El Bilbao Basket se da su primer homenaje
El Conjunto de Álex Mumbrú firma su mejor partido del curso desde la línea de 6,75 y fulmina al Cáceres con un parcial de 18-2 justo antes del descanso
Bilbao - La marea negra pudo ayer, por fin, disfrutar de un encuentro tranquilo en el Bilbao Arena. Regresó el acierto triplista al recinto de Miribilla (14 aciertos de 35 intentos, 40%), por una vez no hubo voltereta en el luminoso cuando el conjunto anfitrión alcanzó una distancia de seguridad de dobles dígitos y el Bilbao Basket pudo de una vez por todas, en su decimoprimer compromiso de la temporada, darse un homenaje ante un endeble Cáceres al que fulminó con un abrumador parcial de 18-2 en los últimos tres minutos y medio del segundo cuarto. No fue, ni mucho menos, un partido redondo de los de Álex Mumbrú, pero esta vez al menos su sostenibilidad fue mayor que en anteriores compromisos, con el mérito añadido de hacerlo sin la participación de Thomas Schreiner y Kevin Larsen, reclutados por sus respectivas selecciones, y con el recuerdo de la reciente derrota ante el Araberri en el último segundo todavía fresco en la memoria.
Al Bilbao Basket le costó más de quince minutos descifrar el partido y después de poner pies en polvorosa en el marcador, en los seis primeros minutos del tercer acto, ofreció una extraña sensación de nerviosismo, inconsistencia y estado de ansiedad impropia de un equipo de su rango y experiencia, pero supo agarrar con fuerza el timón en las mal dadas para que la tormenta no afectara a su singladura. Cuando jugaron a tope de concentración y con los cinco sentidos alerta, los hombres de negro pasaron por encima de un Cáceres que, huérfano Nikola Rakocevic, su mejor jugador, ni siquiera hizo cosquillas a una retaguardia bilbaina bien armada y estructurada a partir de la intimidación interior de un Ben Lammers que hizo la vida imposible a Víctor Serrano, MVP de la anterior jornada que se quedó en cuatro puntos, y a todo aquel que pasara por sus dominios y del trabajo de un Leonardo Demetrio que sigue siendo el rey del trabajo oscuro (rebotes ofensivos, defensa...) y está mostrando mucha facilidad para sumar puntos, 17 ayer. En ataque, todo fue más fácil con el mejor porcentaje de acierto triplista de la temporada, personificado en las cuatro dianas de Edu Martínez, fundamental en el parcial que rompió el partido, y los notables guarismos de Jaylon Brown y Rafa Huertas.
Con Javi Salgado y Lammers incrustados en el quinteto inicial por las ausencias de Schreiner y Larsen, el Bilbao Basket arrancó el encuentro con los cinco sentidos alerta y tras una breve fase de adaptación obligó a Ñete Bohigas a pedir su primer tiempo muerto con un 7-0 en el marcador. Pero ocurrió lo de siempre. Los de Mumbrú perdieron el sitio en la cancha cuando mejor figuraban en el luminoso y el Cáceres encontró todo tipo de facilidades para estampar un parcial de 2-12 en menos de dos minutos y medio que llevó cierto nerviosismo a la grada de Miribilla. A los anfitriones les costaba gobernar el partido. No desentonaban en demasía en labores de retaguardia, pero en ataque no generaban ventajas, lo que permitió a los visitantes vivir con una sola falta cometida en los diez primeros minutos y cerrar el primer acto con un ajustado 18-17. Siguió el partido por los mismos derroteros y al Bilbao Basket le seguía costando descifrarlo. El rival, con la lección perfectamente aprendida, colapsaba constantemente la pintura, permitiendo tiros lejanos pero minando las distancias corta y media, y en ataque sobrevivía con los puntos interiores de Kody y Chol, superiores en el plano físico a sus rivales. A los de Mumbrú les costaba desquiciar a los de Bohigas, cómodos con solo dos faltas en su casillero en quince minutos de juego, porque además cometían errores impropios de un equipo de su nivel, con una pérdida en primera línea de pase por aquí, un rebote ofensivo concedido en tiros libres por allá... Pero todo cambió con un robo de Brown y la posterior antideportiva señalada sobre el de Indiana cuando se dirigía solo hacia el aro. El 28-29 que señalaba el luminoso a 3:34 del descanso quedó absolutamente fulminado cuando el Bilbao Basket empezó a enchufar de tres puntos como no lo había hecho durante toda la temporada y envió a la lona al Cáceres con un parcial de 18-2 que hizo que el duelo llegara a su ecuador con un 46-31. El 8 de 17 en triples del Bilbao Basket en los dos primeros cuartos, con Edu Martínez muy preciso en esta faceta del juego (3 de 4), era música para los oídos.
Para redondear la faena, solo faltaba que los hombres de negro evitaran esas tremendas pájaras marca de la casa cuando acostumbra a verse en situación de romper los partidos. Y los primeros compases del tercer cuarto fueron una pesadilla para los sentidos. Los anfitriones, extrañamente desquiciados y nerviosos pese a su importante renta en el marcador, acumulando pérdidas impropias de su teórico nivel, solo anotaron dos puntos en seis minutos, pero la defensa limitó al rival a cuatro en esta fase del partido, por lo que la sangre no llegó al río. Y en el momento en el que recuperaron el orden y el acierto ofensivo de la mano de Iván Cruz y Demetrio, el partido ya no tuvo vuelta atrás. El 61-40 a diez minutos del final dejaba la contienda resuelta, pero el Bilbao Basket no quiso levantar el pie prácticamente hasta el final sabedor de que necesitaba un resultado contundente a su favor no solo para impulsar el factor anímico del grupo, sino también por la necesidad de un buen diferencial de puntos para poder jugar la Copa en caso de empates. A dos minutos del final, Jon Aldekoa y Unai Mendikote tuvieron su oportunidad, Dani Martín debutó como hombre de negro y la fiesta fue completa.