UE hace diez temporadas cuando dos jóvenes jugadores se incorporaron al equipo cadete del Barcelona. Ludde Hakanson, sueco de Estocolmo, y Stefan Peno, serbio de Belgrado, no podían imaginar entonces que el baloncesto les iba a llevar una década después a coincidir de nuevo en Bilbao como profesionales y con una madurez que les permite repasar los buenos y malos momentos de sus respectivas trayectorias. “Creo que incluso llegamos el mismo día a Barcelona”, recuerda Hakanson. Ambos fueron a La Masía, el centro donde el club azulgrana aloja a todos los jóvenes de sus secciones. “Para mí era llegar a otro mundo. En Suecia, hace diez años apenas había baloncesto y llegas a un club profesional para entrenar mañana y tarde y vivir en La Masía”, añade. “Sí, para mí también fue un shock. En Serbia, todo era diferente y, además, conocer jugadores de todas las partes de Europa lo hacía más atractivo”, comenta Peno, que en 2013 fue MVP del Europeo U16.

Los dos fueron quemando etapas en las categorías de formación, generaron expectativas en la LEB Plata y la LEB Oro y acabaron debutando en el primer equipo, incluso llegaron a tocar la Euroliga. Primero le tocó a Hakanson, un año mayor que Peno, al que en la temporada le dio la alternativa Xavi Pascual. “Sinceramente, con 18 años, no creo que estuviera preparado para jugar en el Barça. Ellos querían ganar la Euroliga. Para mí era una manera de aprender muy rápido, pero cuando estás ahí te sientes capaz de jugar, aunque no era posible”. En aquella campaña los bases del primer equipo eran Marcelinho Huertas y Tomas Satoransky, una competencia brutal. Pero, curiosamente, Peno pudo debutar en la ACB, apenas unos segundos, en un partido ante el Zaragoza en el que también jugó Hakanson: “Yo ya entrenaba con ellos de vez en cuando, si los veteranos no podían, y un día que faltaba mucha gente me llamaron y tuvo la suerte de salir a la cancha”.

Un par de temporadas después, el serbio vivió con Georgios Bartzokas esa situación de estar a caballo entre el primer y el segundo equipo “y sentí lo mismo que él. Ves que no estás preparado para ser una pieza muy importante, pero tratas de aprender y cuando estás día a día con ellos, te haces ilusiones”. Esto que se llama estar en dinámica del primer equipo también tiene su parte mala, en la que ambos coinciden: “Eres el chico que entrena con los mayores, pero lo que necesitas es jugar y cuando tienes que jugar en LEB Oro o plata tienes la presión de tener que demostrar por qué te han elegido a ti. Y se hace difícil estar centrado si no has entrenado con tus compañeros, por más tiempo que pasaras con ellos”.

Al Barça se le ha criticado desde hace años, quizás en comparación con el Real Madrid, por las pocas oportunidades que han tenido los jugadores de su cantera en el primer equipo. Hakanson hace al respecto una reflexión muy atinada: “Está claro que sin el Barça no estaríamos aquí, le debemos todo porque nos trataron muy bien. Pero también es verdad que no todos pueden ser Luka Doncic, tener 17 años y jugar en la Euroliga. Cada jugador lleva su camino y ahora estamos los dos en la ACB, aunque unos años después”. Peno apunta que esas críticas pueden ser extensibles a los demás ya que “no veo que haya clubes en la Euroliga que den muchas oportunidades a la cantera. Todos fichan profesionales para llegar a play-off o la Final Four. Depende del entrenador y ahora en el Barça empiezan a salir algunos jóvenes”.

El sueco salió del Barça en 2015, nada de pensar en expectativas no cumplidas, ya que “tenía claro que quería jugar más minutos” para ser cedido en el VEF Riga, “pero no me gustó esa sensación de estar cedido. Creo que es más negativo que positivo y es mejor tener claro a qué club perteneces”. El serbio dejó el club azulgrana dos años después y también como cedido al Alba Berlín. “Fue un verano en que cortaron a muchos jugadores de la cantera y quizás por eso a mí me cedieron. Pero desde el principio me centré en el Alba porque la posibilidad de volver al Barça nunca estuvo clara. Fue mejor así porque si no, mentalmente te puede hacer daño”, explica.

Sus caminos se separaron, pero nunca dejaron de estar en contacto estos años: “Hablábamos a menudo, casi siempre para rajar, jajaja. En serio, muchas veces ni siquiera hablábamos de baloncesto”. Hakanson empezó un periplo por distintos equipos en la ACB en los que encontró compañeros con los que “después de mayo no volvías a hablar ni a verles”. Con Peno la relación siempre fue otra y “cuando me llegó la oferta del Bilbao Basket, enseguida llamé a Ludde para preguntar para cuánto tiempo tenía Rafa con su lesión”, bromea el de Belgrado, que en su etapa en Berlín sufrió una grave lesión de rodilla que frenó su progresión. “En realidad, no lo pensé mucho. Estaba en Lituania y volver a la ACB era lo que quería”, asegura.

Diez años da para acumular mucha experiencia, “y ya no nos sentimos tan jóvenes”. El Bilbao Basket es el quinto equipo de Ludde Hakanson en la Liga Endesa y eso le ha permitido conocer muchos entrenadores, muchas maneras de hacer y de llevar el día a día. Quizás está el mejor momento de su carrera, algo para lo que el sueco tiene una explicación: “Creo que es la primera vez en mi carrera que tengo el mismo entrenador dos años seguidos y estoy muy a gusto. Fuera del Barça, este es el mejor club en el que ha estado. Es el más familiar y el más profesional. Tratan muy bien a la gente”. El sueco, y otros compañeros, se están sacando la espina de la temporada pasada en la que “si algo hicimos bien, fue mantener la confianza pese a todo, más que otros en la misma situación esta temporada. Ahora estamos disfrutando del baloncesto, trabajando muy bien y se nota en la cancha”.

Stefan Peno se subió a un tren en marcha que pronto cogió velocidad de crucero. Sin embargo, no le costó integrarse. Haber estado con Aíto García Reneses en Berlín le ha ayudado porque “Álex tiene muchas cosas de esa escuela, muchos detalles que ya conozco. Se parecen bastante”. Vino por dos meses, pero se quedará hasta final de temporada. “No podía pensar en que si jugaba mal no iba a seguir. Pero ahora me siento bien y quiero ayudar en todo lo que pueda”, comenta el base serbio, que ha descubierto que “cuando Miribilla está a tope, es una gozada. Además, tenemos jugadores que levantan a la grada. Incluso Ludde, el único sueco con sangre, jajaja”. Los dos acaban contrato, aseguran que están muy bien en Bilbao, pero no se plantean el futuro. El presente ha juntado sus caminos diez años después de La Masía.

“Ahora disfrutamos con el baloncesto, trabajamos muy bien y se nota en la cancha”

Jugador del Surne Bilbao Basket

“No podía pensar que si jugaba mal no iba a seguir. Ahora quiero ayudar en lo que pueda”

Jugador del Surne Bilbao Basket