Un fino estilista en el banquillo
El bilbaino kuko cruza, exjugador del cajabilbao y del patronato, vuelve a bizkaia como técnico del histórico lucentum alicante, que mañana se mide al zornotza
RECUERDA vagamente Pedro Luis, Kuko, Cruza (4-I-1975) la última vez que visitó Bizkaia para competir. Fue en octubre de 2001 cuando jugaba en el Badajoz de la LEB-2 y se midió al Bilbao Basket en La Casilla. En aquel partido, se reunieron cinco de los miembros de aquella generación perdida en la travesía del desierto que sufrió el baloncesto vizcaino tras la desaparición del Caja Bilbao. Fue quizás la última gran hornada de jugadores que salió del territorio. Los Madina, Patrik, Iturbe, Barona, Cruza y otros dieron grandes alegrías al club y a sus seguidores. “Fue una etapa maravillosa en el Caja desde infantil hasta juveniles. En un sector en El Fango ganamos al Estudiantes y jugamos dos Campeonatos de España. Coincidimos a la vez jugadores de una calidad extraordinaria. Perdí el contacto con ellos desde mi salida de Bilbao, pero guardo muy buenos recuerdos. Y, desde luego, también del mejor entrenador de formación que he tenido, el gran Carmelo Etxebarria”, rememora Cruza, que se quedó con la espina de no “haber podido jugar con el equipo de mi ciudad en el máximo nivel”. “Pero haber tenido el privilegio y el honor de entrenar un par de veces al lado de Joe Kopicki lo compensa?”, matiza.
Rescatar la figura del bilbaino Kuko Cruza viene a cuento porque ahora es el entrenador del Lucentum Alicante que el domingo se enfrenta en Larrea al Zornotza. Dos ascensos a EBA adornan su aún corta trayectoria y ahora dirige el banquillo lucentino en la Adecco Plata. “Quería seguir vinculado al baloncesto y llegó un momento en que la edad y la situación económica que rodeaba al baloncesto me hicieron dar el paso definitivo”, explica. Asentado en el Mediterráneo, Cruza recibió la llamada del Benidorm hace cuatro años y ahí empezó un recorrido que puede ser tan largo como lo fue el de jugador, que después de Bilbao pasó por lugares como Los Barrios, Algeciras, Badajoz, Donostia, Ponferrada, Hellín -donde coincidió con otro ex del Bilbao Basket como Sergio Sánchez-, Torrevieja, Calpe o sus últimos años en Alfas del Pi.
En todo ese tiempo, Kuko Cruza se mostró como un alero fino estilista, cargó con la etiqueta de “gran tirador, pero debe esforzarse más en defensa”. “Mi físico era el que era y trataba de sacar ventajas con mi tiro. A la vez, lo bueno que tenía era mi competitividad y mi autodisciplina”, señala. Fue entrenado por Txus Vidorreta en el Caja Bilbao, por el difunto José Luis Abós en el Patronato y por muchos otros técnicos de los que ha bebido para moldear su pizarra. “Soy un entrenador que da mucha importancia al tiro. Creo que es básico y hoy en día no se trabaja lo suficiente y no olvidemos que el objetivo de este juego es meter la pelota por el aro. Por otro lado, hago especial hincapié en la disciplina, el afán por competir y la generosidad en el esfuerzo, así que en algo sí que me parezco. Aunque es completamente cierto que en el espíritu defensivo de mis equipos no veo reflejado al jugador que yo era”, reconoce.
Cruza señala a Pablo Laso por el “estilo dinámico y alegre que ha inculcado en el Real Madrid”, pero también a Txus Vidorreta, Sito Alonso, Xavi Pascual, Jaume Ponsarnau? “que son referencia para todos. De fuera de España me fijo mucho en David Blatt”. Al bilbaino le toca estar en un banquillo que han ocupado técnicos ilustres, entre ellos el propio Vidorreta, y en un club que vivió épocas brillantes y que hace dos campañas no pudo consumar el ascenso a la ACB. “Entrenar aquí supone responsabilidad, pero también ilusiona y motiva”, comenta. La realidad obliga a “ser humildes y no caer en los errores del pasado. La ACB está ahora mismo muy lejos. Hay que asentarse en la Adecco Plata y después ya se verá. Al menos, se nota que la afición ha recuperado la ilusión”.
En todos sus años como jugador, Kuko Cruza fue testigo de que “todas las ciudades, incluso pueblos, querían su equipo. Ahora la situación económica es peor, hay menos equipos y más dificultades para cerrar plantillas y gestionar”. Y deja una reflexión cada vez más extendida: “Lo que no debería haber cambiado es la permeabilidad de las Ligas. Muchas veces se logra en los despachos lo que no se gana en la pista”.