El serbio Radomir Antic, un técnico íntimamente ligado al Atlético de Madrid en lo bueno y en lo malo, falleció ayer a la edad de 71 años superado por un cáncer. La noticia ha convulsionado al mundo del fútbol y se produce en medio de una pandemia que también se está llevado por delante a destacados personajes vinculados con este deporte.

“La familia atlética está de luto por el fallecimiento de uno de nuestros entrenadores legendarios: Radomir Antic. Siempre estarás en nuestros corazones. Descanse En Paz”, comunicó el club colchonero al dar la noticia a través de su página web. El Real Madrid por su parte mostró su “gran consternación” y el club azulgrana destacó que “el barcelonismo está de luto por la pérdida de un hombre muy querido en el mundo del fútbol”.

Porque Antic ha podido presumir de ser el único entrenador que dirigió a los tres clubes más grandes de la liga española, aunque en su dilatada trayectoria profesional también fue técnico del Zaragoza, el equipo donde jugó; Oviedo y Celta, además de ejercer como seleccionador de Serbia en el Mundial de 2010 y terminar su carrera en el fútbol chino, al frente del Shandong Luneng y el Hebei Zhongji, en el año 2015.

Si en el Real Madrid y Barça el preparador serbio ejerció un papel más bien de apagafuegos, en el Atlético de Madrid halló la gloria con aquel doblete que protagonizó en la temporada 1995-96 y que hizo exclamar a Jesús Gregorio Gil y Gil, el inefable y controvertido presidente colchonero: “Ya me puedo morir tranquilo”.

Porque Gil, devorador de entrenadores, apostó para reflotar a su maltrecho Atlético por un técnico que venía del Oviedo, su siguiente destino tras la ingrata experiencia en el Real Madrid. Ramón Mendoza fichó a Radomir Antic como recambio de Alfredo di Stéfano, que había puesto su cargo a disposición del club después de una deficiente campaña, y le destituyó apenas seis meses después, cuando el equipo blanco lideraba la Liga 1991-1992 y acababa de adquirir el honorífico título de campeón de invierno. Mendoza pretextó para justificar semejante desatino eso de que el Madrid “ganaba, pero no divertía”, puso al holandés Leo Benhakker en el banquillo y el equipo blanco terminó perdiendo la competición de aquella manera, en la última jornada frente al Tenerife de Jorge Valdano, entregando de paso el título en bandeja a su gran rival, el Dream Team de Johan Cruyff, que aquella campaña alcanzó el apoteosis conquistando además su primera Copa de Europa en Wembley.

Con dos fichajes sin relumbrón, como eran el portero Molina y el central Santi, que se habían marchado del descendido Albacete, un tal Milinko Pantic, yugoslavo de casi 30 años, totalmente desconocido procedente de la liga griega, y Lubo Penev, también cercano a la treintena y acababa contrato con el Valencia, Antic armó un equipo sólido, contundente y ganador rehabilitando además al bloque que venía soslayar en la última jornada la promoción de descenso por dos años consecutivos: Kiko, Caminero, Simeone, Vizcaíno, Geli, Solozábal o Toni.

El Atlético de Antic arrancó con nueve victorias y tres empates en las primeras 12 jornadas y tomó carrerilla hasta el final practicando un fútbol vistoso, rápido, de toque, y con ese desconocido, Pantic, que chutando a balón parado con su pierna derecha las metía casi todas. El mismo que dos meses antes, el 10 de abril de 1996, lograra en la prórroga el gol que daba la Copa al Atlético en la final frente al Barça disputada en La Romareda de Zaragoza.

El 3 de marzo de 2000 Antic volvió para afrontar una tercera etapa en el Atlético de Madrid sustituyendo al cesado Claudio Ranieri , pero con el equipo en las últimas posiciones de la tabla y el club en plena convulsión por culpa de los problemas con la Justicia de Jesús Gil. Finalmente, el 7 de mayo de 2000, un equipo cuajado de estrellas consumó el segundo descenso de su historia a la Segunda División al empatar en el Tartiere ante el Oviedo. Como guinda al despropósito, pocos días después el Atlético perdía la final de Copa ante el Espanyol tras un tremendo error del portero Toni.

El 31 de enero de 2003 Joan Gaspart lo fichó para el Barça como recurso de urgencia. Relevó al holandés Louis van Gaal cuando el equipo se encontraba en la duodécima posición de la Liga y lo llevó hasta la sexta posición final de Liga 2002-03. Luego la carrera de Antic, que fue compatibilizando con la faceta de comentarista en la cadena SER; se fue diluyendo sin pena ni gloria, y para siempre fijado en la memoria del hincha colchonero.