Bilbao - “Probablemente, aquel día pocos se fijaron en lo que hice porque yo no era uno de los jugadores top del equipo”. Sergio Sánchez (27-XII-1984, Bilbao) rebobina su mente y regresa al pasado 24 de mayo. Aquella tarde de sábado, el Bilbao Basket cerró ante el Rio Natura Monbus (92-94) una temporada desquiciante en lo extradeportivo. Tras el bocinazo final, jugadores y afición se homenajearon mutuamente por haber conducido la nave hasta allí contra viento y marea sin que nadie tuviera la certeza absoluta de volver a reencontrarse un curso después en el Bilbao Arena. “Al acabar el partido, cuando fuimos todos al centro de la cancha, yo me quité las zapatillas y las dejé allí. Mi novia y mi madre estaban en la grada, ya sabían lo que pasaba por mi cabeza y les hice ese gesto; lo tenía medio pensado”, recuerda. Los diez segundos que estuvo en pista aquel día fueron los últimos como jugador de baloncesto de este alero que tras formarse en Maristas y pasar por Santurtzi, Hellín y Ávila vivió “un sueño” estos dos últimos años al jugar la Liga Endesa y la Eurocup con el Bilbao Basket antes de pasar a las oficinas para, como trabajador de la Fundación Bilbao Basket, pasar a convertirse en nexo de unión entre el conjunto bilbaino y los clubes, colegios e ikastolas de Bizkaia.

“Mucha gente me lo pregunta: ¿29 años y ya retirado de las canchas? Al final, se me presentó esta oportunidad y había que aprovecharla. No era el momento para irme de Bilbao por circunstancias familiares y de mi pareja. Sinceramente, cuando volví de Ávila (2010) ya tenía pensado apartar el baloncesto y empezar a pensar en mi futuro, pero se me presentaron estos dos años en el Bilbao Basket y lo dejé pasar. Pero la temporada pasada, con todos los líos que tuvimos, me lo volví a plantear. Sí, tengo 29 años, he tenido ofertas de clubes de fuera y de otros de aquí, pero hay que pensar en el futuro”, apunta, aventurando que “aún no me ha pasado, pero sé que dentro de un mes voy a tener un mono de la leche. En verano sí que jugué con los amigos, que son todos de este mundillo, pero desde que he empezado en la oficina no he tocado un balón. Echo mucho de menos el día a día con los compañeros, pero muchísimo... Ahora, cuando quedo para cenar con Álex, Axel y Raúl, que son con los que más relación tengo, me doy cuenta de lo mucho que añoro lo que cuentan de los viajes, las charlas en los hoteles...”.

Sergio siguió el turbulento verano del Bilbao Basket con la misma inquietud que el resto de la familia del baloncesto vizcaino y cuando el futuro del club se esclareció a él también se le abrió una puerta profesional. “Cuando se arregló la situación me dijeron que tenían pensado contar conmigo y luego me llamaron para decirme que había quedado una vacante libre porque ya no estaba Salva (Guardia) y a ver qué me parecía trabajar en la Fundación”, señala. Recogió el guante acto seguido. “Mi labor es ejercer de nexo de unión entre el Bilbao Basket y los clubes, colegios e ikastolas de Bizkaia. También los actos sociales con las asociaciones a las que solemos invitar a los partidos, el tema de los campus, que ahora vamos a tener el de Navidad... Desde que he empezado veo que la cosa va a más. El tema de entradas para escuelas y clubes está marchando muy bien, también la campaña de abonos para escolares está funcionando... Todo está yendo hacia arriba”. El exhombre de negro no oculta que en cursos precedentes se hizo un uso incorrecto de algunas de estas entradas y abonos, algo que ahora “se ha filtrado mucho. Antes se abusaba mucho y estas entradas y estos abonos van dirigidos a los que van dirigidos. ¿En algunos momentos ha podido haber menos afluencia en el pabellón? Sí, porque esa gente no se ha aprovechado. Eso está corregido desde el principio de temporada”.

Asegura Sánchez que en lo referente a la relación con los clubes “se ha hecho un buen trabajo hasta ahora”, pero en su cometido él cuenta con una ventaja añadida: “Soy de Bilbao, he jugado contra todos los colegios con los que hablo diariamente, muchos de mis amigos ahora son entrenadores o coordinadores en esos centros... Para mí es más sencillo que para otras personas precisamente por ese hecho”. También reconoce, divertido, que en muchas de esas conversaciones con clubes le han salido posibilidades para volver a vestirse de corto: “Me ha pasado varias veces. Por ejemplo, cuando llamé al Santurtzi a Imanol Martínez lo primero que me dijo al descolgar fue: Si me llamas para jugar, la respuesta es sí”. Para el miembro de la Fundación, el hecho de que el Bilbao Arena sea la segunda cancha de la Liga Endesa tanto en afluencia de público como en porcentaje de ocupación es un motivo de orgullo. Cree que aún queda margen de mejora, pero apunta que “rozar el otro día ante el CAI los 9.000 espectadores me parece un dato increíble. Yo desde la Fundación, en mi parcela de trabajo, estoy viendo que entre colegios, clubes y gente joven hay una demanda tremenda; quieren venir y, de hecho, vienen. Hay variables que pueden servir para enganchar a más gente. Quizás haya habido aficionados que se saturaron con todo lo que pasó el año pasado y ahora se reenganchen, también habrá habido gente que por lo que ha pasado tenía miedo de cómo iba a funcionar el equipo... Y, sin duda, el cuarto puesto y el juego que está haciendo hasta ahora es el mejor reclamo posible”.

Recuerdos Con los momentos especiales de su carrera bien guardados en la memoria -“el primer año que me marché a jugar fuera, a Albacete, fue brutal; el ascenso a LEB Plata con Ávila y, sobre todo, la final de la Eurocup; te queda el regustillo amargo de no haberla ganado, pero cuando de vez en cuando miro la medallita de aquel día... Bufff”-, Sergio no esconde que la espinita de haber dejado el baloncesto tras un año tan turbulento en lo extradeportivo se le ha quedado dentro “porque además físicamente estoy bien y podría seguir jugando, pero ahora estoy muy ilusionado con esta nueva etapa, con el trabajo que hago y por seguir vinculado con mi club. Yo he crecido con el Bilbao Basket y sigo con el Bilbao Basket. Para mí es algo especial”.

De cara al futuro, no oculta una ilusión compartida por buena parte de la familia del baloncesto vizcaino: fomentar el trabajo de cantera. “El club está por la labor y con el tiempo se hará. Y creo que se será una cantera importante porque chavales hay, de hecho cada vez más. Yo veo muchos partidos y ahora hay mucho más nivel que cuando yo jugaba con 14 años, también chavales que han salido de Bizkaia para crecer en otros sitios. Espero que en el futuro esa gente pueda volver y acaben siendo jugadores de la primera plantilla del Bilbao Basket”. En definitiva, que algún chaval herede aquellas zapatillas que se quedaron en el centro de la cancha del Bilbao Arena.