EL Bilbao Basket no podía haber imaginado un mejor inicio del play-off ante el Trapa Palencia. No por la diferencia en el marcador, que en realidad da igual, aunque haya sido la más contundente de los cuatro equipos que han jugado como locales. Lo mejor fue que el conjunto de Álex Mumbrú llegó a los 93 puntos como consecuencia de que en todo momento controló lo que ocurría en la cancha. Hubo detalles a mejorar de cara al segundo partido, errores que permitieron a los castellanos estar siempre a rebufo, salvo en el 33-36, pero los hombres de negro mantuvieron una entereza mental y una intensidad que acabaron por ser determinantes ya que agotaron a su rival. Desde luego, nadie habría pensado en el minuto 28 que el partido se iba a romper de esa manera, pero el Bilbao Basket tenía claro que no podía levantar el pie ni bajar el listón de la exigencia. La victoria fue un golpe en la mesa, no decisivo, pero que sirve para mandar un mensaje al Palencia, que tendrá que mejorar si quiere dar vuelta a la eliminatoria.

Los dos triples iniciales del Bilbao Basket fueron un oasis durante un largo rato del encuentro en el que la defensa zonal del Palencia concedió muchos tiros abiertos. El acierto tardó en aparecer y los vizcainos se sujetaron con el mejor Jaylon Brown de la temporada, certero y sin florituras, y con la movilidad de Demetrio y Lammers, una tortura cuando el Palencia jugaba con Otegui y Gustys juntos.

La aparición de Hermanson, un tirador de rapidísima mecánica, creó problemas con diez puntos en un suspiro y metió en el choque al Palencia. El Bilbao Basket, pese a dos triples de Salgado, había perdido la claridad en ataque, pero el rebote le devolvió la ventaja en el marcador para hacer que los errores en los tiros libres, el aspecto más evidente a corregir para mañana, fueron apenas una anécdota.

Mumbrú se mantuvo fiel a sus rotaciones y a su reparto de minutos y Lammers protagonizó el inicio del tercer cuarto. Rigo brillaba en la tarea de defender a Vasturia o Hermanson, pero el Palencia encontró en los posteos de Grimau ante Salgado o Brown una fuente de puntos. Mediado el tercer cuarto, el duelo estaba en su máxima tensión y ninguno de los dos equipos daba su brazo a torcer. El Bilbao Basket tomó otra ventaja de ocho puntos, pero aparecieron esas cuestiones a mejorar. En un play-off no se puede regalar nada y al final del tercer cuarto los de Mumbrú concedieron cuatro bandejas seguidas, algunas con tiro libres adicional, cuando solo tenían una falta en su casillero. Así, el Palencia volvió a recortar las distancias hasta el mínimo y a crear inquietud en Miribilla con ocho puntos que se podían haber evitado.

Pero los hombres de negro la despejaron de inmediato cuando encontraron el equilibrio que les había faltado. El parcial de 18-2 que sentenció el partido tuvo triples de Martínez, Schreiner y Rigo, dos canastas en el poste bajo de Larsen y otros tres puntos de Demetrio sacando provecho de su juego de cara al aro. El equipo castellano ya boqueaba, pero nunca hay que dar por acabado un partido de play-off hasta que enfrente firmen la rendición. Álex Mumbrú no necesitaba dar descansos por adelantado porque nadie jugó más de lo habitual y tampoco el Palencia tenía cómo buscar una reacción de última hora que, al menos, le permitiera maquillar la derrota.

Solo cuando entró Dani Martín a falta de medio minuto se permitió una licencia el banquillo local. Mañana llega otra historia, pero el Bilbao Basket ya ha cumplido con la premisa de proteger el factor cancha en el primer partido, que suele ser traicionero, como se ha visto en dos de las eliminatorias. Si se decía que esta era la más desequilibrada de las cuatro, el resultado puede corroborarlo, pero solo es un paso. Los hombres de negro estarán en condiciones de dejar casi sentenciada la eliminatoria si encuentran un poco más de regularidad en el tiro exterior. El Palencia jugará mañana a todo o nada y no conviene descuidarse.