Álex Mumbrú anunciará este lunes públicamente su decisión de no continuar en el banquillo de los 'hombres de negro', poniendo fin de esa manera a una larguísima historia de la mano de la franquicia de Miribilla que se remonta a 2009, cuando aterrizó como jugador. Mumbrú comparecerá en rueda de prensa a las 12.00 horas del mediodía en el Bilbao Arena junto a Isabel Iturbe, presidenta del Surne Bilbao Basket, y Rafa Pueyo, director deportivo del club vizcaino.

El entrenador catalán termina contrato este mes de junio y ha decidido que es el momento idóneo, a sus 42 años (cumplirá 43 el próximo domingo), de buscar nuevos retos en banquillos de conjuntos con mayores aspiraciones deportivas y posibilidades económicas que las del Surne Bilbao Basket. De momento, entra en las quinielas para entrenar al Valencia Basket y al Gran Canaria.

Mumbrú puso fin en 2018 a nueve temporadas como jugador de los 'hombres de negro', un periplo en el que vivió las épocas de gran bonanza (finales de la ACB y la Eurocup, participación en la Euroliga€) y también de depresión (impagos, una huelga, serios problemas de viabilidad del club€) de la entidad bilbaina. De hecho, su despedida de las canchas se produjo con un amargo descenso a la LEB Oro.

De inmediato, ocupó el banquillo local del Bilbao Arena y sus cuatro cursos en el cargo merecen como nota una matrícula de honor. Ascenso a la Liga Endesa a las primeras de cambio, clasificación para la Copa y la fase final de Valencia en su primer ejercicio en la máxima categoría, interrumpido por el covid-19, salvación en la última jornada liguera hace dos campañas y un magnífico rendimiento deportivo en la pasada temporada, en la que solo la derrota final, en casa y tras una prórroga, ante el Coosur Betis impidió la clasificación para el 'play-off'.

Mumbrú ha sido en gran parte de estos últimos trece años, primero vestido de corto y luego con la pizarra en sus manos, el mascarón de proa del proyecto deportivo del Surne Bilbao Basket, por lo que su salida del club se dejará notar. El conjunto vizcaino se ve ahora en la tesitura de analizar muy bien sus pasos para buscarle un recambio en el banquillo, algo que siempre es muy sensible para los equipos que están llamados, a priori, a moverse en la zona media-baja de la tabla.

Y para el técnico catalán aparece ahora en el horizonte el desafío de poner a prueba su capacidad como entrenador en entornos de mayor exigencia deportiva y sin la red de seguridad que ha tenido en Bilbao más allá del signo de los resultados. Con los 'hombres de negro' no solo ha obtenido magníficos resultados y ha sabido sacar enorme jugo a sus plantillas, sino que además ha demostrado ser un entrenador que sabe ganarse la confianza de sus jugadores tanto en las buenas como en las malas. Un notable gestor de grupos. Y eso en el baloncesto de hoy en día vale muchísimo.