- Ha sido un ciclo olímpico extraño para Iñigo Peña (Zumaia, 1990). Y no solo por el covid-19. Tras su quinto puesto en los Juegos de Río, el palista de Basque Team decidió cambiar de modalidad: pasó del K4 1.000 metros, que dejó de ser olímpico, al K2 1.000 junto a Paco Cubelos. Ambos se acoplaron al instante y, con dos subcampeonatos mundiales y un récord mundial, forman parte de la terna de favoritos al podio de Tokio de una competición que comenzará la madrugada del miércoles.

¿Qué objetivos llevan a Tokio?

—El objetivo es mejorar el quinto puesto de Río. Fue un sueño disputar una final olímpica; pero ahora en Tokio el objetivo es mejorarlo y no me conformo con el cuarto puesto; así que voy a por una medalla.

¿Las dos platas mundiales de 2018 y 2019 les invitan a soñar?.

—Claro que esas dos medallas invitan a soñar en Tokio. Estamos en las quinielas claramente, ahora bien, hay que llegar el día D y la hora H y volver a hacer nuestra mejor marca en los mil metros porque si estamos bien somos capaces de ganar y de estar arriba.

Personalmente son sus segundos Juegos, ¿cómo los afronta?

—Sobre todo con más experiencia y serenidad. A los primeros no sabemos realmente a dónde vas. Has competido en Mundiales, Europeos, Copas... pero los Juegos Olímpicos son diferentes y no sabes cómo vas a responder a tener el foco puesto en ti. Pero eso ya lo viví. Ahora voy a por la medalla, a estar centrado al 100%, a no dejar ningún detalle al azar y a hacer mi mejor regata.

Así que se ve mucho mejor preparado que en Río.

—Sí. Y el barco es más potente. En Río el barco era bueno, pero nuestro mejor puesto internacional fue un sexto. Es decir, el quinto puesto de los Juegos fue la guinda. Este barco es más potente. El primer año batimos el récord del mundo, hemos sido dos veces subcampeones mundiales... Así que se supone que el resultado en Tokio tiene que ser mejor. Ahora bien, nadie te regala nada y ha habido una pandemia de por medio, lo que genera más incertidumbre, pero vamos a por todas.

¿Cómo llevó el cambio de modalidad?

—Tampoco fue tan extraño, a nosotros lo que más nos afecta es la distancia a competir y yo soy especialista en los mil metros. El cambio iba a ser menos drástico si me iba al K2 1.000 que si me quedaba en el K4 500 porque preparar una prueba de 1:20 acostumbrado a las de 3 minutos implicaba cambiar de entrenamiento, ganar más masa muscular...

¿Les sorprendió tener buenos resultados tan pronto?

—Sí, a nosotros mismos nos sorprendió el rendimiento porque llegar a la primera prueba posolímpica y conseguir el oro y batir el récord... es sorprendente. Pero estamos encantados y eso nos hizo verlo claro. Nos hemos acoplado bien, nos llevamos bien y entrenamos bien... vamos a por todas a Tokio.

Están en todas las quinielas. ¿Sienten la presión?

—La presión nos la ponemos nosotros mismos porque sabemos que estamos ante una gran oportunidad. Sabemos que el barco puede valer una medalla por el rendimiento que ha demostrado. Pero nadie tiene más ganas que nosotros de conseguirla, así que la presión nos la ponemos nosotros.

A pesar del buen ciclo olímpico, la última prueba antes de los Juegos no les fue bien, se quedaron fuera de la final de la Copa de Hungría.

—Así es, las cosas no salieron del todo bien y la última prueba previa a Tokio no tuvo el mejor de los resultados. Pero tampoco llegábamos a ella en nuestro mejor momento, no era el objetivo primordial. Estábamos en la zona valle de nuestro rendimiento, lejos del pico con el que llegamos a los Juegos.

Así que está olvidado.

—Sí, se hizo una buena lectura de lo que pasó y llegamos a Tokio en muy buena forma. Sabiendo que seguimos siendo los mismos, los actuales subcampeones del mundo, los que batieron el récord. Estamos muy contentos con nuestro rendimiento y vamos a por la medalla.