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La canción de Yamilé

Aldama, que estará hoy en la Reunión Internacional de Bilbao, ha logrado medallas con tres países diferentes

La canción de YamiléFoto: Bilbao Atletismo Santutxu

YAMILÉ Aldama (La Habana, 1972) se pone los cascos y comienza otra dura jornada de trabajo. Su motivación diaria, “indispensable” para ella. A los 42 años, la hoja de servicios de esta saltadora de triple salto está llena de muescas. Miles y miles de vuelos que no han reducido lo más mínimo su pasión por el deporte que ama. Día a día sigue calzándose las zapatillas con un reto ambicioso. El objetivo: competir en sus sextos Juegos Olímpicos; el sueño: la medalla. La música de esta cubana afincada en Gran Bretaña es alegría pura. Ritmo caribeño en la cuna de los Rolling Stones y los Beatles. Felicidad para superar cada una de las trabas que le ha puesto la vida. Momentos malos que no han amilanado lo más mínimo a la atleta. Siempre con una sonrisa para enfrentarse a las adversidades. Mentalidad que le ha valido para convertirse en la única atleta en ganar una medalla mundialista representando a tres países diferentes -Cuba, Sudán y Gran Bretaña- y llegar a ser la número 1 mundial de su disciplina.

Aldama forma parte de una de las últimas generaciones doradas del atletismo cubano. “Si me dicen ahora para regresar a esa época, sería feliz. Fueron unos años maravillosos, teníamos un equipo muy completo con grandes estrellas y lo único malo era que no estábamos remunerados como en otros países, el Gobierno se encargaba de gestionar nuestras ganancias. Pero se compensaba con que a cambio nos lo pagaban todo”, recuerda la saltadora cubana. Unos años en los que Aldama consiguió escalar hasta la cima del atletismo mundial y superar la barrera de los quince metros día tras día.

La atleta de La Habana estaba en su mejor momento deportivo y, también, personal. Aldama decidió dar un giro de 180 grados a su vida. Se casó con Andrew Dodds, decidió mudarse a Gran Bretaña y comenzar con los trámites para obtener la nacionalidad británica. Pero todo se vino abajo en un instante. Un día trágico que cambió la vida de la saltadora. Su marido fue sentenciado a quince años de cárcel por su participación en el tráfico de heroína con un valor de 40 millones de libras. “Estaba feliz y enamorada y la vida me dio un mazazo terrible. Me quedé sola con un bebé, una situación nueva en la que no hablaba el idioma y todo era distinto. Echar para adelante era difícil”, declara Aldama, que no se vino abajo y ni se le ocurrió volver a su país natal: “Esa no es mi mentalidad. Soy una persona a la que los problemas no me amedrentan, al contrario, me dan fuerza porque me gusta enfrentarme a los desafíos. Todos tenemos problemas, pero no se gana nada por estar en casa lamentándose. Hay que enfrentar la vida como venga. Es mi manera de llevar la vida, con alegría y tratando de sacar lo positivo de cada cosa”, afirma la cubana, que afrontó estos problemas sin ningún apoyo: “Me lo comí todo sola. Estaba pasando un mal momento, pero mi familia no podía ayudarme, por eso no les dije nada hasta que pasó un año o así desde el juicio. Mi madre es una persona muy emotiva y tenía miedo de que como estábamos tan separadas le hubiera pasado algo al saber la noticia. Decidí apechugar con lo mío y cuando me llamaban decía que todo estaba bien”. Toda esta situación hizo que Aldama se quedará sin competir en el Mundial de 2003 al no tener un pasaporte válido y por ello decidió pedir la nacionalidad sudanesa.

Objetivo: Río’16 Aldama trabaja duramente para poder estar en los Juegos de Río de Janeiro, lo que sería su sexta cita olímpica. La edad no es impedimento para la cubana y reconoce que “no hay fórmula mágica” para su longevidad. “Hay que trabajar duro y saber lo qué uno quiere en la vida. También es importante ser positivo y no agobiarse. Las palabras estrés y depresión no están en mi diccionario”, añade. La atleta de La Habana acudirá a Brasil sin renunciar a nada, con el objetivo de conseguir esa medalla que se le resiste: “No me rindo. Nunca se sabe, a veces la vida te da sorpresas”.

La saltadora afronta este reto después de sufrir un calvario con las lesiones durante el último año y medio y comprobará su verdadero estado hoy en la XV Reunión Internacional Villa de Bilbao. “Tengo mis sueños y mis metas, pero no quiero mirar más allá de este salto, que en este momento es el más difícil”, comenta Aldama. Una prueba que volverá a preparar, como siempre, sin separarse de su música, con su canción llena de alegría.