Vía crucis a la gloria
BERASALUZE Y UN GRAN ZUBIETA, QUE ACABÓ TOCADO Y PEDIRÁ APLAZAR EL PRÓXIMO PARTIDO, SE ENGANCHAN A LAS SEMIFINALES DEL PAREJAS AL GANAR A | Artola-Albisu
Duración: 1h 10:17 minutos de juego; 30:48 minutos de juego real.
Saques: 3 de Berasaluze II (tantos 4, 20 y 22).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 563 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 6 de Berasaluze II, 1 de Zubieta y 10 de Artola.
Errores: 4 de Berasaluze II, 1 de Zubieta, 6 de Artola y 6 de Albisu.
Marcador: 1.5, 2-6, 3-6, 5-7, 6-7, 6-8, 7-9, 9-9, 10-10, 11-11, 12-12, 13-13, 14-14, 18-15 y 22-15.
Botilleros: Sin botilleros, al tratarse de un enfrentamiento entre dos parejas de la misma empresa.
Apuestas: De salida se cantaron posturas a la par.
Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la liguilla de semifinales del Parejas disputado en el frontón Ogueta de Gasteiz. 1.100 espectadores.
bilbao - “Trabajar, trabajar, trabajar y trabajar”. Esa fue la sentencia de Aitor Zubieta, cariacontecido, mientras enfilaba el camino a los vestuarios del Ogueta de Gasteiz. En el retrovisor, un 22-15 que selló una nueva vida para él y Pablo Berasaluze y, por ello, la clasificación matemática para la final del Parejas de Primera de Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria; así como el descarrilamiento de los potentes Iñaki Artola y Jon Ander Albisu, que se la jugaban a cara o cruz tras los acontecimientos del sábado en el Labrit de Iruñea. Casi igual que Pablo y el coloso de Etxarri-Aranatz. Quizás se debió a eso que el duelo se transformara más en un suplicio para los cuatro; espinoso, tenso, metálico, más que brillante. Y Zubieta lo explicó a la perfección: volvieron a atarse al trabajo. Manos de estibador. Casi como un calco del encuentro que les midió en cuartos de final en Amorebieta, los jóvenes guipuzcoanos, aunque espumosos, acabaron regalando en el momento clave a un dueto con más empaque. En definitiva, marcó pauta la solidez. Apelaba Aitor Zubieta al explicar las esquinas de un encuentro complicado a su afán de trabajo y, mientras, se miraba las manos, cuestión que le traerá de cabeza durante toda la semana y quizás la siguiente. El pelotari acabó con la dos tocadas y tiene muchas dudas, por lo que previsiblemente solicitará un aplazamiento del envite frente a Ezkurdia-Zabaleta, que será una semifinal pura y dura, porque los tanteos están en la cuneta y será finalista quien llegue a 22. El año pasado ya se concedió un retraso a Irujo en el mismo punto del torneo y la lógica y la justicia prevén que suceda lo mismo.
Mantuvo la compostura Zubieta con más coraje que otra cosa, abriéndose el pecho y los pulmones para alcanzar el final de un día clave. Porque tras la igualada a catorce se escaparon los colorados y olían el 22. Lo tocaban con la punta de los dedos. El etxarriarra aguantó y saboreó los rigores de lo agridulce. Un respiro, una nueva ilusión, una última carta a la que jugarse el todo por el todo. Mientras, los escombros eran azules. Se derrumbaron. Los yerros acabaron con todo el trabajo.
Después de un inicio de centella de Artola, genial en el remate, y Albisu, en el que impusieron su ley con un inicio peloteado y muy interesante, los colorados se ataron al aguante para buscar oxígeno. ¡Qué paradoja! Porque en un binomio como el formado por Berasaluze II, artista, y Zubieta, pegador, muchas veces el guion es el de acabar el tanto lo más rápido posible. Comenzaron 0-5 y sufrieron para levantarlo. Tal fue el traqueteo que los errores se acumularon sobre todas las cabezas, salvo la de Aitor, entero y muy serio.
En la sobriedad encontraron la igualada, a nueve. Aunque acertado, Artola también falló, otorgando una de cal y otra de arena. Aire colorado.
Y no se despegaron. Albisu acertó a pegar, pero tampoco encontró su hueco. Zubieta seguía a lo suyo: todo entrañas y visión. Una sujeción perfecta para Berasaluze II, que no terminó demasiados tantos, pero sus empujones fueron inquisitivos. Se abrazaron en el luminoso en el diez, en el once, en el doce, en el trece y en el catorce. Encadenaron en ese punto tres fallos los azules, dos de Albisu y uno de Artola, y con la distancia llegó el control. Calcular. Iban 18-14 al sumar el vizcaino un saque-remate. Apenas cuatro palmos. Un vía crucis para Aitor. Artola paró en el txoko perfecto en el momento crítico, pero repitió error, Albisu no llevó dos saques y se cerró. Zubieta detrás aguantaba, inmoladas las manos por la causa.