HACE 15 años, Patrik Sáenz de Ugarte era el capitán del Bilbao Basket cuando logró su primer ascenso a la Liga ACB, la culminación a un camino que arrancó cuatro años antes en un primer curso en la LEB2 en el germinó todo lo que vino después. Este próximo domingo en Miribilla se estrenará la canción y el vídeo de Miribillosos, el tema que el pelirrojo alero ha compuesto junto a The Tímpanos y puesto en imágenes con la colaboración de la Escuela de Cine del País Vasco. Con ese grupo ocupa ahora el tiempo que durante tantos años dedicó al deporte. De capitán del equipo a compositor. “Un paso lógico, ¿no?”, bromea. Porque ahora Patrik toca la guitarra rítmica y canta, como buen frontman, con la misma pasión y ganas de divertirse que cuando jugaba a baloncesto, algo que hizo hasta la temporada del ascenso a la ACB.

Después, su vida se enfocó a su trabajo como ingeniero y a incursiones en el fútbol con los amigos y en el pádel hasta que los problemas físicos le forzaron a olvidar el deporte. En 2010, se trasladó a vivir a Estados Unidos por motivos laborales y “allí me compré mi primera guitarra. Siempre me había gustado mucho la música, pero no tenía ni idea de tocar un instrumento”. El gusanillo inicial se convirtió en una cosa más seria y gracias a tutoriales de Youtube y a la repetición, empezó a ganar seguridad y a progresar en el manejo de las cuerdas. Tal es así que en las navidades de 2013 contactó con Jorge (guitarra) “sin conocernos de nada” a través de una comunidad de músicos para hacer los primeros pinitos juntos, la cosa funcionó y después se fueron sumando Gonzalo (batería), Alfredo (bajo) y Amaia, la hermana de Patrik (voz y coros), para formar The Tímpanos, que empezó a tocar en locales pequeños y que recientemente ha editado su primer EP (Rock and roll my beer) con seis canciones de estilos muy variados, “ecléctico, que lo tuvimos que buscar en el diccionario. Jajaja”.

La idea de crear un tema para el Bilbao Basket se le ocurrió a Patrik pensando en que no había canciones para animar al equipo y a Miribilla, más allá de la que compuso El Mentón de Fogarty hace unos pocos años. “La presenté a la banda, que nunca dice que no, y se la hicimos llegar a la gente del club, que lo cogió con muchas ganas”, comenta el excapitán. The Tímpanos reconocen que el asunto ha adquirido una trascendencia que no esperaban, “se nos ha ido un poco de las manos”, porque los primeros esbozos que han ido soltando en las redes sociales han tenido gran aceptación. Quizás es porque el baloncesto y la música siempre han sabido ir de la mano: “Tienen cosas en común. No es lo mismo meter un triple en un entrenamiento, que se escucha el eco de una cancha vacía, que hacerlo con la cancha llena. Esto es lo mismo: que todo esté acompasado, que cada cosa entre en su momento, esa magia de hacer un equipo? Si encima lo consigues delante de un montón de gente, es muy especial porque se crea un feedback que te llena, tiene una potencia muy fuerte. Montar un concierto es un jaleazo, porque tienes que mover de un lado para otro todos los aparatos, pero el rato que pasamos encima del escenario merece la pena?”.

disciplina y resultados También hay similitudes en que “el deporte y la música exigen una disciplina “para entrenar o para ensayar hasta conseguir lo que pretendes”. “Pero el deporte te obliga a ganar, a conseguir resultados en un corto espacio de tiempo y en nuestro caso no nos ponemos presión. Si alguno un día no puede, no pasa nada”, explican. Porque la premisa básica de ese quinteto que es The Tímpanos es que “todo lo que hagamos tiene que ser divertido”. Quienes les han visto en vivo aseguran que “en directo ganamos mucho porque montamos un buen show. Se nos ve en las caras que disfrutamos y eso contagia. Ponemos pasión y asumimos nuestros fallos porque estamos para hacer cosas que gusten a la gente, para dar un espectáculo, como en el deporte”.

Normalmente, en los equipos deportivos siempre hay alguien que se encarga de poner la música en los vestuarios o en los largos viajes. Patrik Sáenz de Ugarte confiesa que él no se encargó de eso en el Bilbao Basket, pese a sus cuatro temporadas de capitán, porque “la música que me gusta a mí es de gente que está muerta o a punto de morir: los Beatles, los Rollings, Led Zeppelin, la Creedence? Me sentía raro y desfasado”. Pero sí tiene claro qué música le pondría al Bilbao Basket de esta campaña: “Algo de punk-rock porque es un equipo muy sólido. Le encajaría algo de los Sex Pistols, que tenían un bajo y una batería poderosos, que es una base muy potente. El Bilbao Basket tiene un juego interior muy importante, se nota la mano de Rafa Pueyo. Una vez que tienes la base rítmica, que es el juego interior, por encima puedes construir lo que quieras”.

Así que desde el domingo Miribillosos se incorpora a la banda sonora del Bilbao Basket, al repertorio de un público que no ha dejado de apoyar y que lo seguirá haciendo en busca del regreso a la ACB. Patrik Sáenz de Ugarte era el capitán en el ascenso anterior y ahora pone la música. Porque las personas van y vienen, pero el baloncesto sigue muy dentro, en los mismos Tímpanos.