Un pañuelo por el mano a mano
w Mikel Urrutikoetxea, excelente en el Manomanista, capitaliza las opciones vizcainas en San Fermín w Xala-Zabaleta y Oinatz-Begino, protagonistas hoy
bilbao. Sudoroso y sin apenas aliento, Mikel Urrutikoetxea comenzaba con las pruebas en el mano a mano de la Liga de Empresas, que había previsto para el Desafío del Vino de la feria de San Fermín un partido a toda la cancha contra Joseba Ezkurdia con la pasa en el seis. Fue eléctrico y de muchos quilates el envite. El delantero de Zaratamo anudaba a su retrovisor los cordeles de un pasado muy fructífero dentro del mano a mano, de las palabras de la cátedra, que hablaban de él, que le nombraban como un futurible en cuanto la chispa de sus brazos le durase, porque sus extremidades son dinamita. Estaba en San Fermín por su capacidad de fajarse a todo el frontón. Y ganó al voleísta de Arbizu en un partido duro y largo que hizo levantarse de la silla al público del Labrit más que el estelar, más que el duelo de parejas de aquel día de transición entre la liguilla de cuartos de la feria y la final de la misma. Recibió su pañuelo por el mano a mano.
Un curso después de aquel partido la historia se repite, pero más dulce sin duda. Otro pañuelo colorado por su goce individual, aunque esta vez como titular de la feria por el gran Manomanista que completó en Primera, por alcanzar las semifinales, por devolver después de once años la ilusión a la afición vizcaina y por creerse la posibilidad de estar dónde está. Porque si de algo está sobrado Urrutikoetxea es de humildad. El pasito fue contra Xala, pero, parafraseando a Neil Armstrong, debió pasársele por la cabeza que "era un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad -para el pelotari, en este caso-". En un duelo genial y trabajado, desmontó al zurdo lekuindarra. Y luego, en otro metalúrgico, a Idoate. Cayó contra Aimar Olaizola después de entrar en la antesala de la final y convertirse en el cuarto cabeza de serie de la competición reina del curso.
Aquel envite contra Mikel Idoate tuvo una importancia más transcendental de la que parecía a simple vista. La llegada del txantrearra le colocaba a simple vista en la parrilla de salida de Asegarce como cuarto delantero de la empresa, junto con Iker Arretxe. Mano a mano. La grave lesión de Pablo Berasaluze, unos meses después, le colocó la vitola de tercero en liza. Sin embargo, la rama más complicada del Manomanista alumbró una de las noticias del año. Destacó Urruti, descalabró a Idoate en un partido para recordar -el más peloteado en la distancia desde hace una década- y le alcanzó en las esperanzas veraniegas. Para los servicios técnicos de Asegarce no pasaron inadvertidos los grandes partidos individuales, pero tampoco los que ha jugado a parejas desde que acabó el torneo. De hecho, un encuentro en Muskiz, frente a Titín III y Beroiz acompañado de Albisu, un duelo de pantalón largo, con tres pelotaris consagrados ya en el primer nivel, fue el que explotó sus opciones de manera definitiva. Aunque se le podía acusar de que se mostraba tímido en el remate, el de Zaratamo se puso morado a buscar el frontis y a enredar. Valiente y descarnado. Jon Ander volverá a custodiarle en su descorche grande.
Duelo de pegadores y artistas La feria la abren hoy Xala-Zabaleta contra Bengoetxea VI-Begino, a partir de las 18.30 horas en el Labrit. Un duelo entre artistas delante y pegadores detrás. Yves y Oinatz aseguran remate y locura veraniega; mientras que sus guardaespaldas auguran golpes de genio. El de Autza siempre está cómodo en el frontón iruindarra.