Bilbao - Javier Clemente es consciente de que está ante una misión casi imposible, pero tiene un punto de fascinación. A saber: Libia sufre una guerra civil, lo que impide la normalidad en todas las facetas de la vida. Desde luego no existe una liga de fútbol, y por lo tanto sus jugadores, jóvenes y bisoños, aunque cargados de una enorme ilusión, carecen de ritmo de competición. Se reúnen mes y medio antes de un partido para entrenarse en el exilio de Túnez, Marruecos o Egipto. También deben jugar sus partidos de casa en el destierro, sin el aliento de la hinchada. Sin embargo, el fútbol es uno de los pocos elementos capaces de unificar a un país fragmentado por seculares rivalidades tribales y donde el fenómeno del yihadismo o el tráfico mafioso de personas han encontrado un caldo de cultivo ideal. Pero se trata de Clemente quien, a sus 65 años, se atreve con todo.
Si logran eliminar a Ruanda, Libia pasará a la fase de liguilla. Cinco grupos de cuatro equipos. Los cinco campeones estarán en Rusia’2018.
Programado en Trípoli primero, el partido se jugará finalmente en el exilio de Túnez. ¿Cómo se lleva eso?
-Libia está en guerra y tenemos que ir fuera a entrenar y jugar. Los partidos oficiales también los jugamos en Túnez, sin público. Llevamos tres años sin poder jugar en Libia. Los campos están cerrados, no hay liga. Nos reunimos quince días antes para preparar el partido, pero el resto del tiempo los jugadores están sin hacer nada o juegan en las calles o donde pueden.
¿Hay alguno en las ligas europeas?
-Libia solo tiene tres o cuatro jugadores que juegan en el extranjero, pero en países árabes.
Las posibilidades de clasificación...
-Muy difícil, porque no aguantan el ritmo de competición.
Entonces, ¿clasificarse para el Mundial es como una misión imposible?
-Imposible no hay nada. Estamos jugando bien. Pero los contrarios son muy fuertes. Túnez y Marruecos, por ejemplo, tienen mucho nivel. Marruecos tiene más de veinte jugadores jugando en Europa, y eso se nota mucho. No podemos ganarles.
¿Hay algún problema con los jugadores? Me refiero a que son de la zona rebelde y de la oficial, por decirlo así, y se les selecciona sin restricciones, o hay algún criterio.
-No. Tengo gente de Trípoli y de Bengasi, de los dos sitios.
¿Se puede decir que la selección de fútbol es una de las pocas cosas de consenso, capaces de unir a los bandos que dividen el país?
-En el fútbol no hay disputas, todos los libios siguen unidos a través de su selección. En Libia hay mucha afición al fútbol y están con el equipo nacional. Cuando fuimos campeones el año pasado fue un acontecimiento en todo el país. En las relaciones entre los jugadores de Trípoli, Bengasi o de otras zonas no se mezcla la política.
En la larga concentración, ¿No se habla de este problema tan terrible?
-No, los jugadores se llevan muy bien entre ellos.
¿Y la rutina, ¿cómo vive Javier Clemente la rutina en una situación tan anómala? ¿Cuánto tiempo pasa allá?
-Pues este año llevo... Llevo cuatro ciclos de mes y medio. Como seis, siete meses fuera de España.
¿Y cómo es su día a día durante ese tiempo de concentración?
-Entreno la mayoría de los días mañana y tarde. Estamos concentrados en la montaña, si es en verano, y ahora, en otoño-invierno, más en la ciudad. Pero en hoteles, entrenando, normalmente en Túnez y en Marruecos, pero también hemos estado en Estambul y en El Cairo. Variamos porque depende de dónde les den el visado para mes y medio, porque no les dan visado para todos los países.
¿Está solo?
-Estoy con dos ayudantes (Ramón Catalá y Alberto Berrocal). Pero cuando acabo el mes y pico vuelvo a España, estoy treinta días, y vuelvo para estar otro mes y pico, según el calendario que tengamos. Este año hemos tenido muchos partidos, por eso he estado tanto tiempo fuera.
Y cómo vive la experiencia?
-Ya soy perro viejo. Bien?
Porque esto, sin duda, es distinto a todo lo anterior...
-Lo llevo bien porque veo que el equipo progresa. Es gente muy humilde que no ha participado mucho en el fútbol profesional y hay que enseñarles a jugar en el fútbol profesional. No tienen malas condiciones, pero no saben lo que es la competición.
¿Le cansa o le está resultando apasionante la aventura?
-Bonita. Bonita porque es un grupo de chavales que están en guerra, que no pueden disputar una liga y tienen mucha ilusión por jugar con la selección y se esfuerzan muchísimo y quieren aprender. Mi relación con ellos es muy buena.
¿Es la mejor baza que tiene Libia? ¿La ilusión de sus jugadores?
-Sí... Ellos reconocen sus defectos, pero su interés por aprender es muy grande. vamos progresando a base de entrenar. Tenemos una media de 22-23 años. Yo les ayudo a ir aprendiendo... Aunque la mayoría de las veces es muy difícil que ganen, el año pasado fuimos campeones de la Copa de África. La jugamos bien porque fue en Sudáfrica y todos los equipos jugamos en campo neutral. Ahora, en las clasificaciones, jugamos en Túnez como locales y no hay nadie en el campo. En Túnez jugamos sin gente y en Ruanda habrá 30.000 a su favor.
¿Juegan en Túnez sin público por normas de seguridad?
-Por un lado por normas de seguridad. Pero en Túnez no tenemos libios. Es muy complicado que los aficionados puedan desplazarse hasta aquí por culpa de la guerra. Te vienen 30 o 40 a ver el partido. Jugamos prácticamente sin público. Los arbitrajes son para nosotros muy complicados.
¿Hasta cuándo tiene contrato?
-Tengo este año, pero como terminamos ahora y hasta el mes de marzo no hay competición, no sé qué va a pasar. Tenemos que hablar. No sé si seguiré después de diciembre.
¿Su intención es seguir si se lo proponen?
-Pues no lo sé, porque ya llevo aquí dos años y se hace muy largo y muy duro. No sé si cambiaré de zona e intentaré trabajar en España. No sé qué haré... Tengo que hablar.
Ya tiene 65 años, para jubilarse.
-Sí.., pero no. ¡Cómo me voy a jubilar si me aburro sin el fútbol!
¿No se ve alejado del fútbol?
-Sin el fútbol no me veo. Me aburriría. De momento me gusta entrenar y es un aliciente muy bonito para mí.
¿Y qué hace para entretenerse mientras está concentrado con la selección libia?
-Nada. Estoy en el hotel prácticamente todo el día... Doy un paseo. Entreno mañana y tarde. Tengo mucho trabajo.
¿Ni un campo de golf cerca...?
-No. En Agadir (Marruecos) sí había. En Estambul estuvimos en la montaña, en El Cairo hacía mucho calor y en Túnez, en el pueblo que estamos, nada. Lo tengo mal.
Seguirá al Athletic, supongo.
-Le veo por la tele. Contra el Betis jugaron sensacional. El Athletic está cambiando el equipo y está jugando muy bien. Poco a poco está cada vez más fuerte. Me está gustando.
Para competir ¿hasta dónde?
-Yo lo que quiero es que sean campeones. La juventud nuestra que va a San Mamés necesita un triunfo del Athletic para saber lo que es.
Ser campeón, sobre todo ahora, es francamente difícil.
-Para ser campeón hay que aprender a serlo.
¿Cómo?
-Siéndolo.