EL baloncesto universitario estadounidense está en plena ebullición, ese March Madness que exalta el compañerismo, la competitividad, el esfuerzo y la victoria o la derrota en partidos vividos al límite de lo emocional. Este fin de semana se disputan el Sweet Sixteen, los octavos de final de un cuadro que conduce a la Final Four que se celebrará entre el 2 y el 4 de abril en Houston. Pues bien, cinco estudiantes y deportistas vizcainos son parte de ese enorme entramado que involucra a toda la nación del Tío Sam en distintos niveles y que viven su particular sueño americano. Con más o menos fortuna en la can cha, los cinco extraen todo lo positivo de una experiencia que cada vez siguen más jóvenes al poder compaginar el deporte y los estudios. Cuando regresen a Euskadi, todos tendrán un idioma básico perfectamente dominado y una ética de trabajo muy desarrollada tras meter muchas horas en la cancha y el gimnasio.
Jorge Bilbao cumple su tercer curso en la Universidad de Texas-Arlington y ya se ha convertido en un tipo mediático en el campus. De hecho, en la tienda oficial de los Mavericks se venden camisetas con el lema ‘Hip, hip, Jorge’. “Jajaja. Empezó como un cántico de la grada cuando hacía algo bueno en la pista, pero ya ha llegado al punto de que han hecho camisetas con ello y cada vez más y más gente viene a nuestros partidos con ella puesta. Da gusto ver toda la gente que nos apoya y nos anima y realmente es algo que me motiva para seguir trabajando aún más y más duro”, comenta este ala-pívot bilbaino de 2,04 metros cuya trayectoria está siendo muy seguida por los especialistas de este lado del charco.
No en vano, su rendimiento va creciendo y este año ha disputado hasta ahora 34 partidos, 33 de ellos como titular, con promedios de 24,3 minutos de juego, 6,9 puntos y 7 rebotes. Son números a tener en cuenta ya que han sido logrados en la División I de la NCAA y han contribuido a una de las mejores temporadas de la historia de los Mavericks. Seguramente, Jorge los habría cambiado por meterse en el Torneo Final, lo que allí llaman el Gran Baile. Texas-Arlington se quedó muy cerca, a un partido, ya que fue eliminada en la semifinal de su conferencia, la Sun Belt. “El programa de la universidad va creciendo y mejorando. Esta temporada hemos logrado victorias ante universidades históricas como Ohio State y Memphis. Tengo claro que tanto el final de esta como la temporada que viene pueden ser aún mejores”, asegura cuando está disputando un torneo de invitación en Nueva Jersey como parte de la postemporada.
Jorge Bilbao quiere jugar “al más alto nivel que pueda” y es consciente de sus progresos en todos los aspectos. En el deportivo, “he mejorado en la defensa, la intensidad en la cancha, el tiro, el manejo del balón?”. Todo ello a partir de una importante mejoría en lo físico gracias a un gran trabajo que incluye hasta una pretemporada que incluye un campamento de estilo militar “en el que no se toca el balón durante una semana”. Y, además, también se cumplen los objetivos académicos ya que “cada vez estoy más cerca de terminar mi doble grado en International Business y Marketing con una buena media”.
Después de un año en el Tallahasee Community College, Aitor López-Bretón se incorporó a la Universidad de Ouachita Baptist University, en el estado de Arkansas, que entrena el exjugador del Real Madrid Dennis Nutt y con la que ha disputado el Torneo Final de la NCAA II tras imponerse en la Great American Conference. Pese a caer ante Northwestern Missouri State en primera ronda, “es una experiencia que no voy a olvidar”, afirma este jugador que debería moverse entre el puesto de tres y el del cuatro, que ha jugado 30 partidos con trece minutos de media y que también ha definido su cuerpo de forma apreciable: “Llegué pesando unos 80 kilos y he ganado casi 20 más”.
Desde el primer día que pisó una cancha estadounidense, Aitor se dio cuenta de que “tenía que espabilar”. No estaba habituado a pretemporada tan exigentes “con entrenamientos de casi cuatro horas más pesas en los que muchas veces no tocas balón” y a un trabajo constante durante el periodo de competición y posterior. “Me llevo su tiempo, pero creo que ha progresado en el físico y en lo técnico. Especialmente en el tiro ya que todos los días después del entrenamiento nos quedamos a tirar y me encuentro mucho más cómodo con mi tiro. En defensa aún tengo mucho que mejorar”, explica. En definitiva, “cada entrenamiento y partido supone un nuevo reto y todos los días aprendo algo”.
