Bilbao - La falta de acierto en el tiro y un par de detalles dentro de los últimos 60 segundos del choque privaron al Bilbao Basket de un triunfo de campanillas, de un éxito que hubiese borrado de golpe y porrazo la ansiedad y las dudas de un equipo mucho más rocoso y compacto que en anteriores comparecencias. Los hombres de negro tutearon al campeón de la Liga Endesa de principio a fin, durante muchas fases de la contienda fueron incluso capaces de imponer su propuesta de baloncesto, pero un resbalón final dio al traste con todo el trabajo realizado, que había sido mucho y muy bueno. Los anfitriones armaron mejor su retaguardia, mucho más solidaria, efervescente y multidisciplinar que en las últimas citas, gobernaron el rebote a base de pico y pala pero, aunque fuera por centímetros, se quedaron cortos.

El conjunto de Carles Duran fue víctima de sus malos porcentajes en lanzamientos de campo (47% en tiros de dos, 28% en triples). El aro escupió infinidad de tiros de los hombres de negro tanto desde la pintura como sobre todo de la franja de 6,75, lo que unido a un par de pérdidas de Shane Hammink en sendos contraataques evitó que los anfitriones pudieran llegar al acto final con una ventaja notablemente superior al 50-46. En esos momentos de la verdad, los de Txus Vidorreta se entregaron al talento individual de Erick Green y activaron las muñecas de Joan Sastre y Aaron Doornekamp, pero el Bilbao Basket no bajó la mirada. Llegó muy vivo al último minuto, pero una pérdida de balón inexplicable de Jonathan Tabu mientras subía el balón con 71-71 y una antideportiva sobre Doornekamp señalada a Pere Tomàs con 12 segundos por jugarse, 74-75 en el marcador y Álex Mumbrú haciendo claramente una falta normal al canadiense décimas antes, que era el plan de los locales para tener la última posesión, echaron por tierra una gran puesta en escena. A los locales no les valió para nada disponer de 20 tiros de campo más que su rival, que le aventajó 21-36 en lanzamientos de personal, ni el magnífico trabajo de Mickell Gladness -su mejor partido como hombre de negro- y Vasilije Vucetic ante los imponentes Bojan Dubljevic y Tibor Pleiss, totalmente difuminados. Entre esos dos detalles finales y la falta de acierto en situaciones liberadas otro triunfo voló de Miribilla.

El 0-6 con el que arrancó el Valencia Basket hizo pensar en una reedición del duelo ante el Barcelona, pero nada más lejos de la realidad. Los anfitriones se rehicieron con rapidez y durante el acto inaugural no perdieron en ningún momento el rebufo taronja. El esfuerzo defensivo de los de Duran fue notable, con Vucetic realizando un notable trabajo a la espalda del gigantesco Pleiss y Gladness sacando de punto a Dubljevic. El juego interior de los de Vidorreta estaba bien controlado, pero su mayor suministro de puntos en estos diez minutos iniciales llegó desde la línea de tiros libres, con nueve dianas. Los locales mandaban en el rebote, pero sus malos porcentajes desde la línea de 6,75 (1 de 8), muchos de ellos tras notables circulaciones de bola y desde buenas posiciones, pesaron lo suyo, aunque no evitaron que al primer parón se llegara con un equilibrado 15-19. Con Lucio Redivo uniéndose a la dinámica fallona desde la larga distancia, el Valencia Basket amagó con colocar a su favor las coordenadas del encuentro, pero un parcial de 8-2, con los de Duran mostrando una de sus mejores defensas del curso y un ataque dinámico que activaba a los pívots y utilizaba las esquinas para dar buenas posiciones a los tiradores, estableció la igualada a 28 puntos. El Valencia Basket no encontraba ni su ritmo ni su sitio porque el Bilbao Basket le sacaba una y otra vez de su zona de confort a base de una defensa de ayudas y amagos de gran factura. A ello se le unieron dos triples de Dejan Todorovic y los anfitriones pasaron a dominar en el luminoso, llegando al ecuador de la cita con un 36-34 que incluso pudo ser mejor si se hubiese aprovechado con mayor temple la última posesión. Que el Bilbao Basket fuera batiendo a un conjunto del potencial del taronja con un pobre 33% en tiros de campo no dejaba de tener su cosilla.

Por delante Y en la reanudación del partido el panorama no cambió demasiado, pero ocurrió que el Valencia Basket salió todavía más desatinado, empalmando pérdidas de balón y acumulando errores en el tiro. Con la defensa bilbaina seria y compacta, fue una lástima que el ataque careciera de mayor filo, porque era el momento ideal para lanzarse a la yugular taronja. Hasta cinco ataques seguidos fallaron los hombres de negro, pero ello no evitó que el marcador reflejara un notable 43-38 a 4:15 de la conclusión del tercer acto. Vidorreta apostó por poner el balón en manos de Green, Mumbrú y Vucetic respondieron hasta un 48-41 que hacía soñar, pero la falta de acierto de cara al aro en situaciones ventajosas volvió a impedir el despegue de los hombres de negro, que aún así alcanzaron los diez minutos finales con un 50-46 que era un tesoro.

El Bilbao Basket abrió el último cuarto con canasta de Mumbrú, pero entre los balones que el aro escupió de manera cruel y las pérdidas su rival no solo encontró una notable base para aferrarse al choque, sino una plataforma para, mediante un parcial de 2-11, pasar a dominar merced a los tiros libres y a un triple de Vives. El 54-57 a 5:18 del final obligaba a recuperar terreno y así lo hicieron los locales (59-59), que sin embargo se dejaron por el camino un par de tiros libres. Sastre asumió responsabilidades (60-64), Mumbrú respondió con un triple y quedó claro que el final iba a ser de infarto. Con empate a 71 a 48 segundos del final, Tabu perdió inexplicablemente una bola que valía su peso en oro y el Valencia se distanció (71-75) antes de que Todorovic liderase la resistencia. Pero la antideportiva con 74-75 no tuvo vuelta atrás. Mumbrú se la jugó a fallar el segundo tiro libre con 77-79 y dos segundos en el reloj, pero invadió muy pronto la zona y ahí acabó todo.