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Evans le hace un hueco a Samuel Sánchez en el BMC

El asturiano correrá en el BMC, el equipo del australiano, Gilbert o Van Garderen

Evans le hace un hueco a Samuel Sánchez en el BMCDeia

bilbao. Lo único que le pide Ochowicz, patrón del BMC, a Samuel cuando sellan el acuerdo -un año de contrato- que acaba con el peregrinaje del asturiano y Jona Lauka, el exciclista finlandés que le representa, por los despachos del World Tour, es que mantenga la noticia a buen recaudo, bajo candado de siete llaves. La custodia del secreto, el ejercicio de contención, convierte a Samuel, un tipo equilibrado, en un volcán que se libera en la intimidad al grito de "¡por fin!" mientras guarda silencio, ni niega ni afirma, ante los rumores que se suceden sobre su futuro. Cuchicheos de vecindario que le llevan de aquí para allá, de un destino a otro, y le colocan maillots tan dispares como el del Caja Rural o el Cofidis, buenos equipos, pero humildes y sin los recursos económicos de los grandes portaaviones del World Tour donde ha brillado el campeón olímpico desde su erupción en 2005, siempre con el maillot de Euskaltel-Euskadi, hombre fiel y naranja, hasta que su desaparición le obliga a entrenar en enero con la ropa negra que le deja su amigo Paco de Etxeondo. Hay quien piensa ya, porque la temporada arranca sin él en Argentina y en Australia, que no cambiará más de maillot, que su futuro es tan oscuro como las prendas que le cubren cuando viaja a Catar y prepara allí, bajo el sol del desierto, la temporada que no sabe si disputará.

Samuel se receta paciencia. Pero la espera le va empujando al vértice de la desesperación, donde la tentación de la renuncia, la rendición, se vuelve más fuerte. Le lastra, además, el golpe moral que supone el desencuentro con el Tinkoff Bank, el equipo de Contador con el que llega a un acuerdo verbal a principios de diciembre a la espera de que se solucione su relación con Euskaltel y cuando este asunto se resuelve antes de que llegue fin de año, no encuentra a nadie al otro lado del teléfono. Nadie contesta. Ni en el Tinkoff ni en ningún otro lado durante un mes de enero frío y angustioso para Samuel, que no quiere retirarse porque se ve fuerte y valioso pese a sus 36 años, pero no piensa tampoco en aceptar cualquier cosa, una norma que le dicta la dignidad. Cuando va acabando enero, pone límite a su resistencia. "10 o 15 días más", dice. No irá más allá de mediados de febrero en su empeño. Pero no necesita tanto tiempo porque Lauka logra abrirse hueco entre la alambrada impenetrable del World Tour y recibe la atención de Andy Riis, dueño de la empresa de bicicletas suizas BMC, y Ochowicz, que no necesitan que nadie les cuente el historial del asturiano, su título olímpico, sus victorias en las grandes, los podios de la Vuelta y su impronta en las clásicas, donde siempre ha estado con los mejores. Así que las conversaciones son ágiles.

"Se ha hecho todo en un pin-pan-pun", reconoció ayer Samuel, que el sábado quería gritar ya "¡por fin!" porque sabía que esta vez la cosa cuajaría y seguiría siendo ciclista, pero no puede. De eso se encargó ayer por la mañana Ochowicz a través de un comunicado que colgó en la página web del BMC, el equipo de Evans, Gilbert o Van Garderen. El acuerdo es por una temporada y además de destacar su palmarés, el mánager del nuevo equipo del asturiano recalcó el oficio que tiene su nuevo fichaje. "Sammy aportará su calidad y experiencia a nuestro grupo", dijo. Y Samuel, que le apetece mucho "correr con Evans", un viejo rival junto al que ahora ha encontrado hueco.