bilbao - Los Juegos Olímpicos de Sochi ya son historia. La llama olímpica ha desaparecido del pebetero y los deportistas deben volver a su país de origen. Todo su trabajo, sus logros y sus fracasos están ya en los libros. Coincidiendo con el último día de competición, Imanol Rojo puso punto final a la participación vasca. El tolosarra consiguió dar un paso adelante y mejorar su papel en las otras tres pruebas en las que había tomado parte. En la meta de la prueba reina del esquí de fondo, los 50 kilómetros, fue el 33º y, además, se permitió competir con los mejores durante gran parte del recorrido.
El guipuzcoano, dispuesto a marcharse de Sochi con un buen sabor de boca, arrancó la prueba empeñado en aguantar el ritmo de los mejores. Lo consiguió durante nada más y nada menos que 40 kilómetros.
A partir de ahí la carrera se rompió en cabeza. Los esquiadores rusos decidieron hacerse con el control de la carrera y su apuesta les salió bien, puesto que coparían el podio. Tras una hora y 45 minutos de prueba, las medallas se decidieron al sprint. La diferencia entre el oro y el bronce estuvo en menos de un segundo. El vencedor fue Alexander Legkov, la plata fue para Maxim Vylegzhanin y el bronce para Ilia Chernousov.
Imanol Rojo consiguió llegar a meta en el puesto 33, a menos de dos minutos y medio del vencedor. El mérito del tolosarra es evidente al comprobar que en el kilómetro 35 era cuarto a solo 1,2 segundos del primero.
El guipuzcoano, al igual que Paul de la Cuesta, ha tenido oportunidad de participar en cuatro disciplinas diferentes en estos Juegos. Ellos dos, junto a Lucas Egibar, han conformado la expedición vasca más grande que ha viajado a unos Juegos Olímpicos de invierno desde los de Nagano en 1998.
Rojo debutó el día 9 en la prueba de 30 kilómetros. La carrera le dejó buenas sensaciones y consiguió firmar un 50º puesto. Dos días después le tocaría emplearse a fondo en la prueba de sprint libre, donde volvió a firmar un puesto redondo: el sesenta. El día 14 volvería a ser 50º en la prueba de los 15 kilómetros clásicos. Parece que solo el propio Imanol Rojo sabía que en la prueba más dura sería capaz de codearse con los mejores.
Por su parte, Paul de la Cuesta también debutó el día 9 y también ha tenido que esforzarse en cuatro pruebas diferentes. El donostiarra consiguió ser 28º en el descenso. De la Cuesta, que ya había tenido la oportunidad de coger experiencia cuatro años atrás en los Juegos de Vancouver, volvió a la acción el día 14 en la super combinada. Fue en esa jornada cuando consiguió rendir a mejor nivel. Firmó el 22º mejor tiempo. Su progresión se vería cortada en el súper gigante de dos días después. Paul perdió el control y se fue al suelo, no pudiendo llegar a meta. En el gigante del día 19 se despidió de los Juegos con buenas sensaciones. Fue 36º.
sabor a medalla El día 17 le tocó participar al benjamín de la expedición, a Lucas Egibar. Con solo 20 años este donostiarra ha estado aspirando a la primera medalla vasca en unos Juegos de invierno. Consiguió imponerse en las bajadas de octavos y cuartos de final de la prueba de snowboard cross, pero una caída en al semifinal le dejó fuera de la lucha por las medallas. Egibar se rehizo y se impuso también en la final de consolación, lo que le dio el séptimo puesto. Este diploma olímpico mejora los resultados de la esquiadora Ainhoa Ibarra y el snowboarder Iker Fernández.