Bilbao
EL discurso más sonado acerca de la competencia en la Liga BBVA es que cada temporada que se extingue, Barcelona y Real Madrid se alejan progresivamente de los otros dieciocho clubes participantes. Palabras que proyectan hastío o, cuanto menos, el advenimiento del mismo. Puede que no sea así, dado que en el curso que se estrena se cumplirán diez años de la última Liga conquistada por un equipo que no fuera el catalán o el madrileño, un ciclo que históricamente ha sido superado por el lapso 1984-95, todavía más prolongado. De modo que el marco bipolar que acontece no es contemporáneo ni inédito. Si bien es cierto que entonces se sucedieron once temporadas de duopolio que aún pueden ser batidas por el jerárquico ciclo que asiste. De modo que también puede que sea así, que el abismo divisor entre culés-merengues y el resto engorde cada campaña que se consume o se inaugura.
Existen indicadores objetivos de que la tendencia se inclina hacia lo segundo, una Liga de dos más enconada que nunca y con visos de seguir siéndolo. Los goles, anotados y encajados, y los goleadores, perspectivas tanto globales como individuales, son ejemplo de la franja divisoria que acontece. Los campeones de los dos últimos cursos han arrasado con las marcas de goles cosechados hasta la fecha. Los 121 tantos del Madrid (2011-12) y los 115 del Barça (2012-13) así dictan. Para más inri, la mayor diferencia de la historia establecida entre goles a favor y en contra la impuso el equipo blanco esa misma 2011-12, cerrando el ejercicio con +89. Respecto a goles encajados, en la 2010-11 el conjunto culé encajó 21 goles, una cifra que nadie ha rebajado desde que se desarrolla una Liga de 20 equipos. Asimismo, Messi y Cristiano Ronaldo han desactualizado cualquier marca personal, tanto internamente a nivel de club como en el plano global de la Liga, con los 50 goles del argentino en la 2011-12 y los 46 del portugués esa misma temporada como paradigmas en el espectro individual. Números arrolladores que encuentran difícil competencia.
Coincide, además, que es en estas dos últimas temporadas cuando se han batido todas las marcas anteriores de puntos, representación de autoridad en la competición regular. Ambos clubes se han afincado en la cuna de los 100 puntos (el Madrid en la 2011-12 y el Barça en la 2012-13), algo que no había sucedido en las 16 temporadas anteriores, concretamente, desde que entraran en vigor los 3 puntos por partido ganado. Es precisamente desde entonces cuando el separatismo entre merengues-culés y el resto ha ido in crescendo. Muestra de ello es el hecho de que, desde entonces, desde el curso 1995-96 cuando se da el salto a las tres unidades para el casillero por victoria, la media de puntos con los que se conquista una Liga es de 84. Citar que en las seis últimas temporadas, Barcelona y Real Madrid han superado este umbral (2007-08, 85 puntos; 2008-08, 87 puntos; 2009-10, 99 puntos; 2010-11, 96 puntos; 2011-12, 100 puntos, y 2012-13, 100 puntos). Anteriormente, retrotrayéndose hasta la 1995-96, solo en dos ocasiones más se ha rebasado la frontera de los 84 puntos, el año de la entrada del cambio a los 3 puntos y el posterior (1995-96, 87 puntos, y 1996-97, 92 puntos).
Estos datos ilustran la tendencia bipolar y radicalizada de la Primera División española, así como auguran una nueva temporada con la esencia de las antecesoras. Más de la misma historia: dos Ligas paralelas, la de la lucha dual por el título y la de la distinción de entre la mediocridad con el tercer puesto como máxima por coherente aspiración.
