bilbao - El día que se escenifica en Bilbao el regreso de Manolo Saiz al ciclismo, en el que ya estaba sin estar estando, el cántabro está fuera, en otro sitio, conectado por el móvil al hospital donde, a su vez, las máquinas y los tubos conectan a Isidro Nozal, uno de sus niños de la ONCE en coma desde la mañana del martes tras sufrir un accidente de tráfico, a este mundo.
De que no se escape se preocupa como un padre Saiz, que vuelve al ciclismo tras deambular por otros mundos -tuvo un restaurante, se metió en el Racing de Santander, se dejó llevar, quiso, a veces, perderse, otras no se encontró...- sabedor siempre de que el destino le traería alguna vez de vuelta consciente de que todos los mundos, como las ruedas de las bicicletas, son redondos. O, tal vez, sea más simple que todo eso. “Todo el mundo quiere tener a su lado al mejor y él lo es”, resume Javi García la razón por la que Saiz desembarca en su equipo, el Baqué-Campos, sin que nadie sepa explicar muy bien quién buscó a quién. “Fue un encuentro”, recordó ayer Saiz, quien lo dató en 2012 en una presentación de las escuelas del conjunto de Berango, ahora fusionado con los ayuntamientos de Leioa y Erandio en Elkar Kirolak. “Nos presentó Mikel Pradera”, recordó Saiz, “y me llamó la atención su honradez y generosidad”. Su espíritu gregario, quiso decir el cántabro, que siempre estuvo enamorado de tipos como Herminio Díaz Zabala o Leanizbarrutia, para tirar de un proyecto que hace nada era eso, una presentación de escuelas, y ha crecido hasta tocar la último cielo. “Queremos sacar un equipo profesional”, recordaron ambos el deseo del que ya habló Javi García hace unos meses. Todo ese tiempo ha estado dedicado, junto a Saiz, a ello. Gastando nudillos. Y explicando lo beneficioso que es para una marca comercial ligar su nombre a un equipo ciclista, pero especialmente, a este que cuida tanto la cantera, los niños que son el futuro que tan negro pinta no allá lejos en el horizonte, sino mucho más cerca, mañana mismo o la temporada que viene, cuando se sienta por primera vez en mucho tiempo el frío de la ausencia -no habrá ningún equipo profesional vasco el próximo año, ni World Tour, ni continental profesional, ni continental- salvo que Javi García ate los cabos que dice que le faltan. “Pero si no es en 2015, será en 2016”, promete Saiz, que es como si hablara Javi García, manager del Baqué-Campos, de momento, el buque insignia del proyecto en el que desembarca el cántabro después de vivir otras vidas.
No llega a un lugar desconocido. Ni lo es el ciclismo para él ni, tampoco, el equipo. “Les he estado ayudando en lo que he podido”, reconoció Saiz, quien ha ido todo este tiempo de la mano de Javi García y parte de lo que es ahora el Baqué es cosa suya. Quizá entre esas cosas esté el empeño del conjunto vizcaino en traspasar las fronteras vasca y estatal y correr en el resto de Europa. Saiz ya ha acompañado esta temporada en Italia a Marino Lejarreta, que, además de reencontrarse con la dirección de un equipo, el volante de director, comprobó la distancia tan grande que existía entre sus corredores y los italianos como si estuviese viendo correr en bicicleta a dos mundos diferentes. Y Javi García, que es más de hechos que de palabras y por eso prefiere que hablen Manolo y otros, volvió llorando de la Lieja-Bastogne-Lieja sub’23 sobrecogido no por el escenario, que también, sino por lo mucho que les quedaba aún por aprender. “Esto es como la universidad”, repitieron una y otra vez los que serán los maestros, Saiz, que se encargará de la preparación de los corredores y otros temas deportivos, y García, pero también Herminio Díaz Zabala, Leanizbarrutia o Pradera, todos ellos corredores de Saiz en la ONCE como David Etxebarria, que será el director principal del equipo al que regresa tras despedirse hace un año y que tendrá a su lado a Roberto Laiseka, que ya dirigió al Baqué en la Volta do Futuro portuguesa donde Peio Goikoetxea ganó una etapa.
calendario europeo Todos ellos, pero sobre todo Saiz y García, están convencidos de la necesidad de enfrentar a sus jóvenes corredores -llegan el prometedor Alex Aranburu y Gotzon Udondo a una plantilla de catorce ciclistas- a la dura vida de los pelotones de Italia, Francia, Bélgica, Holanda o Alemania como si los abandonaran desnudos en el Amazonas para que aprendan a sobrevivir y se hagan fuertes y buenos ciclistas. Por eso, el Baqué, tras un buen año y una buena experiencia, ampliará su calendario europeo. “Antes, en profesionales había cuatro o cinco plazas para corredores de 20 años que iban aprendiendo”, recuerda Saiz de sus años. Ahora no hay equipos. “Pero estoy seguro de que el nuestro saldrá”, promete García. Mientras eso ocurre, los chicos del Baqué aprenderán a ser profesionales por Europa.