NADA más acceder a la presidencia del Barcelona por segunda vez, Joan Laporta topó con su primera piedra en el camino: abordar la renovación de Leo Messi, el jugador más trascendente de la historia del club. “Quiere continuar en el Barça, lo tenemos que conseguir”, dijo. Arrojó esperanza, pero la continuidad del argentino se frustró. La traumática salida de Messi fue el primer revés en esta segunda etapa de Laporta al frente de la entidad.

El descrédito de Laporta solo ha ido en aumento desde entonces, con el Barça enfrentado a LaLiga, FIFA y UEFA como impulsor de una Superliga que no termina de cuajar o la imprecisa previsión de la conclusión de unas obras del Spotify Camp Nou que marchan con retraso, cercenando así los ingresos del club con cada día que transcurre sin estar operativo. Promesas incumplidas. Una tras otra. El reparto de ilusión es gratuito. Pero la factura se suele cobrar.

El pasado verano Laporta alimentó las posibilidades de acometer un fichaje de relumbrón que finalmente no se ejecutó. “En estos momentos nos podemos permitir hacer un fichaje como el de Nico Williams. Creo que podemos hacer frente a un fichaje como el del jugador del Athletic. Es una de las posibilidades que estamos trabajando con Flick”, afirmó para más adelante, una vez frustrada la operación, dar carpetazo al asunto de forma contradictoria, asegurando que él no habla de jugadores que no están en su club. Ahí estaba la hemeroteca.

Laporta dirigió entonces su foco a otra de las sensaciones de la pasada Eurocopa, un Dani Olmo atractivo además por su pasado en el club. Pero este acto de infundir esperanza que fue su fichaje se ha transformado en una losa de gigantes dimensiones para el presidente. El Barça logró en su día inscribir a su única incorporación de verano gracias a la baja por lesión de Andreas Christensen. Desde entonces Laporta ha dicho estar trabajando en una solución antes del cierre del año, en la búsqueda de fondos económicos que permitieran a Olmo gozar de ficha durante la segunda mitad de la temporada. Sin embargo, una vez agotado el plazo, Olmo está sin licencia, al igual que Pau Víctor, condenados por la falta de solvencia financiera del club. Se trata de un hecho insólito, de la gota que ha colmado el vaso, que ha llevado a Laporta al momento de mayor crisis reputacional. Es la consecuencia del anuncio de ingresos que no terminan de llegar o que no ofrecen garantías.

Y es que la última maniobra del club para cumplir con el reglamento económico y poder inscribir a ambos jugadores fue la venta de la explotación de los palcos VIP del futuro estadio, operación cifrada en 100 millones que LaLiga no ha considerado fiable. El organismo de Javier Tebas exigió garantías de liquidez de los inversores antes del 31 de diciembre para así poder inscribir a Olmo y Pau Víctor. Una vez presentada la documentación, LaLiga no dio el visto bueno.

El Barça, además, cuenta con el antecedente de una previsión de ingresos incumplida por la venta de Barça Studios por alrededor de 400 millones, cifra que el club no ha terminado de cobrar y que le mantiene sometido a la regla 1-4 en vez de 1-1; es decir, de cada cuatro euros que el club ingresa, solo uno puede ir destinado a inversión mientras el resto va dirigido a sanear las cuentas.

En el caso de Olmo, quedar sin licencia federativa podría significar, si así lo quisiera el jugador, la salida del club con la carta de libertad tras el cobro del sueldo correspondiente al contrato firmado con vigencia hasta 2030.

Pero el Barça trata de agotar todas las vías. Tras el rechazo de LaLiga, el Barça acudió a la Federación Española de Fútbol, que respondió en consonancia a LaLiga. Ahora Laporta trabaja para resolver el problema fuera de plazo. Ha acudido al Consejo Superior de Deportes y no descarta incluso ir a los tribunales de la justicia ordinaria. Por de pronto, tanto Olmo como Pau Víctor vieron desde la grada el primer partido del año, el de Copa frente al Barbastro. Pero el Barça ha decidido tensar la cuerda de cara a la Supercopa, en cuyas semifinales el equipo de Flick se medirá al Athletic este miércoles, y ambos jugadores viajarán a Arabia, según el diario Sport. Desde el club se confía en que la situación se resolverá a su favor en los próximos días y que ambos futbolistas podrán estar disponibles al menos el domingo, en una hipotética final. En cualquier caso, en el vestuario existe un clima de malestar por la situación, tal y como publican diferentes medios del entorno azulgrana.

En paralelo, la oposición va cobrando fuerza. Ayer, diez plataformas vinculadas al Barça exigieron en un comunicado conjunto la dimisión del presidente por la que consideran una nefasta gestión con la amenaza de promover una moción de censura. Laporta está contra las cuerdas. Las próximas horas serán claves.