LA capital vizcaina será el epicentro del pádel mundial desde mañana hasta el próximo día 26 gracias al Keler Bilbao Open del World Padel Tour. Los mejores jugadores del mundo se darán cita en el frontón Bizkaia dispuestos a hacerse con un torneo de suma importancia debido a su cercanía con el Masters Final. Entre tanta constelación de estrellas, un enamorado de la villa será el encargado de representarla. Marcello Jardim (Santa María, Brasil, 1973) lleva años afincado en Bilbao y es uno de los nombres destacados del torneo. El brasileño, uno de los veteranos del circuito, aprovecha lo aprendido durante los años para utilizarlo en la pista y también para usarlo en su segunda profesión, la de instructor de pádel.

Jardim no parte como uno de los favoritos a hacerse con el título, no en vano lleva tiempo sin poder alzar los brazos en el último partido del torneo. Sin embargo, peleará por cada bola con el deseo de triunfar en la que considera su casa. “Siempre hay esperanza de ganar. Aunque las dos primeras parejas del mundo están muy en forma. Se sabe que es muy difícil competir contra ellos, pero estaremos allí y esperemos que no tengan un día bueno”, reconoce. Uno de los puntos fuertes del brasileño será el escenario del torneo. Bilbao es su hogar y espera que la gente esté con él: “Sé que voy a estar arropado por mucha gente, muchos alumnos y amigos que van a venir a ver mis partidos, eso significa mucho para mí. Además, hace mucho que no jugamos en Bilbao y para mí va a ser algo especial”.

El brasileño formará pareja con el argentino Federico Quiles. Su único objetivo será ganar, sin buscar el brillo personal con jugadas antológicas y haciendo el trabajo sucio para poder sumar el máximo como pareja. “Me adapto bien a los compañeros que tengo e intento hacer un juego que sea bueno para la pareja. Los jóvenes buscan más el lucimiento y uno con el tiempo entiende que lo que interesa es ganar. Mi época de lucimiento ya pasó”, comenta. Siempre adaptándose. A cada pareja y a los tiempo. Jugador camaleónico. “Soy un jugador que me he ido adaptando a la manera de jugar de cada época. Antes tenía un juego más agresivo, más físico. Ahora realizo un juego más conservador, regular e intentando fallar las menos bolas posibles. Me he intentado adaptar para poder mantener en la élite del pádel más tiempo y me ha salido bien”, añade. El jugador afincado en Bilbao es el segundo jugador más veterano del World Padel Tour, pero siempre es un rival duro de derrotar, que no se puede descartaren ninguna pelea.

un bilbaino más El pádel llevó a Jardim a dejar su casa hace bastantes años. Este exjugador de tenis, pronto comenzó a subir escalones en el pádel y eso le hizo tener que mudarse a Madrid. Buscando una mejora cambió su residencia por Santander, decidido a entrenar con Willy Lahoz, y el siguiente paso fue Bilbao, el definitivo. Quedó enamorado de la ciudad. “Me encanta la ciudad y he hecho muchos amigos. El norte es muy verde y me gusta la transformación que ha tenido, como ha cambiado desde que vine aquí por primera vez a jugar torneos, era un Bilbao totalmente distinto. Me parece una ciudad muy guapa”, describe. Su llegada se produjo en 2007 y ya está plenamente asentado.

Además de ser un jugador profesional de pádel, Jardim lo compagina con su otra profesión, la de instructor. Aprovechar lo aprendido en la pista para enseñar a futuras generaciones o a gente que decide probar el deporte por primera vez. “Hubo épocas en las que yo solo me dedicaba a entrenar, pero con los años fue mejor no meter tantas horas debido al desgaste por la edad. Así, decidí dar clases y compaginarlo todo. Se trata de planificar bien. A las mañanas, entreno el físico y pádel y a las tardes doy clases”, cuenta. Estar en el otro lado y aconsejar a sus alumnos es algo con lo que se lo pasa bien el brasileño. “Disfruto de ello. Cuando viene gente aquí que quiere aprender y está entregada, a mi me encanta. Si puedo aportar algo para que esa gente mejore, a mí me gusta”, afirma.

El pádel es una pasión para Jardim, como jugador y como instructor. Le llena y cada vez que entra en la pista a competir disfruta de ese hormigueo especial que crea la competición. La ilusión como motivación para continuar en la batalla. “Sigo con esa chispa y el día que lo deje sé que lo voy a echar de menos. Siempre que pueda seguir y esté a un nivel aceptable, continuaré. Hoy en día disfruto mucho de la adrenalina de la competición, de notar esos nervios poco antes de entrar en la pista. Cuando no lo note y sea como un día más en la oficina, lo dejaré”, declara. Por ello, su nivel sigue siendo alto, la ilusión le empuja a batirse con jugadores mucho más jóvenes y la experiencia le ayuda a derrotarlos. Bilbao espera que su representante de la sorpresa y recupere la senda de la victoria en un torneo especial para Jardim.