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Una semana de fiesta

Martínez de Irujo y Barriola se llevan el cetro de la feria de San Fermín después de protagonizar un partidazo ante Olaizola II-Beroiz Juan, el mejor del torneo

Una semana de fiestaUnai Beroiz

Duración: 1h 21:40 minutos de juego; 37:43 de tiempo real.

Saques: 2 de Martínez de Irujo (tantos 5 y 18).

Faltas de saque: Ninguna.

Pelotazos: 745 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 8 de Olaizola II, 2 de Beroiz, 10 de Martínez de Irujo y 1 de Barriola.

Errores: 7 de Olaizola II, 2 de Beroiz, 5 de Martínez de Irujo y 3 de Barriola.

Marcador: 0-1, 1-5, 1-6, 2-7, 3-8, 4-10, 6-11, 7-11, 7-12, 8-13, 8-14, 9-18, 16-19, 17-20, 17-21, 18-21 y 18-22.

Apuestas: De salida se cantaron posturas de 100 a 60 favorables a Olaizola II-Beroiz.

Incidencias: Final Torneo de San Fermín de parejas disputada en el frontón Labrit de Iruñea. Lleno. Martínez de Irujo se llevó el trofeo al mejor pelotari de la feria.

bilbao. Se sacudió a golpes Juan Martínez de Irujo del morbo creado para sus enfrentamientos con Aimar Olaizola tras la derrota del Manomanista. Decían que buscaba revancha el de Ibero, un alma libre con un espíritu ganador, un purasangre atado a la libertad del remate, de la vida calurosa a ritmo de rock and roll, de batalla descarnada, de bendita locura. Ayer fue uno de esos días y no amaneció con síntomas de revancha en la cancha. Las neuronas fluyen, innatas, cuando la pelota alcanza el verde. Cosas del directo. Pues bien, en un nuevo ejemplo de espíritu huracanado y descarnado, el aterrizaje de Irujo en la final de San Fermín fue de auténtico escándalo. Lo hizo todo bien. Supo mandar y rematar para abandonar a su suerte a su contrincante en los cuadros alegres, Olaizola II, y tirar por la calle de en medio, por el camino fácil, por la explosión volcánica de intentar desnortar a Mikel Beroiz y acabar delante. Salieron las cosas bien de inicio, lo suficientemente bien para dar la vuelta a las apuestas y un volquete a lo que en principio se presentaba como un partido de brega y pelea. 0-5 de salida para los de Aspe.

Juan manejaba los tiempos y Abel Barriola actuaba de metrónomo. El ritmo es una de sus mayores virtudes. Además, al jugar contra un zaguero que se adapta a sus circunstancias, las distancias se igualan. Y es que, Beroiz no es uno de los guardaespaldas pegadores del cuadro, pero, al igual que Abel, controla muy bien su físico y se dosifica lo suficientemente como para llegar al final de los encuentros con la chispa fresca. A pesar de todo, a pesar de abrir una buena brecha, los tantos fueron peloteados y duros, convirtiendo el Labrit, con un calor infernal, en un crematorio que tarde o temprano tenía previsto fundir a alguno de los protagonistas. Por suerte, no fue así. De hecho, antes de alcanzar el cartón diez, Irujo terminó con un soberano gancho un tanto imperial. 121 pelotazos en un horno para que los cuatro acabaran con la tensión por las nubes. 3-9. No hubo descanso.

Le costó entrar a Aimar. Por fin, parecía un humano y no un cyborg. Después de reinar en todas las batallas individuales, encadenando dos cetros del Manomanista y otros dos del Cuatro y Medio consecutivos, Olaizola II no mostró su mejor versión, cosa rara. Aun así, Irujo y Barriola se despegaron pero no concretaron. Llegaron a estar 9-18 entre golpes de genio de Juan y Abel.

Entonces, Irujo tuvo problemas con los tacos de la derecha y comenzó a dudar. "Apenas le podía dar", explicó. A Olaizola eso le dio alas. Beroiz, mientras, a lo suyo. Sujetó a la perfección el partido cuando peor estaba. Con el huracán dormido por su diestra, los colorados dieron un paso adelante. Se pusieron 16-18 y el infarto se apoderó del partidazo. No obstante, dos errores de Aimar acabaron con la final de la feria de San Fermín, que se fue para los soberbios manistas de Aspe.