pUEDE que ver jugar a Stephen Curry, a Ricky Rubio, al Chacho Rodríguez o a Raúl López recuerde a los Harlem Globetrotters. Pero no hay nada como ver al original, a ese equipo cuyos componentes nadie es capaz de citar de memoria, pero que todo el mundo identifica con el espectáculo, el humor, los tiros imposibles o las acrobacias más enrevesadas con el baloncesto como telón de fondo. El conjunto de jugadores más famoso del mundo, el que siempre juega igual sin necesidad de pizarras ni tácticas, recalará mañana, nueve años después, en Bilbao, a partir de las 19.30 horas en el Bilbao Arena de Miribilla, dentro de la gira que celebra el 90º aniversario de su fundación en el Savoy Bal Room de Chicago.

Lo de Harlem vino después cuando el judío Abe Aperstein decidió sacar a aquel equipo de jugadores de raza negra de la reclusión de los salones de bailes para convertirlo en una manera de animar al pueblo estadounidense en la época de la Gran Depresión. Harlem era una manera de unir su imagen a la ciudad más emblemática y a la población de la que surgió y lo de Globetrotters subrayó desde un inicio su carácter universal y nómada. El paso de los años los convirtió en un acontecimiento en Estados Unidos y en un canto contra la segregación racial que se practicaba en el país hasta la segunda mitad del siglo pasado. Los partidos de exhibición que disputaban los Globetrotters ante equipos de universidad o de aficionados se percibían como una humillación hacia la raza blanca y eso causó no pocos problemas a sus integrantes, sobre todo en los estados más tradicionales.

Pero también hubo quien vio que esa capacidad para el espectáculo podía impulsar el baloncesto profesional, esa NBA que al principio era reacia a aceptar a los jugadores negros. Pero cuando a comienzos de la temporada 1950-51 Nate Sweetwater Clifton, una de las estrellas de los Globetrotters de entonces, firmó el primer contrato profesional de un jugador afroamericano en la NBA las barreras comenzaron a caer. El equipo nunca fue profesional, pero empezó a mover una maquinaria a su alrededor que elevó su trascendencia pública y lo rodeó de nuevo de cierta polémica.

lucha racial Como reflejó el programa Informe Robinson, a partir del cambio social en Estados Unidos promovido por Martin Luther King ocurrió que los Globetrotters fueron rechazados por los aficionados de raza negra que los consideraban “un grupo de payasos humillados que se dedicaban a entretener a los blancos”, aunque también había quien pensaba que sus continuas victorias sobre los Washington Generales, ese equipo de perdedores blancos, remarcaba la superioridad de la raza negra. Las fronteras americanas se quedaron pequeñas y el equipo comenzó a expandirse al resto del mundo en unos tiempos en los que la NBA era inalcanzable a este lado del Atlántico. Así, los Harlem Globetrotters fueron utilizados por el gobierno para tratar de destensar las relaciones con la Unión Soviética de Kruschev en plena Guerra Fría en una gira de nueve partidos realizada en 1959 en la que formó con ellos Wilt Chamberlain, el primer jugador cuyo número fue retirado. “Esto no es baloncesto, está lleno de trucos”, escribió entonces el Pravda, medio oficial del Partido Comunista.

Las giras mundiales, que han incluido países como China, Sudáfrica o los Emiratos Árabes, se hicieron cada vez más frecuentes y rentables desde el punto de vista económico y en esta que llega de nuevo a Bilbao después de pasar por Valencia, Málaga y Sevilla y antes de ir a Badalona, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid, los Globetrotters celebran sus 90 años solo unos meses después de haber fallecido Meadowlark Lemon, quizás su mayor leyenda, con 26 años y más de 16.000 partidos disputados con la camiseta de las barras y estrellas. En Miribilla se verá la misma propuesta de siempre con un plantel en el que figuran tres mujeres: Ace Jackson, TNT Maddox, la primera en integrar el equipo desde 1993, y Sweet J Ekworomadu. Ahora, los Harlem Globetrotters pertenecen desde 2013 a Herschend Family Entertainment, una compañía que gestiona parques temáticos y de atracciones en Estados Unidos. Al fin y al cabo, la marca es eso: puro entretenimiento, sin trampa ni cartón.