Bilbao. Como es habitual en estos actos protocolarios, el país organizador aprovechó la ocasión para desarrollar un espectáculo que representase su historia y su cultura de cara al resto del planeta. Tras un pequeño número lleno de simbología rusa, se rompió con una de las costumbres de las ceremonias de inauguración. Tradicionalmente se suele realizar un espectáculo para después dar entrada en la pista a los atletas de todos los países, pero en esta ocasión las delegaciones desfilaron al principio de la ceremonia para instalarse en las gradas más bajas del estadio, que permanecían vacías. De este modo los deportistas pudieron disfrutar de la puesta en escena del gran espectáculo. Esto era una reivindicación de los verdaderos protagonistas de los Juegos, que se perdían gran parte de la ceremonia de inauguración.

Siempre con música de los grandes compositores rusos de fondo, centenares de bailarines y acróbatas escenificaron la historia de Rusia, ayudados de espectaculares efectos especiales y escenarios proyectados sobre toda la pista del estadio.

El presidente del COI, el alemán Thomas Bach, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, procedieron a los discursos de rigor antes de que la llama olímpica entrase en el estadio. Lo hizo de la mano de la tenista María Sharapova, quien cedió el testigo a la exsaltadora Yelena Isinbáyeva. Después le tocó el turno de portar la llama olímpica al mejor deportista de lucha grecorromana de todos los tiempos, Alexandr Karelin, y a la campeona olímpica de gimnasia rítmica, Alina Kabáeva.

Los encargados de encender el pebetero fueron un hombre y una mujer: el portero de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak y la patinadora Irina Rodniná. Tretiak fue tres veces campeón olímpico y diez veces campeón mundial con la Unión Soviética entre 1970 y 1984, mientras Rodniná repitió esa proeza en la modalidad de patinaje sobre hielo en parejas entre 1969 y 1980.

el desliz de Fernández El abanderado español, Javier Fernández, se disculpó ayer a través de Twitter por las declaraciones que hizo en una entrevista en la que recomendó a los homosexuales que "se corten un poco" durante la competición.

Tras estas declaraciones, el colectivo gay expresó su rotundo rechazo y el patinador no tardó en pedir perdón a quien se hubiese sentido ofendido y lamentó que "se hayan malinterpretado mis palabras". Sus afirmaciones causaron un especial revuelo debido al rechazo internacional a la dura legislación del primer ministro ruso, Vladimir Putin, contra el colectivo homosexual, que incluso provocó que muchos agentes sociales llamasen a boicotear los Juegos de Sochi.