BILBAO. El Bilbao Basket sigue agarrado a la austeridad y a la contención del gasto como fórmulas para alcanzar la estabilidad económica, aunque también busca con una cierta urgencia la manera de elevar los ingresos para no verse atropellado por la deuda a corto plazo. La junta de accionistas celebrada ayer con la presencia de poco más de un cuarto de los títulos de la sociedad aprobó, como se esperaba, las cuentas de la pasada temporada, que se cerró con un superávit de 63.000 euros, y el presupuesto para la presente, que se estima en sus ingresos en algo más de 4.700.000 euros, con un superávit de 300.000.
“Es un presupuesto ambicioso”, comentó el presidente Koldo Mauraza, que expuso a los accionistas lo difícil que resulta tratar de contener el gasto con “hacer un equipo competitivo, algo que nos parece necesario”. En este sentido, la plantilla de este curso supone un gasto de 2.589.361 euros, apenas 80.000 euros menos que la de la temporada pasada. “Gastamos lo mínimo posible”, aseguró Mauraza.
En el capítulo de entrada de dinero, destaca la previsión de doblar el capítulo de ingresos por patrocinio y superar el millón y medio de euros, pese a que, como tema recurrente en las últimas juntas, volvió a hablarse de esas empresas que iban a entrar a la ampliación de capital en cuanto se firmara la línea de crédito y que, siete meses después de aquello, aún no han dado el paso. “Necesitamos un millón y medio de euros como sea para ampliar el capital social. Seguimos con contactos, pero no es fácil que una empresa entre en el capital de una SAD porque no hay un retorno vía dividendos o vía incremento del valor de la acción. Lo estamos intentando vender como un tema social y de ayuda al crecimiento del baloncesto en Bizkaia, sabiendo que quien entre lo hará de forma altruista”. Otro de los temas repetidos últimamente es el de la deuda que Wisekey tiene con el club y que, después de fijar un plazo oficial vía burofax, será reclamada judicialmente, según aseguró el consejero Iñigo Cisneros, aunque de momento no hay ninguna garantía.
En la junta de accionistas de ayer no se dio cuenta de la dimisión reciente de Carlos Alonso, uno de los consejeros elegidos en julio, ni se habló del proyecto de cantera. En cambio, el consejo reconoció las dificultades que está teniendo el club con el merchandising por la escasez y tardanza en el suministro y dejaron caer que al final de esta temporada concluirá la relación con la firma italiana Errea.
Un accionista hizo ver al consejo que el equipo ha perdido carisma, cercanía hacia sus aficionados. Se supone que el club capta el mensaje, sobre todo porque Mauraza sigue empeñado en “subir los ingresos por abonados”. “Tenemos una afición muy fiel, pero si cada tres socios traen un cuarto, será perfecto. Yo insisto mucho en que quien va, repite. Solo hay que romper esa inercia y animar a la gente a que suba a Miribilla”, deseó el presidente con un tono optimista.