Bilbao - No siempre se puede remontar. Llevaba el Bilbao Basket tres partidos jugando sus partidos bajo el mismo patrón, viéndose a merced de su rival en el marcador en algún momento de los dos cuartos principales para, a continuación, activar los sentidos a toque de corneta y galopar sin miramientos hacia la victoria pero ayer, con un guion casi idéntico en la primera parte de la trama, la resolución de la película fue distinta y acabó sonriendo a un Baloncesto Sevilla al que, comparado con el que visitó la capital vizcaina en la primera vuelta, se le puede aplicar eso de cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. El conjunto de Sito Alonso, demasiado irregular y romo, inconexo durante muchas fases del partido y con más nubes que claros en su propuesta baloncestística, cedió terreno en un segundo cuarto en el que sus agujeros defensivos permitieron 30 puntos a su rival, se vio 14 abajo en los compases iniciales del tercer cuarto, reclamó galones para acercarse hasta el 60-59 en uno de esos arreones de cinco minutos que son ya marca de la casa pero en el último cuarto, cuando alguno podía estar ya tentado de entonar el manido esta película ya la he visto yo, no hubo remontada, ni voltereta ni nada de nada. Los de Luis Casimiro se mostraron mucho más briosos que los hombres de negro en esos diez minutos finales de la contienda, actuaron con la entereza y el pulso que faltó en el bando contrario y se llevaron el gato al agua con total merecimiento, dando continuidad a su buen momento de resultados.

Porque inmediatamente antes que el Bilbao Basket, los andaluces han obligado a hincar la rodilla a otros dos equipos coperos, Valencia y CAI. El conjunto vizcaino estaba advertido de que mezclar arre y so no iba a ser suficiente para salir victorioso del Municipal de San Pablo, que iba a necesitar mayor regularidad que en anteriores compromisos para seguir invicto en la segunda vuelta, pero no fue capaz de convertir las palabras en hechos. Le falto mucho, puede que más de lo esperado, sobre todo en ese segundo cuarto en el que la retaguardia se vio resquebrajada en demasiadas ocasiones. Y en el último cuarto, con el partido casi igualado, faltó claridad de ideas, pausa y acierto para saber llevar el partido a un terreno más favorable. El lanzamiento exterior no fue la tabla de salvación de otros partidos (se acabó con un paupérrimo 5 de 27 con un horrible 0 de 8 de Danilo Andjusic y Ethan Wragge, los teóricos especialistas en el lanzamiento exterior), Marko Todorovic no estuvo tan fino como otras veces en las distancias cortas, Dairis Bertans tuvo poco protagonismo en el juego y Raúl López no atraviesa por su mejor momento del curso. Así las cosas, el juego por encima del aro de Latavious Williams, los arreones del reaparecido Axel Hervelle y Quino Colom y el eterno ardor guerrero de Álex Mumbrú fueron escasos argumentos para un equipo que acabó el partido con el belga y los jóvenes en cancha y los jugadores con más minutos durante el último mes sentados en el banquillo. ¿Pensando ya en la Copa, toque de atención o ambas?

Del control al descontrol Tras un arranque de partido en el que ambos bandos cometieron más fallos que aciertos en ataque, fue el Bilbao Basket el primero que tuvo la oportunidad de poner pies en polvorosa. Con Mumbrú y Marko Todorovic tirando de los visitantes y Berni Rodríguez dando la réplica entre los de Casimiro, el 7-13 que reflejaba el marcador invitaba al optimismo. Los de Sito Alonso hacían mucho daño merced al bloqueo central pero, por contra, no aprovecharon el tiro exterior ni su dominio del rebote defensivo para coger distancia y el choque llegó igualado al final del acto inicial (17-17) tras un dos más uno de Hernangómez que no fue más que el preludio de lo que estaba por llegar. Con Radicevic llevando perfectamente las riendas, el Baloncesto Sevilla pudo dar rienda suelta a la efervescencia de su juventud merced a las notables grietas que aparecieron en la retaguardia bilbaina. Los locales aprovecharon los cambios defensivos para hacer daño debajo del aro, activaron los triples laterales de Penney y, sobre todo, fueron absolutamente superiores en el uno contra uno para acabar con cómodas bandejas y todo esto, unido a su aprovechamiento de las segundas oportunidades y al juego por encima del aro de Porzingis, dibujó un escenario muy complicado para los hombres de negro (47-37 al descanso).

Y la situación fue incluso a peor y el Bilbao Basket llegó a verse 14 puntos por debajo (53-39) en el amanecer del tercer cuarto, pero si algo es innegociable en el bando vizcaino es la capacidad de lucha, por lo que un parcial de 2-12, con Mumbrú y Bertans como estiletes exteriores y Williams destrozando el aro, colocó un esperanzador 60-59. El cambio de tendencia parecía claro, pero otro triple de Penney castigando una ayuda demasiado larga supuso un jarro de agua fría justo antes de acabar el tercer acto y el punto de partida para que el Baloncesto Sevilla devolviese el 12-2 en unos minutos en los que los de Sito Alonso confundieron de manera abrupta sus coordenadas en ataque y para los que ya no hubo solución posible.