Duración: 43:54 minutos de juego.
Saques: 7 de Olaizola II (tantos 1, 2, 5, 6, 13, 14 y 22) y 2 de Martínez de Irujo (tantos 5 y 10).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 190 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 7 de Olaizola II y 9 de Martínez de Irujo.
Errores: 3 de Olaizola II y 5 de Martínez de Irujo.
Roturas de saque: 6 de Olaizola II (tantos 3, 10, 12, 15, 18 y 19) y 3 de Martínez de Irujo (tantos 7, 12 y 13).
Marcador: 2-1, 3-1, 5-2, 6-3, 7-4, 8-5, 10-6, 11-7, 12-7, 12-8, 15-9, 21-10 y 22-15.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Asier Olaizola (con su hermano Aimar Olaizola) y Patxi Eugi (con Juan Martínez de Irujo).
Incidencias: Revancha del Manomanista encuadrada en La Blanca con dos saques alternos por persona disputada en el frontón Ogueta de Gasteiz. Buena entrada.
bilbao. El laboratorio de pruebas que fue ayer el Ogueta alumbró varias certezas atadas a la mirada color cemento de Aimar Olaizola: que los saques alternos no dejan paso a las remontadas al evitar que uno de los pelotaris goce de una gran tacada, que los cambios de pelota supusieron un lío, porque el que hacía el tanto elegía pelota y no el que sacaba, y que a la sombra de Juan Martínez de Irujo se encogió por un inicio de Aimar enorme, sesgando su saque para tomar distancias y aplicar la velocidad de crucero. Inapelable el despliegue del goizuetarra, la espina dorsal de su juego sigue siendo la misma, como si no hubiera existido el desastre de partido del miércoles, la fiabilidad. Juan es un huracán, un ferrari, todo caballos, potencia y genio, además de un artista en el reluciente filo de la navaja; mientras que Aimar Olaizola tiene es una mezcla entre un relojero suizo y un preciso ingeniero alemán pero en versión pelotari. Y, ante eso, con una pequeña renta al inicio, no hay experimentos que valgan, bulldozers capaces de pasarle por encima, ni días oscuros de tormenta.
Convergiendo en una década histórica, sus duelos toman tintes épicos y demandados, aunque los derroteros que están tomando en los últimos tiempos, sobre todo cuando solo están ellos en la cancha y el partido amanece serio, son habitualmente goizuetarras. Aimar ha cambiado su estilo para maniatar al revolucionario iberoarra, capaz de transformar el Manomanista él solito con su juego de aire, obteniendo unos réditos enormes. Pues bien, siendo la revancha de ayer un híbrido realmente extraño y unido al rarísimo caso del cambio de cuero por el que gana el tanto y no por el que saca, la confusión ganó enteros al inicio y Olaizola II obtuvo su premio en río revuelto. Desde el inicio estaba claro que los servicios alternos evitarían las tacadas, lo que, tal y como estaba previsto, la miga del envite residía en romper el saque del rival y ganar los propios para ir ganando un buen colchón de cara al resultado final.
Así lo hizo Aimar, que aterrizó enchufado y con sus dos primeros saques directamente al luminoso. Abrió la primera brecha así, pero después llegó el mejor tanto del encuentro, el 2-1: un prodigio de brega, pelotazos, ataque y defensa, que acabó con una dejada en la punta de Irujo que iluminó una revancha que hasta ese momento solamente había contado con dos pelotazos a buena. No le duró la alegría al de Ibero. Aimar, como una hormiguita, rompió el servicio y se llevó los suyos. La brecha había ascendido ya a cuatro cartones.
En el reparto de golpes, el punto de mira de Aimar amplió las diferencias hasta el 21-9. Y la cosa pintaba muy negra. Aun así, a Juan se le vio fuerte, pero su adversario, con una defensa increíble, le puso contra las cuerdas demasiado pronto. Lo que, unido a la cizalla del experimento para evitar tacadas, le dejó a merced de un error o un tanto dominado. Al final, maquilló la cosa el potente Juan mientras Aimar estaba meciéndose en la victoria. Otra muesca en el rifle del goizuetarra, que vuelve a atormentar los sueños del delantero de Ibero.
zarautz, en suspense La feria de Zarautz parece encontrarse aún en suspense. Tradicionalmente, la final -el curso pasado fue solo de un festival- se disputaba el 15 de agosto, pero las empresas ya han programado un duelo en Azkoitia entre los primeros espadas del cuadro profesional: Olaizola II-Apraiz e Irujo-Barriola.