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Una nueva muesca en ‘El Revólver’

Kerman Lejarraga arrebata a los puntos el título de campeón estatal a un bravo José Del Río y prolonga su leyenda con 24 victorias, 19 de ellas por K.O.

Una nueva muesca en ‘El Revólver’Fotos: Oskar González

bilbao - “Esto parece Las Vegas”, anunció Kerman Lejarraga nada más conquistar el sábado por la noche el título de campeón de España del peso wélter al mallorquín José del Río, El Niño, después de ganar a los puntos por decisión unánime (90-99, 92-98 y 91-99) en el combate de fondo de la velada celebrada en un pabellón Bilbao Arena abarrotado en el que se congregaron más de 10.000 aficionados. Las cartulinas de los jueces reflejaron la clara superioridad del aspirante, que prolonga su leyenda con 24 victorias, 19 de ellas por K.O. El combate estelar de la Velada del Millón comenzó de madrugada.

El combate empezó como ya es habitual en los pleitos de Kerman. Un león enjaulado tratando de escapar. Al pupilo de Txutxi del Valle tienen que sujetarle en su esquina. Un ritual. En cada combate es el primero en tomar el centro del ring. Su pegada y su estilo ofensivo son su tarjeta de presentación y cuando dispara, tiemblan los cimientos del pabellón. Así lo hizo ante Del Río. Con su jab, ese que le ha valido el sobrenombre de Demoliciones Lejarraga, un púgil con un 83% de victorias por K.O. y 19 de sus 24 combates por la vía del cloroformo, intimidó a su rival. Le siguieron combinaciones de uno-dos para hacerle retroceder. Del Río empezó a ser consciente de que el cinturón estatal no iba a volver a la isla.

En el segundo round el balear intentó soltarse. Fue justo después de encajar una derecha de Lejarraga que impactó en su rostro como un martillo en un yunque. El campeón vio que necesitaba ir a la guerra para frenar el vendaval. Conectó un uno-dos que obligó a Lejarraga a protegerse. Guardia pretoriana la del de Morga, que demostró que tiene mucho más que pegada incluso ante un púgil zurdo. La campana sonó en un momento de máxima vigilancia por parte de ambos. En la reanudación, Del Río probó con un crochet al costado del púgil vizcaino. Lejarraga contraatacó buscando la cabeza de su oponente. Tras una buena combinación, El Revólver cazó a su rival y el pómulo de Del Río comenzó a evidenciar el severo castigo.

En el cuarto asalto Kerman olió sangre y tiró de repertorio. Dos jabs de los suyos hicieron retumbar el cuadrilátero. Del Río sabía que si se paraba estaba muerto. Kerman le persiguió. Gancho a la zona hepática y derechazo a la cara. Del Río buscó entrar y salir de la zona peligrosa de dominio de Kerman. Alternó el crochet de derecha y zurda y los golpes rectos con su zurda pero Kerman volvió a demostrar ser impenetrable. Con los dos púgiles en la corta distancia, El Revólver disparó uno de sus famosas balas, un gancho que ascendió como un cohete hasta el mentón de Del Río. En el quinto los dos púgiles intercambiaron cuero. Kerman cruzo varias manos y arrinconó a su rival contra las cuerdas. Parecía tenerlo pero Del Río supo capear el temporal. En el sexto una tremenda derecha de Lejarraga alcanzó a su rival. Protector al suelo y se detiene el combate unos instantes. Después, le tiró con todo Lejarraga y su rival contraatacó pero el aspirante dio un recital de esquivas. Sin embargo, un cabezazo accidental de Del Río cortó a Kerman sobre la ceja, que fue atendido por el médico. Luego, Lejarraga buscó dejar sin aire a su rival con tremendos golpes a la zona hepática que Del Río encajó de forma sobrehumana. El árbitro le sancionó con un punto por golpear en la cabeza al entrar con todo a Lejarraga en su maltrecha ceja. En el octavo asalto, nuevo recital de esquivas de Lejarraga.

sin reservas La lucha era encarnizada. Intercambio de metralla. Un verdadero espectáculo entre dos púgiles que lo dieron todo sin reservas. El Revólver, con un pómulo inflado debido a la lucha sin cuartel, salió a por todas en el noveno asalto. Tenía el combate y el título en el bolsillo pero no se reservó. Dos derechazos tremendos, alternados con una izquierda imparable hicieron temblar a Del Río. Le llevó a la esquina. Parecía ir al matadero el balear que, sin embargo, salió vivo. Último asalto. Llegaron los últimos tres minutos y ahí estaba el campeón, de pie, magullado y cansado pero entero. Todo coraje. No en vano, en sus últimos nueve pleitos Lejarraga había suministrado cloroformo a sus rivales. El Revólver lo intentó hasta el final, bailó sobre su rival en busca del hueco hasta conectar una potentísima derecha que su rival encajó, nuevamente, sin desfallecer. No importaba, el trabajo estaba hecho. Lejarraga había talado el árbol, aunque no terminó de caer. Bravo por Del Río que se dejó el cinturón pero no el orgullo. Bravo por Lejarraga, que busca conquistar Europa.