Bilbao - “La verdad es que no son momentos fáciles, mi mayor ilusión era pasar de ese Campo 4 hacia cima, pero la montaña es la que decide. Era imposible avanzar con esas condiciones. Al fin y al cabo, lo más importante es que todo el equipo vuelva sano y salvo para poder seguir soñando y disfrutando en la montaña”, desgranó ayer Alex Txikon. Era el momento de renunciar. De darse la vuelta ante un Everest (8.848 metros), El Techo del Mundo, que de nuevo le ha cerrado las puertas del cielo. La expedición capitaneada por el montañero vizcaino, en la que estaba también integrado el afamado alpinista pakistaní Ali Sadpara, tuvo que declinar un nuevo intento ante la certeza del fin del permiso, que acaba hoy mismo, y unos partes meteorológicos poco halagüeños. Y es que, para seguir con la expedición eran necesarios 20.000 euros más y, además, hasta mediados de marzo no estaban programadas brechas de buen tiempo en el Himalaya. Asimismo, Sadpara y el sherpa Temba tuvieron que ausentarse del Campo Base por no estar “en condiciones de continuar” y se encuentran en Katmandú.

El viento, sobre todo, ha sido la piedra que ha golpeado al grupo del lemoarra como una gota china, día a día, en dos meses de aventura, en los que llegaron a equipar hasta los 7.850 metros de altura. Rachas de entre 100 y 130 kilómetros por hora evitaron la última esperanza de Txikon y los suyos.

El vizcaino trazó un plan de ataque la pasada semana, después de muchos días recluidos en el Campo Base sin buenas noticias para acometer la ascensión. La culminación estaba programada para el domingo, donde los expertos meteorólogos consultados por el bloque esperaban un resquicio para la hazaña de hollar el Everest en invierno y sin oxígeno suplementario. No fue así. La mala meteorología atrapó a los montañeros en pleno tajo entre el Campo 3 (7.100 metros) y el Campo 4 (7.850 metros). Se contabilizaron ráfagas de 70 kilómetros por hora en el Collado Sur, lugar en el que debían haber colocado la cuarta estación de altura, y más de 100 en la cima. Esas cifras hicieron imposible continuar a la cordada por la peligrosidad. En esa ascensión parcial, Sadpara mostró síntomas de encontrarse indispuesto y vomitó; sin embargo, el descenso se realizó sin mayores contratiempos. “Hay veces que la vida te pone ante decisiones complicadas que debes tomar en una milésima de segundo y que lo agradeces toda tu vida y la de todos tus compañeros. Ha sido una elección complicada, pero la previsión meteorológica ha cambiado radicalmente con vientos de hasta 100 km/h que nos ponían en muy grave peligro. Ha supuesto un gran esfuerzo, pero por suerte ningún miembro del equipo ha sufrido congelaciones y estamos todos juntos en el Campo Base”, expuso el lemoarra.

“Hace dos años conseguimos la primera invernal al Nanga Parbat. El destino ha querido que Ali Sadpara y yo estemos juntos. Esta vez, el invierno no nos ha brindado la oportunidad, pero seguro que un futuro ilusionante nos vuelve a unir en una nueva aventura”, valoró el escalador de Arratia, quien agregó que “el resto del equipo nos encontramos muy fuertes y querría valorar también el gran trabajo de Cheppal, Nuri, Pasang, Wallung y Geljen durante toda la expedición, increíble”.

Después de barajar durante un par de días qué hacer y encajar la derrota de la época más dura del año, Txikon tuvo que tomar ayer mismo la decisión de no continuar con el sueño del despiadado Everest y aparcar la idea de conquistar el invierno.