En lo personal, Aitor López-Bretón se considera “una persona más madura” después de dos años lejos de casa. “Es algo que debería probar toda la gente. A veces, se hace duro no tener cerca a los tuyos, pero te hace crecer como persona y ser mucho mas responsable”, recomienda. Una vez acabado su ciclo universitario, admite que “sería increíble poder jugar de forma profesional, aunque soy consciente de que es difícil. Ademas, me encantaría encontrar un trabajo en el área de mi grado, Ciencia de la Computación y Matemáticas Aplicadas, ya sea en casa, Europa o Estados Unidos”.
Imanol Artiñano acaba de terminar su tercer curso en esta universidad de la NCAA II, ubicada en West Virginia, y solo puede decir cosas positivas de su experiencia personal: “Lo más positivo es la progresión que estoy teniendo durante estos años aquí y también el nivel de inglés que ha adquirido. Lo más duro es no estar en casa con tu familia y amigos de vez en cuando, pero, bueno, no se lleva mal”. En cuanto a lo deportivo, “he mejorado tanto físicamente y mentalmente, pero también a madurar a la hora de tomar mejores decisiones”, reconoce el jugador de Sopela que ha ganado muchos kilos y que, con algo más de dos metros, ahora es mucho más interior que en su etapa en Unamuno.
Imanol ha disputado 30 partidos con diez minutos de media, aunque su balance es satisfactorio ya que “poco a poco me fui haciendo un puesto. Este año he notado la diferencia respecto al anterior y he jugado muchos más minutos y minutos importantes. También llegué a ser titular en tres partidos”. Con un año en Estados Unidos por delante, se plantea “seguir mejorando” y ansía después “jugar en Europa a un buen nivel” a la vez que intenta sacar un posgrado.
Ander Pérez vivió su primer año en Estados Unidos sin poder jugar, pero arrancando sus estudios de comunicación. Esta temporada ya ha podido participar en 16 encuentros con la Universidad de Southeastern Oklahoma State, en la misma conferencia que Aitor López. Ocho minutos de media pueden parecer pocos para un chaval que roza los 2,20 metros, pero los da por bien empleados ya que “el comienzo del año no fue fácil porque llevaba mucho tiempo parado por la operación de rodilla que tuve en verano. Pero con mucho trabajo he acabado jugando minutos importantes, algo muy poco habitual en jugadores de primer año. Además, en el penúltimo partido, de los más importantes del año, jugué 17”.
Es un buen augurio para próximos años porque el propio Ander no se conforma con lo conseguido y es optimista por los progresión que ha tenido y su adaptación a un juego “mucho más físico y rápido y con mucho uno contra uno”. “Noto que físicamente estoy mejor. He cogido fuerza y he ganado unos 14 kilos pasando de 96 que pesaba en España a 110. Sobre todo, creo que ha mejorado en mi juego defensivo, he aprendido a hacerme grande y a defender a gente más fuerte y rápida”, explica con orgullo un jugador con “la misma ilusión de un niño pequeño cuando cojo un balón de baloncesto” y que quiere llegar “lo más lejos posible, si no es en España en otro país, donde haya oportunidades y gente que quiera apostar por mí”.
Jon Manjón es el freshman, el novato de los bilbainos en Estados Unidos y el que más lejos está ya que estudia y juega en el Barstow Community College de California que dirige Gerry Wright, exjugador de la ACB. Al margen de las bondades del sistema estadounidense, decidió dar el paso tras acabar su etapa junior en Unamuno porque “las oportunidades de jugar en un buen equipo al pasar a la categoría senior en España son muy limitadas”. El balance del primer año es positivo ya que “he encontrado un nivel más alto del que esperaba y he podido aprender mucho de los entrenadores y los compañeros”. Entre estos está el hijo del conocido Johnny Rogers, otro exjugador de la Liga ACB.
“Cuando llegué pensaba que todos mis compañeros iban a ser de mi edad o de un año mas, pero resulta que la mayoría de ellos tienen entre 21 y 25 años. Soy el mas joven junto con otro jugador de Nueva Zelanda”, comenta Jon sobre las peculiaridades de los Community College, donde “solo se puede estar dos años antes de pasar a una universidad. En mi opinión, es una manera muy buena de adaptarse al baloncesto americano”. El año próximo Manjón, un tirillas en Bilbao, seguirá en Barstow tratando de proseguir en su mejoría física para “soportar un ritmo de juego exigente y ganar en intensidad y dureza” en las posiciones de cuatro y cinco. A nivel colectivo, “tengo entendido que vienen tres jugadores más de España que, sin duda, nos van a ayudar mucho por lo que espero ganar nuestra conferencia e ir a los playoffs”.