Bilbao - 39 minutos de notable esfuerzo estropeados en unos sesenta segundos finales pavorosos, dignos de película de terror. Así puede resumirse, sin artificios ni adornos, la actuación del Dominion Bilbao Basket en el Martín Carpena de Málaga, el guion de un encuentro que a los aficionados de los hombres de negro ya les cansa. Por repetitivo. Durante 39 minutos, con mayor o menor acierto y brillantez, el conjunto bilbaino mandó ante el Unicaja. Algunas veces al galope y gustándose -cuando Clevin Hannah y Raúl López castigaban con brutal acierto desde la línea de 6,75- y en otras ocasiones a trancas y barrancas y tirando de mono de trabajo -cuando el cuadro andaluz amenazaba con revolverse merced a su asfixiante y larga presión a los bases rivales y a su superioridad en el rebote ofensivo-, pero haciéndose total merecedor de una victoria que parecía que iba a caer de su lado para poner fin a su mala racha lejos del Bilbao Arena... hasta esos sesenta segundos finales dignos de la Ley de Murphy porque todo lo que pudo salir en contra de los intereses de los hombres de negro salió mal. Incluso peor.

Pese a que el partido ya se había ido torciendo desde el ecuador del último cuarto -los visitantes cada vez actuaban más atascados mientras los anfitriones se iban viniendo arriba- la secuencia de despropósitos arrancó a 52 segundos del bocinazo final con un triple frontal del efervescente Kenny Hayes -once puntos en el último acto- mal defendido por un Hannah que había sido taponado en la jugada anterior. Unicaja se puso 76-75 después de muchísimo tiempo a merced de su rival, un Bilbao Basket que sin tiempos muertos para calmarse y ordenar sus ideas jugó sus siguientes posesiones de forma tan calcada como demencial. Primero, pérdida de Hannah para que Nedovic culminara el contraataque con un mate y colocara el 78-75. Después, pérdida de Raúl López para que el propio Nedovic pusiera la guinda a otra contra con otro mate para el 80-75. Se acabó lo que se daba para un equipo vizcaino que no es la primera vez que encaja volteretas como la de ayer en los compases finales de los partidos. Ni la segunda. Ni la tercera.

Ese descalabro final no solo convirtió en derrota un partido que para el Dominion Bilbao Basket era de vital importancia en la lucha por el play-off -ahora cae a la décima posición, con igual balance que el octavo-, sino que echó por tierra el trabajo realizado en una contienda en la que mereció mejor fortuna a poco que hubiera sido capaz de jugar esos compases finales con mayor aplomo en lugar de ir derritiéndose cual azucarillo. Unicaja buscó durante toda la contienda hacer valer su superioridad en el rebote ofensivo y su capacidad para hacer sufrir a los bases rivales con presión constante -brutal el exhombre de negro Alberto Díaz en esta faceta del juego-, pero el conjunto vizcaino respondió durante más de 30 minutos con una retaguardia notablemente armada y un juego ofensivo eficaz, primero de la mano de un Mirza Begic muy superior a Fran Vázquez y luego gracias a la afinada muñeca de sus directores de juego desde la distancia de tres puntos. Con esta receta, los visitantes llegaron a mandar por catorce puntos a 2:20 del final del tercer cuarto (44-58), pero cuando los ingredientes del partido fueron cambiando el Bilbao Basket fue indigestándose hasta el empacho final. Con quintetos más pequeños y agresivos, apostando por la verticalidad y el juego uno contra uno de Nedovic y Hayes mientras sentaba en el banco a los pívots, Joan Plaza encontró la forma de derribar la resistencia bilbaina. 34 puntos encajó la zaga de los hombres de negro en los diez minutos finales, aunque no fue hasta esos delirantes sesenta segundos finales cuando el conjunto malagueño pudo cantar victoria.

De más a menos Un buen arranque de partido de Begic permitió que las primeras ventajas fueses visitantes (5-12 en apenas tres minutos de partido), pero la entrada en escena de Alberto Díaz y Cooley por Nelson y Vázquez dio más solidez a los anfitriones. Sin embargo, los locales no solo cerraron el primer acto en ventaja (16-19), sino que se las arreglaron para extender su dominio hasta el ecuador de la contienda (32-36) a pesar de la superioridad de Will Thomas en las distancias cortas y a los muchos balones perdidos como consecuencia de la presión rival.

Mucho tuvo que ver en ello el acierto desde la línea de 6,75, algo que tuvo continuidad en la reanudación de la contienda, sobre todo de la mano de un Raúl López soberbio en el lanzamiento. Nueve puntos seguidos del mago de Vic -acabó con 19, su mejor anotación desde noviembre de 2013- sirvieron de toque de corneta para que el Bilbao Basket se lanzara a la yugular malagueña (44-58), pero Thomas y Nedovic taponaron la vía de agua antes de los diez minutos finales aprovechando dos ataques en los que el rival ni siquiera fue capaz de tirar a canasta. El 48-58 seguía siendo excelente, pero dos triples de Alberto Díaz servían de preludio para el cambio de tendencias en el duelo. Unicaja, horrible hasta entonces desde la larga distancia, comenzaba a engatillar al mismo tiempo que su rival se atascaba cada vez más. Sin embargo, los de Sito Alonso, con Mumbrú habilitando opciones de canasta para los suyos, mantenían la verticalidad y sus opciones de triunfo hasta que llegó el último minuto y, con él, el descalabro.