LO ha conseguido! ¡Lo ha hecho!”, gritó el comentarista del Nazaré Challenge, el campeonato de olas grandes más prestigioso del mundo, cuando Natxo González salió erguido sobre su tabla de un tubo de más de siete metros de altura. En las semifinales del torneo portugués, el plentziarra cogió el mejor ejemplar del día y se metió tan al fondo en la boca del lobo, que cuando la pared salada le arropó y empezó a romper a su espalda, nadie del público pudo saber que pasaba ahí dentro. El mar había envuelto al joven surfista y la espuma blanca salpicaba al estrellarse a gran velocidad sobre la base del agua. Ni siquiera los locutores del torneo, con unas vistas privilegiadas, intuyeron lo que estaba ocurriendo dentro de ese monstruo salado, porque al ver que la ola se cerraba hasta desaparecer dieron a Natxo por perdido. Pensaron que no iba a salir. Pero entonces uno chilló, sorprendido: “¡Lo ha conseguido! ¡Lo ha hecho!”. Y es que el plentziarra apareció al final del profundo tubo, sobre su tabla y con los brazos en alto, tras haber sometido a la naturaleza más indómita de Nazaré. El público se volvió loco y los jueces recompensaron esa impresionante actuación con un diez. Un diez rotundo e inapelable. El primero que se otorga en esta competición.
Así, Natxo hizo historia en Praia do Norte, donde se registran las olas más grandes del planeta, con una puntuación perfecta. “Esa ola fue una pasada, después me quedé llorando en la moto porque era la descarga a seis meses de entrenamiento duro y dieta estricta. Lloré porque era el mejor día de mi vida, no solo había cogido la mejor ola de mi vida sino que lo había hecho delante de mi familia y de mis amigos, que habían ido hasta allí para verme. Había hecho historia en mi carrera deportiva y todos habían estado allí conmigo”, explica Natxo. Esa ola se hizo viral, el diez del vizcaino dio la vuelta al mundo y será precisamente por esta actuación por lo que se recordará al Nazaré Challenge de 2018. De hecho, al victoria de Grant Baker pasó casi desapercibida y ni siquiera Natxo le dio importancia en ese momento al tercer puesto que consiguió en la final de la competición portuguesa. “Quedar tercero fue increíble, pero después de aquella ola, después del diez, me daba igual todo”, reconoce el plentziarra. Sin embargo, ahora, con la cabeza fría y sin la resaca de la puntuación perfecta, el joven surfista empieza a comprender las posibilidades que se le abren con este podio: “Me da un poco de vergüenza decirlo, pero ahora que estoy entre los tres primeros en la clasificación general, el objetivo es ganar el título mundial. Me veo capaz, está en mis manos y tengo muchas ganas de liarla gorda”, admite.
La timidez de Natxo al hablar sobre sus ambiciones deportivas es consecuencia de una prudente modestia. Al fin y al cabo, el plentziarra, a sus 23 años, es el más joven de un circuito al que acude tan solo por segunda vez y al que, en esta ocasión, se clasificó por aprovechar la invitación que el año pasado le ofrecieron precisamente para participar en el campeonato de Nazaré. En 2017, Natxo partía como suplente en la prueba lusa, pero la fortuna se amistó con él y varias ausencias le llevaron a la titularidad. Acabó tercero y los puntos le catapultaron hasta la décima plaza de la general, justo la última que daba el billete directo al tour de esta temporada. Ya en 2018, el destino quiso que el plentziarra repitiera posición en Nazaré, pero en comparación a la campaña pasada, los objetivos del surfista han cambiado: “Solo estar en el circuito es un objetivo muy grande, entonces espero y me veo capaz de poder mantenerme. Pero después de haber quedado tercero en Nazaré y tras la preparación de seis meses que he hecho específicamente para el tour de este año, voy a por todas”.
punta galea challenge Natxo dice que una de las cosas que más recordará de la prueba de Praia do Norte es el haber competido delante de los suyos. Tan bien arropado. Por eso, y precisamente por eso, su prueba fetiche es el Punta Galea Challenge. La competición que se celebra en el Abra getxotarra no forma parte del circuito mundial de olas grandes, pero el prestigio que le otorga ser la prueba más longeva de Europa atrae a los mejores surfistas de esta modalidad. “Es un campeonato que recuerdo con mucho amor porque toda mi gente está en el acantilado viéndome. Siempre es increíble competir en casa, es muy emotivo y los de aquí tenemos una buena ventaja porque conocemos bien la ola y es un sitio muy difícil sino la conoces”, anuncia el plentziarra. El Punta Galea tiene un periodo de espera que va hasta el próximo 31 de marzo, pero ya hubo una alerta amarilla el pasado 31 de octubre. Sin embargo, finalmente la organización decidió seguir esperando a las condiciones idóneas para su celebración: “Por el momento la Bella Durmiente sigue durmiendo así que espero que se despierte a tiempo porque tengo muchas ganas de que se haga el Punta Galea”, concluye Natxo.