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La sorpresa era el fútbol

EL REAL MADRID, CON GOLES DE CRISTIANO, PEPE Y BENZEMA, REMONTA EL TANTO INICIAL DE NEYMAR. | El equipo de luis enrique se disolvió en un segundo tiempo en el que los locales jugaron a placer

La sorpresa era el fútbolAFP

Real Madrid3

Barcelona1

Real Madrid: Iker Casillas; Carvajal, Pepe, Ramos, Marcelo; James Rodríguez, Kroos, Modric (Min. 88, Arbeloa), Isco (Min. 83, Illarramendi); Benzema (Min. 86, Khedira) y Cristiano Ronaldo.

Barcelona: Claudio Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Mathieu; Busquets, Xavi (Min. 60, Rakitic), Iniesta (Min. 72, Sergi Roberto); Luis Suárez (Min. 69, Pedro), Messi y Neymar.

Goles: 0-1: Min. 4; Neymar. 1-1: Min. 34; Cristiano Ronaldo, de penalti. 2-1: Min. 50; Pepe. 3-1: Min. 61; Benzema.

Árbitro: Jesús Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Messi, Neymar, Piqué e Iniesta por los visitantes y a Carvajal y Cristiano Ronaldo del Real Madrid.

Incidencias: Partido de la novena jornada de la Liga disputado en el Santiago Bernabéu ante unos 81.000 espectadores.

bilbao - Los lloros de Cristiano Ronaldo durante la semana y el recado de Carlo Ancelotti eran pura fachada. Los merengues protestaban por contar con un día menos de descanso que el Barcelona tras sus compromisos europeos, pero por lo visto ayer sobre el césped del Santiago Bernabéu, a los madridistas los pulmones y las piernas les dan para mucha más batalla que a los jugadores del Barcelona. El Real Madrid pasó por encima del equipo catalán en el segundo tiempo y eso le bastó para poner el 3-1 en un marcador que pudo incluso haber sido más abultado. El triunfo corrobora el buen momento del grupo conducido por Ancelotti y siembra la duda en un Barcelona que ha pinchado en el primer encuentro de campanillas que se ha encontrado esta temporada.

Luis Enrique cumplió con la promesa de dar minutos a Luis Suárez y lo alineó de inicio. El técnico asturiano apostó ayer por los galones. A la hora de la verdad, en el momento de mirar a los ojos al rival directo, exigió que fuesen los jugadores importantes del último lustro los que sacasen las castañas del fuego: Iniesta, Busquets, Xavi, Piqué... En definitiva, que cuando vienen olas el nuevo Barça de Luis Enrique se parece mucho al antiguo Barcelona.

Por el contrario, Ancelotti sí que faltó a su palabra y no incluyó ninguna sorpresa en su alineación. Con Kroos, Modric e Isco en el centro del campo intentó disputarle el balón al Barcelona. Pero el guion del partido saltó pronto por los aires. Los visitantes solo necesitaron una jugada para adelantarse en el marcador.

En el minuto cuatro Luis Suárez, prácticamente en el primer balón que tocaba en la Liga, sirvió el cuero a Neymar en el borde del área, donde el brasileño recortó sin problema a Carvajal y a un Pepe que fue de menos a más en el partido. El jugador blaugrana, a placer, cruzó el balón al palo izquierdo de Iker Casillas y rompió la igualada a cero.

Fue el anticipo de una primera media hora de juego en el que el Barcelona sí consiguió hacer encajar sus piezas de medio campo hacia arriba. Los visitantes sacaban el balón desde la defensa con facilidad y en cuanto Alves o Mathieu se incorporaban por una de las bandas, conseguían crear una superioridad en la zona ancha que ayudaba a conectar con el tridente ofensivo.

El Real Madrid no se amilanó y reaccionó enrabietado apretando durante cinco minutos a la defensa culé. Tras el partido, Ancelotti presumió de que sus hombres no perdieron la cabeza ni la fe tras el gol de Neymar: “La clave fue que mantuvimos tras el gol la misma idea: atacar no solo con contraataques, sino por las bandas”. Ciertamente, en el primer tiempo la mayor baza ofensiva de los merengues fue Marcelo, cuyas subidas por la banda izquierda sacaron los colores a Dani Alves. Un centro desde su banda lo remató Benzema al larguero.

