Bilbao - Visto lo visto, lo mejor para el RETAbet Bilbao Basket y para su afición es que el calendario decreta ahora diez días de barbecho, diez días hasta que los hombres de negro vuelvan a saltar a una cancha de baloncesto, diez días para reflexionar, descansar cuerpos y reactivar mentes. Porque el vizcaino es, a día de hoy, un equipo absolutamente hundido, escaso de alma, diametralmente opuesto al del arranque del curso. Sin filo ni acierto, plano a más no poder, tocado en su amor propio de tanto recibir resultados adversos complicados de digerir, un grupo humano cabizbajo, totalmente superado por los acontecimientos en el momento en el que los partidos se ponen cuesta arriba. Si Carles Duran pidió a los suyos una reacción, un paso al frente tras no presentar ninguna oposición en su eliminación continental ante el Khimki, ayer el socavón se hizo todavía más profundo. Horribles en defensa y desacertados en ataque, los hombres de negro fueron un juguete en manos de un UCAM Murcia que hizo lo que quiso cuando quiso y como quiso, cabalgando a lomos de un imperial Facundo Campazzo (24 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes) dictatorial.
Ocho minutos bastaron para que el Bilbao Basket se desconectara del partido y los 32 siguientes no fueron suficientes para encontrar un plan de reenganche, por lo que la brecha no hizo más que crecer y crecer hasta acabar siendo sonrojante. Con una retaguardia endeble a más no poder, incapaz de frenar alguno de los flancos descubiertos -se encajaron bandejas por doquier al tiempo que tampoco se llegaba a tiempo para puntear los triples-, y un ataque sin demasiado fundamento, basado en muchas fases del partido en la sucesión de lanzamientos triples, el conjunto de Óscar Quintana actuó sobre alfombra roja sin que desde el banquillo bilbaino se encontrara alguna solución no ya para darle la vuelta a la situación, sino para al menos evitar un marcador catastrófico de cara a esa clasificación copera que cada día parece más cuesta arriba. Por resultados y por sensaciones.
El duelo amaneció convertido en un intercambio de triples, con Antelo y Campazzo percutiendo para los locales y Borg y Buva respondiendo para los visitantes. Sin embargo, el acierto de los de Quintana fue más sostenido y fue el UCAM, con su base argentino tirando de revoluciones, el que se hizo con el control. El Bilbao Basket tenía problemas en ambas canastas. Su defensa hacía aguas por todos lados y sus ataques eran meros carruseles triplistas. Así, los anfitriones no tardaron en poner pies en polvorosa y con un 12-2 alcanzaron un 27-13 que resumía lo acontecido en cancha. Los murcianos mandaban debajo del aro y hacían gala de un buen pulso desde la larga distancia. Los hombres de negro mejoraron tímidamente cuando activaron la opción de Eric en las distancias cortas, cerrando el primer acto con un 31-20 adverso pero menos dañino, y siguieron recuperando el terreno perdido con un 0-6 de salida en el segundo cuarto de la mano de Mumbrú y Tabu, pero su falta de solidez les impidió ir más allá. Una jugada que resumía la endeblez y falta de sostenibilidad de los visitantes supuso una nueva rampa de despegue para los de Quintana. Tras el esperanzador 31-26, Faverani palmeó una bandeja fallada por Campazzo rompiendo el buen momento del Bilbao Basket. El brasileño falló el tiro libre pero Pocius capturó el rebote y acabó castigando desde la línea de 6,75. Cinco puntos encajados en un abrir y cerrar de ojos, parcial en contra de 13-2 y los hombres de negro, caricaturizados, que se veían con otro luminoso áspero en contra. El 47-29 a 2:58 del descanso encendió todas las alarmas, pero una subida de tensión de la retaguardia de los de Duran sirvió para que los suyos recuperaran cierto grado de verticalidad para acercarse hasta el 47-37, aunque una pérdida de Lapornik por un pase blando frenó la remontada y dio algo de aire a un UCAM Murcia que mandaba 49-37 al descanso.
El regreso de vestuarios del cuadro vizcaino fue estremecedor. Tapón del pequeño Campazzo sobre Borg, falta de ataque de Eric, alley oop fallado por el nigeriano... Los anfitriones volvieron a distanciarse y, a pesar de que el Bilbao Basket coqueteó con bajar su desventaja de los diez puntos tras técnica sobre Rojas (53-41), entre Pocius, Benite y Campazzo, muy superior a su par Todorovic, sofocaron cualquier atisbo de revuelta antes de un acto final en el que los de Duran se desplomaron por completo hasta el punto de necesitar casi nueve minutos para lograr su primera canasta en juego.