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Jóvenes sobradamente preparados

Askartza acumula dos equipos en categoría nacional con un ascenso logrado por un conjunto con 16,6 años de media

Jóvenes sobradamente preparadosAskartza

LO que han conseguido estos chavales y el waterpolo Askartza en conjunto ha sido una auténtica burrada”, destaca Joan Lluís Albella (Olot, 1982). Habla el técnico gerundense del bloque leioarra, capaz de alcanzar cotas muy importantes con valores jóvenes de la casa. No en vano, el filial de Askartza, con una media de edad de 16,6 años, es decir, con jugadores cadetes y juveniles en plantilla, ha conseguido escalar a Nacional batiéndose el cobre con bloques sénior de todo Euskadi y, en la fase, del resto del Estado. Así, el año que viene, los chavales de Albella jugarán en Segunda. Además, hay que sumar a eso el gran resultado de los mayores, que terminaron en quinta posición en Primera, después de pasar el trance hace unos años de descender. Su mejor resultado en la historia. Un hito. El otro, ha sido, según admite Albella, “revitalizar” el club con sangre nueva y savia para dotarlo de un futuro más próspero. “Llevo ya cinco años aquí y durante este tiempo he intentado revitalizar y aumentar el número de jugadores. Somos ahora 130 en total”, desvela. Askartza es el único club estatal con dos equipos en categoría nacional.

El entrenador de Olot explica que “en Waterpolo existen tres divisiones: División de Honor, Primera, donde está Askartza A y que ha conseguido la mejor clasificación de su historia, poniéndose quinto, y Segunda Nacional, a la que ha ascendido nuestro equipo filial”. Así, Albella subraya que los chavales del B “compiten con conjuntos de toda España cuyo sueño es ascender”. En este caso, tal y como adjetiva, se trata de “cadetes y juveniles, cuya ilusión es llegar a Primera, pero que se encontraban fogueándose en Liga Vasca”.

Lograron alcanzar un hueco para el ascenso y el primer puesto en la liguilla previa a los cruces en la fase disputada en Nafarroa. “Nos presentamos allí sin nada que perder, sabiendo que estábamos bien de físico y de juego”, recuerda Albella, quien apostilla que “sabíamos que estábamos bien, pero fuimos sin buscar el ascenso. Hemos cambiado en los últimos años la mentalidad del club en todos los ámbitos. Hemos pasado de ser un equipo perdedor a uno ganador”. De este modo, la primera prueba fue la más complicada: A Coruña. “Nuestro duelo contra el equipo gallego fue nuestro partido tonto, el que siempre tienen las plantillas en una competición tan rápida como una fase de ascenso. Aun así, aunque fue nuestro mal día, ganamos. Lo de después fue rodado. La semifinal fue muy apretada y en la final estuvimos todo el rato por delante y, aunque tuvimos un sustillo al final, pudimos controlar el partido”. Los chavales de Albella se llevaron el billete a la final contra los madrileños de Tres Cantos en la tanda de penaltis y contra el Waterpolo 9802, organizador de la fase, triunfaron 11-10. “A mí me parece la bomba lo que hemos conseguido. Además, no hay que olvidar que no estamos en uno de los núcleos fuertes: Madrid y Barcelona”, certifica el técnico gerundense. Apostilla, además, que “hay que ponerse en la piel de un veterano, que vienen unos chavales que les ganan. Pero hay respeto. Dentro del agua es la guerra, pero fuera hay mucho respeto. Hemos recibido muchas felicitaciones”.

feeling, gimnasio y piscina Después de conseguir dos gestas himalayescas, la realidad vuelve a cernirse sobre el club y sobre los componentes del equipo. “La piscina de Askar-tza tiene las dimensiones para jugar en Primera y Segunda, pero no para Honor. Trabajamos muchísimo, pero estamos muy limitados. Nuestra piscina es pequeña y no tenemos ni gimnasio ni permiso para habilitar uno. Mediante la inventiva, tratamos de trabajar mejor. Fíjese, lo ideal para entrenar en estas categorías nacionales es tener a trece o catorce jugadores por entrenamiento y yo tengo a treinta cada noche, porque se juntan los del A y el B. Coinciden. Hay que montar un tetris en la piscina”, comenta el técnico de Askartza, que certifica que “los mayores están encantados con los chavales. Cuando ellos consiguieron la salvación, le dimos valor a la cantera, que a mí me gusta, y subimos a gente del filial. La sintonía con sénior, juveniles y cadetes es brutal. Es la mejor seña de identidad”.

Así, aunque los mayores ya sientan el aliento en la nuca de los más jóvenes “sorprendentemente, no notan la presión de los que vienen por debajo”. Confiesa Albella que “el primer equipo se identifica con los muchachos. Se ayudan. Tienen claro que la filosofía Askartza es la de apoyarse y trabajar para jugar arriba, que es el lugar en el que van a estar los mejores. Es una filosofía de club y de equipo”.

El cambio ha sido grande, tal y como explica el gerundense: “Cuando llegué, el equipo había descendido a Segunda y, en cinco años, la primera plantilla está quinta en Primera y el filial en Segunda. El crecimiento está siendo brutal. Algún jugador ya ha sido llamado para alguna concentración de la selección Española. Yo creo que hay generaciones para ser optimistas. Además, solamente tenemos la ayuda de Bizkaialde. Hay jugadores de Nacional pagando cuota por jugar y en otros lugares cobran”. Por ello, tiene aún más mérito que acumulen dos horas diarias de trabajo. “Mediante balones medicinales, TRX y circuitos de fuerza tratamos de buscarnos la vida. Usamos mucho la comba”, señala Albella. Además de viajes maratonianos: “El primer equipo ha tenido que ir a Canarias, Sevilla, Ceuta, Valencia, Zaragoza, Madrid... Por ejemplo, el planning para ir a Barcelona es coger el autobús a las 8 de la mañana, parar a comer en Alfajarín, Zaragoza, llegar a Barcelona, jugar, volver al bus y llegar a Leioa a las cuatro de la mañana”. Una burrada. “Fíjese, lo que están haciendo estos chicos es increíble”, finaliza Albella.