Barcelona y Real Madrid siguen reforzándose, como cada época estival, con los futbolistas del momento. Hasta ahí, más de lo mismo. Refuerzos rutinarios. Si bien, esta campaña ocurre el agravante que ya venía dándose, pero no con la imposición del momento actual. Es el marco del contexto económico, más implacable e impermisible, y que trae como consecuencia la incapacidad para seguir la línea empleada de captación a golpe de talonario. Más allá de esa imposibilidad de rearmarse con jugadores a los niveles de otrora, con las garantías deportivas que puede ofrecer un oneroso gasto, los clubes que no son Madrid o Barça padecen también la estampida de futbolistas, ante la incapacidad de retenerles con suculentos contratos o ambiciosas aspiraciones deportivas (véase esto como una posible consecuencia de la riqueza).
Así, de cara a este curso que está por estrenarse la competencia para el duopolio se viene abajo de manera estrepitosa. Estrellas que emigran como Falcao (Atlético), Soldado (Valencia), Navas y Negredo (Sevilla)... suponen la devaluación de la competencia y, por tanto, de la Liga en términos de atractivo. La Liga de las Estrellas ha dejado de serlo y ahora el paraíso del balón está allende las fronteras con Francia o Portugal. Solo Barcelona y Real Madrid defienden, sostienen e identifican tal apelativo, pero eso, como cosa de dos. Lo cual, románticamente, es peligroso, dado que una competición sin competencia deja de ser una competición. Tal vez pasaría a convertirse en una especie de Circo, en jornadas que son paseos triunfales para catalanes y madrileños, citas que ceden el interés competitivo y que guardan la mera curiosidad sobre la capacidad arrolladora. Exhibiciones.
martino vs. ancelotti Los maestros domadores, agentes para la captación de la atención y focos de noticias por ser residentes de los banquillos más mediáticos, bajo el paraguas de la incertidumbre, figuran el italiano Carlo Ancelotti, nuevo entrenador del Real Madrid, y el argentino Gerardo Tata Martino, técnico entrante del Barcelona, dos de los grandes reclamos de la nueva campaña. A priori, optan por la paz en lugar de la guerra ante los micrófonos, portan halos de discreción. Buscan plasmar, además, conceptos parejos del manual de estilo, el fútbol lúcido como medio hacia el gol, la posesión como estandarte iconográfico. Para los dos será el punto más álgido de sus carreras deportivas, la cota de mayor exigencia y amparados por esta premisa, se desconocen las respuestas de los entrenadores, de ahí el morbo por ver cómo encararán las situaciones más complejas o favorables, siendo el mayor quebradero de ambos sobre el papel la gestión de los recursos humanos, la repartición de minutos y, por tanto, de sonrisas entre la plantilla. Sin duda, seguirá siendo el pulso encarnizado entre los dos tótems de la Liga, un duelo que está conduciendo a alcanzar límites insospechados, porque cuando uno eleva el listón, el otro se desvive por ser competencia. Un bucle que se materializa. El compás de la Liga, el ritmo de la competición, puede brotar del ingenio de una de estas dos seseras.
Barcelona y Real Madrid dejan de este modo un rebufo en el que esperan enfundarse equipos como Atlético de Madrid, Málaga, Valencia, Sevilla, Real Sociedad, Betis o Athletic, los cuales apenan sustentan el apelativo de alternativas. De hecho, todos, con las únicas excepciones de Barça y Madrid en la Liga, han traspasado a sus principales avales.
Con el rumbo fijado en la temprana obtención de la salvación para fijar metas mayores residen la mayoría de equipos: Rayo, Getafe, Espanyol, Valladolid, Levante, Osasuna, Granada o Celta, como los ascendidos Elche, Villarreal y Almería. Siete de estas once estructuras mantienen las fórmulas dando rienda a los mismos entrenadores, mientras que cinco han buscado sustitutos. El Levante ha apostado por Joaquín Caparrós, el Valladolid ha contratado a Juan Ignacio Martínez, el Celta se ha hecho con los servicios de Luis Enrique y el Almería ha apostado por Francisco Rodríguez. Ingredientes para tratar de aplacar las desigualdades, búsqueda de recetas para combatir por la no proclamación de una década de duopolio que puede traer consigo una cola inmensa, tan estirada como para azotar a la Liga y hacer temblar unos pilares que se erigen como principio de cualquier competición, que es precisamente su competencia.