CUANDO llegó a cero el reloj del encuentro que enfrentaba en las Series Mundiales de Vancouver (Canadá) a España y Nueva Zelanda, los All Blacks ganaban de tres. El descuento se abrió paso justo cuando la selección estatal de rugby 7 tenía la posesión y Joan Losada consiguió irse por la banda izquierda en una carrera contra el tiempo. Dejó atrás a un rival y le cedió la gloria a Pol Pla, que anotó un ensayo para el recuerdo. Con potencia, con furia y con ganas. Muchas ganas. En ese instante, el combinado español de rugby escribió una brillante página en su currículo al ganar (26-24) por primera vez en la historia a Nueva Zelanda, una de las grandes potencias del deporte del oval. Y también justo en ese instante, en el banquillo y fuera de los focos, Pablo Feijoo (Donostia, 1982), en chandal y con gorra, dio un salto de alegría que tardará en olvidar. El guipuzcoano fue un jugador respetado, pero como seleccionador se ha asentado en los altares. De su mano, el rugby 7 estatal ha evolucionado para hacerse competitivo y lo que ocurrió contra el combinado oceánico tan solo fue la confirmación del cambio. “Ha sido una recompensa al trabajo, hay un grupo de equipos que están un peldaño por encima de nosotros, pero si hacemos las cosas bien, sabemos que podemos ganarles esporádicamente”, explica el propio Feijoo.

El técnico admite que el equipo ha dado “un buen salto hacia delante”, pero avisa de que “todavía queda mucho por hacer y trabajar”. “Siempre tenemos que intentar llegar al siguiente nivel. Primero hay que asentarse en el escalón en el que estamos y, después, seguir creciendo para llegar donde los mejores. Porque si hacemos las cosas bien, podemos competir con los más grandes. La victoria ante Nueva Zelanda nos da confianza para seguir con el trabajo que estamos realizando”, resalta. Y es que el triunfo ante los All Blacks les puso en el escaparate del rugby mundial, pero Feijoo recuerda que, a pesar de ello, “no podemos perder la perspectiva porque ni somos buenísimos ahora, ni éramos malísimos antes. Tenemos que tener los pies en el suelo, saber dónde estamos y a dónde queremos ir”. Y Feijoo ya ha dejado claro que su objetivo es continuar dando pasos hacia el siguiente escalón del 7, aunque para ascender a él “todavía queda muchísimo por hacer porque el rugby siete español no tiene unas bases cimentadas para ser un equipo con garantías”.

De hecho, en las Series Mundiales de Vancouver, a la victoria ante Nueva Zelanda, se le unieron las derrotas frente a Australia (17-14) y una Francia (10-26) que llegó hasta la final y la perdió ante Sudáfrica. “Ha sido un torneo difícil porque teníamos uno de los grupos más complicados. Se nos puso cuesta arriba contra Australia, que podíamos haber ganado, y luego hicimos la machada ante Nueva Zelanda. Hemos acabado décimo terceros tras unos encuentros que nos exigieron muchísimo y estoy muy orgulloso de mi equipo porque no tiró la toalla en ningún momento”, explica Feijoo. Tras este resultado, España se encuentra en la undécima posición de la clasificación general de las World Series, mientras que los All Blacks son segundos.

Futuro cercano Con el eco del histórico triunfo todavía en el ambiente, la selección estatal de rugby 7 ya está pensando en su próximo desafío: la siguiente parada de las Series Mundiales que tendrá lugar del 5 a 7 de abril en Hong Kong. El equipo dirigido por Feijoo ha quedado encuadrado en el grupo D junto a Estados Unidos, Inglaterra y Gales, pero su objetivo seguirá siendo el mismo: trabajar mirando al siguiente escalón.