En el minuto 23 el Barcelona pudo matar el partido. De nuevo una buena jugada de Luis Suárez dejó el gol en bandeja a Messi, quien remató solo a dos metros de Casillas. El capitán blanco salvó milagrosamente la jugada, lo que alimentó la reacción de sus compañeros. Fue el inicio de otra ráfaga ofensiva blanca. Marcelo pisó área y su centro raso lo cortó Piqué con la mano. El árbitro no lo dudó: penalti. “Hay que saber cuál es el criterio, porque yo no puedo hacer desaparecer la mano”, se quejaba el central catalán tras el partido, “me tiré al suelo para cubrir el máximo espacio posible y sería antiestético tirarme con las manos en la espalda”.

el principio del fin Cristiano Ronaldo no desaprovechó la oportunidad y marcó desde los once metros, rompiendo así la racha de imbatibilidad de Claudio Bravo, que no había encajado un solo gol en todo lo que iba de Liga. Fue el principio del fin para el Barcelona. Tras el descanso el equipo de Luis Enrique no presentó argumento alguno para llevarse el partido. El encuentro se rompió y se convirtió en un intercambio de golpes, el escenario perfecto para que el Real Madrid se encontrase cómodo. Pepe cabeceó a las redes un córner botado desde la derecha y desató la maquinaria blanca.

El Barcelona se empeñó en seguir su manual de estilo: posesión, posesión y posesión. Pero no fue capaz de mover el balón con una velocidad más. Su juego se volvió previsible, hasta el punto de que una jugada de estrategia a su favor se convirtió en el tiro de gracia que mató el partido. Rakitic, que acababa de entrar sustituyendo a Xavi, sacó un córner de manera nefasta. Su pase raso a la frontal del área lo despejó la zaga madridista a la altura de los banquillos. Se vivió entonces el sprint más lento de la Primera División entre Iniesta e Isco. El de Fuentealbilla, que contaba además con la cobertura de Mascherano a su espalda, se confió en exceso y no pudo evitar que Isco se llevase el cuero y organizase una contra letal en un santiamén. El balón pasó por los pies de Cristiano y James para llegar a Benzema en el corazón del área, donde el francés no tuvo problemas para cruzar el balón ante la presencia de Claudio Bravo.

Luis Enrique decidió sacar a Luis Suárez del partido para dar entrada a Pedro, pero el Barcelona ya no pudo hacer más que ver cómo el Real Madrid amenazaba con anotar el cuarto gol en cada contragolpe. Para colmo de males, Iniesta se lesionó y tuvo que ser sustituido por Sergi Roberto. Ancelotti, por su parte, decidió mover el banquillo para dar descanso a sus hombres. Retiró a Isco, a quien besó en señal de gratitud por su gran partido, Benzema y Modric, dando entrada a Illarramendi, Khedira y Arbeloa.

No pasó nada más. El Bernabéu se vació de felices aficionados que veían cómo su equipo quedaba ya solo a un punto del eterno rival gracias a haber cosechado seis victorias consecutivas en Liga. “Ganar al Barcelona tiene un significado importante”, confesaba después el entrenador italiano, “el Barcelona es un equipo muy fuerte y, además, recortamos puntos en la tabla. Por eso estamos más satisfechos”. A pesar del resultado, Ancelotti no quiso dar la razón a quienes decían haber visto un Real Madrid muy superior a su rival: “Superior no lo sé. No es fácil superar al Barcelona. El partido fue bastante igualado y no he visto una gran superioridad, aunque al final tuvimos muchas opciones porque el rival estaba descolocado”.

Luis Enrique, por su parte, apuntaba que “la derrota nos deja claro que hay rivales tan buenos como nosotros o, como hoy, mejores. Te pueden ganar claramente, como ha pasado hoy”. Para el entrenador asturiano su equipo no representó papeles muy diferentes en cada tiempo: “No creo que nos hayamos desinflado. Dejamos de generar ocasiones, pero debido al rival”. Y es que el Madrid puso ayer más fútbol sobre el césped. Ya lo dejó bien claro Sergio Ramos: “Hemos visto un Real Madrid que también ha sabido mantener la posesión. No solo juegan ellos”.