Síguenos en redes sociales:

Un triunfo cocinado a fuego lento

El Bilbao Basket, brillante en el triple, sigue invicto en Miribilla tras fulminar en los cinco minutos finales la resistencia del Fuenlabrada

Un triunfo cocinado a fuego lentoFotos: O. Gonzalez

Bilbao - Sin la brillantez de los dos anteriores encuentros pero gestionando la contienda con la pulcritud necesaria para asestar el golpe de gracia en el momento justo, el Bilbao Basket fue capaz ayer de mantener la condición de Miribilla como territorio vedado para sus rivales. Tres comparecencias ante la marea negra, tres victorias al zurrón. Magnífico punto de partida para cualquier equipo, premisa imperativa para los grupos humanos que tienen en la supervivencia deportiva su principal meta. Merced a un rendimiento que fue claramente de menos a más, los hombres de negro cocinaron el partido a fuego lento para acabar fulminando la resistencia de un Fuenlabrada al que no le quedó más remedio que sacar bandera blanca. Los de Álex Mumbrú arrancaron a medio gas y, aunque no tardaron en recuperar el terreno concedido a los de Jota Cuspinera, les costó horrores sacar de rueda a su rival a pesar de gozar de varias oportunidades para el demarraje definitivo. De hecho, a cinco minutos del final el luminoso reflejaba un inquietante 70-66, pero los anfitriones sacaron lo mejor de sí mismos en los compases más calientes y acabaron llevándose el gato al agua.

La resaca de la derrota en Zaragoza le duró al Bilbao Basket hasta el primer cuarto de ayer. En esos primeros instantes, el equipo vizcaino se pareció más, sobre todo en defensa, al conjunto timorato de ocho días atrás en el Príncipe Felipe que al rumboso conjunto de anteriores compromisos pero la caraja, con 17 puntos encajados en los siete minutos iniciales, duró poco. En el momento en el que engrasaron los engranajes defensivos, los hombres de negro se hicieron con el control del luminoso. Sus excelentes porcentajes en el triple (acabaron con un magnífico 16 de 32) les permitieron dominar los acontecimientos, pero faltó regularidad y consistencia para poner pies en polvorosa ante un mermado Fuenlabrada del que tiraron Alex Urtasun y Christian Eyenga. Pero, finalmente, los de Mumbrú acabaron imponiendo su mayor y mejor gestión de recursos, esa capacidad de que cualquier jugador pueda asumir galones sin titubeos. Si en el segundo cuarto lo hizo Jaylon Brown con 11 puntos, en el tramo final del tercero fue Sergio Rodríguez, otro debutante en la ACB, con dos triples seguidos cuando el rival más apretaba; si en el arranque del acto final Jonathan Rousselle engatillaba dos triples seguidos, con el 70-66 a cinco minutos del final fue Iván Cruz el que dio la cara con cuatro puntos y cuatro rebotes en un abrir y cerrar de ojos para dar el impulso definitivo a los suyos. Y entonces ya no hubo clemencia porque Axel Bouteille se unió la fiesta para poner la guinda con un pletórico tramo final de duelo.

En el amanecer de la contienda el Fuenlabrada imprimió su ADN a los acontecimientos en cancha: ritmo y constante carga del rebote ofensivo. Al Bilbao Basket le costó activar sus cinco sentidos, por lo que fueron los de Cuspinera los que gozaron de las primeras ventajas. Las alarmas se activaron con el 9-17 a 3:30 de la conclusión del primer cuarto. Los anfitriones estaban absolutamente incómodos. Demasiadas pérdidas de balón, contraataques regalados, concesiones en la retaguardia que permitían a los madrileños tirar cómodos de fuera y llegar sin mucha oposición debajo del aro... Mal asunto. Mumbrú llamó a filas a los suyos y al cerrarse los primeros diez minutos la vía de agua pudo taponarse (18-20). Con la segunda unidad en pista, la intensidad defensiva subió muchos enteros y fue el Fuenlabrada el que comenzó a atascarse. Además, Brown volvió a activar su versión más vertical y las constantes vitales de la contienda se giraron. El escolta fue un dolor de muelas para la retaguardia rival, lo que unido a un triple de Arnoldas Kulboka colocó un interesante 31-24 a 5:45 del descanso. El Bilbao Basket tuvo un par de ataques para aumentar la renta, pero no pudo hacerlo. Rousselle cometió su tercera personal (Brown echó una mano a Thomas Schreiner para suplirle) y el Fuenlabrada encontró un pilar magnífico en Urtasun (12 puntos en el segundo cuarto) para no perder pie del todo (36-34), pero la efervescencia de Brown y un triple sobre la bocina de Bouteille permitieron a los hombres de negro alcanzar el ecuador con su máxima ventaja hasta el momento: 44-36.

En la reanudación, a los locales les costó encontrar la armonía en ataque, pero cuando la encontraron con un triple de Rafa Martínez y un mate de Ondrej Balvin se dispararon hasta el 49-38. Pero no fueron capaces de dar carpetazo al asunto. El Fuenlabrada, con Urtasun y Eyenga en estado de gracia, se revolvió con un 0-9 que volvió a equilibrar la balanza. Cada intento de demarraje bilbaino era respondido por los madrileños, aunque un par de triples seguidos de un notable Sergio Rodríguez permitieron a los de Mumbrú encarar el último cuarto con un interesante 64-58 a su favor. Bobrov tiró de los de Cuspinera con su acierto debajo del aro, Rousselle mantuvo a los suyos al mando con dos triples seguidos (70-62) aunque no había manera de que el duelo se rompiera. Pero con el 70-66 a cinco minutos del final Cruz y Schreiner dieron aire a los suyos (77-68), Bouteille enlazó ocho puntos seguidos y el 85-75 a 1:18 del final desterró de Miribilla cualquier atisbo de final taquicárdico. Cuarta victoria del curso, tercera en un Bilbao Arena que no conoce la derrota, y nuevo paso en la larga caminata hacia la permanencia.