivo es no sumar tres derrotas seguidas para tener la oportunidad de jugarse el acceso a la Final Four de nuevo en Miribilla.