Cada fin de semana, las alineaciones del Amorebieta figuran entre las de menor media de edad de Segunda B, con permiso de los filiales. De hecho, su plantilla cuenta con once integrantes que aún no superan la barrera de los 23 años. Entre ellos, el benjamín es el portero Jon Mikel Magunagoitia (Amorebieta, 6 de agosto de 2000), aún juvenil de tercer año. Debutó en la quinta jornada, en el triunfo azul contra la Gimnástica en Torrelavega, y ya no se ha vuelto a quitar el dorsal 1 del conjunto en el que creció hasta el verano de 2017. Entonces firmó por el Eibar, pero un año después ha regresado a casa cedido por la entidad armera. Mañana, a las 16.30 horas, tendrá una nueva oportunidad de ponerse los guantes en el derbi que disputarán en Urritxe contra el Arenas, ante el que desean regresar a la senda de las victorias tras haber sumado solo dos puntos en las últimas seis citas.

“Jugar en Segunda B supone un reto ilusionante y me sirve para seguir creciendo”, apunta Jonmi, que además este curso ha comenzado la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la UPV. La pasada campaña militó en la máxima categoría juvenil con el Eibar y se enfrentaba a “buenos jugadores, pero el salto se nota. Por ejemplo, los delanteros golpean mejor el balón y se hace más difícil blocarlo. Pero poco a poco voy notando menos la diferencia”. El arquero volvió al equipo de su pueblo a finales de agosto, ya que “el Eibar valoró que lo mejor para mí era no seguir en juveniles y que diera el salto a Tercera o Segunda B. El Amorebieta fue uno de los que se interesó y era la opción que más me gustaba”, explica.

De momento, los resultados no están siendo los deseados para unos azules que ocupan la antepenúltima plaza y acumulan seis jornadas sin ganar. “Creo que nos falta aprovechar más las ocasiones y encajar menos”, valora el portero de un Amorebieta que aún no ha dejado la puerta a cero en ningún duelo. “Ese dato no nos genera presión, lo que sí hay son ganas, porque no encajar supone puntuar”, subraya quien considera que “el juego del equipo cada vez lo veo mejor y esta semana puede llegar la victoria”. Buscarán el ansiado triunfo ante un Arenas que viene de poner fin a una buena racha al tropezar en Gobela frente a la Gimnástica en un choque en el que su delantero Etxaniz se fracturó el maléolo posterior, lo que le apartará del césped durante tres meses. “Debemos tener cuidado en no cometer errores y aprovechar las que tengamos”, apunta.

Junto a Jon Aurtenetxe, Mikel Zarrabeitia, Izaro Abella e Iñigo del Olmo integra el quinteto de zornotzarras de la primera plantilla. “Nunca había jugado ante tanta gente conocida en la grada. Es muy bonito, notas que te apoyan mucho”, agradece cuando se le cuestiona qué supone militar en el equipo del pueblo a quien el azar le cambió la vida cuando aún jugaba con sus compañeros de clase en Andra Mari Ikastola. “Empecé de delantero, pero nos quedamos sin portero, se hizo un sorteo y me tocó. Me puse un partido y me gustó, así que ya me quedé para siempre bajo palos”, rememora.

En aquella época, el actual entrenador de porteros del Amorebieta, Dani Aranzubia, aún defendía el arco del Athletic. “Yo era muy pequeño y le recuerdo más en el Deportivo”, matiza Jonmi, para quien poder recibir lecciones de alguien que en 2014 se proclamó campeón de liga con el Atlético supone “un lujo, hace poco le veía por la tele”. “Le hago muchas preguntas y me interesa mucho lo que cuenta”, confiesa el joven, que siempre ha tenido como referente a un Iker Casillas que precisamente alternó la portería con el que ahora es su preparador en el Mundial sub’20 de 1999 en el que se proclamaron campeones. Ahí ni siquiera había nacido el felino arquero zornotzarra, que sueña con “poder llegar a jugar al máximo nivel, pero prefiero ponerme metas a corto plazo”. La siguiente, la tiene clara: “Hacer un buen año y lograr la salvación”.