Duración: 45:19 minutos de juego; 8:44 de juego real.
Saques: 2 de Barriola (tantos 2 y 6) y 4 de Martínez de Irujo (tantos 5, 9, 10 y 21).
Faltas de saque: 1 de Martínez de Irujo.
Pelotazos: 203 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 5 de Barriola y 10 de Martínez de Irujo.
Errores: 7 de Barriola y 4 de Martínez de Irujo.
Pasa: 1 de Barriola.
Marcador: 0-1, 1-2, 3-3, 4-5, 4-6, 5-7, 7-8, 8-10, 9-11, 10-13, 10-14, 11-14, 11-15, 12-18, 12-19 y 12-22.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Mikel Irigoyen (con Abel Barriola) y Patxi Eugi (con Juan Martínez de Irujo).
Incidencias: Eliminatoria de semifinales del Torneo de San Fermín del cuatro y medio disputada en el frontón Aritzbatalde de Zarautz. Buena entrada.
bilbao. De nuevo, Juan Martínez de Irujo tiene su destino sellado al de Aimar Olaizola. Tras clasificarse ayer para la final del Cuatro y Medio de San Fermín frente a Abel Barriola en el Aritzbatalde de Zarautz, el delantero de Goizueta le esperará el día 7 de julio en el festival matutino del Labrit iruindarra, una cita de gran calado aunque a la sombra de los tres grandes. Así las cosas, aunque siempre medita Juan que dentro de la jaula no se encuentra cómodo, su versión en la cancha zarautztarra fue digna de sus mejores tardes dentro de la distancia agotadora del acotado. Estuvo sobrio, tranquilo y mandó en el juego a bote y de aire a base de ritmo. Irujo estuvo soberbio ante un Barriola que llegaba bien, crecido tras su victoria ante Julen Retegi, y que tuvo una actuación notable. Quizás arriesgó demasiado en algunos momentos de la semifinal, pero era lo que tocaba. Y más ante un adversario como Irujo, huracanado en el despliegue y volcánico en el remate.
Anudados a un partido metalúrgico pero espídico, Barriola e Irujo se fundieron en un partido veloz y rápido, dándole velocidad a la pelota pero sin abandonar el juego clásico. De hecho, Irujo, un apóstol del aire, se puso a trabajar porque Abel presentaba batalla en su parcela de clasicómano pelotazale, de zaguero todoterreno pero anclado en los anales del juego a bote. Barriola, herrero de paciencia, apostó por no dejar que Juan utilizara el saque-remate para irse en el luminoso y así forzar su falta de acople con la distancia por las circunstancias: es decir, haber estado inmerso en el Manomanista hasta el domingo pasado sin oportunidad de ejercitarse en el acotado.
Así alcanzaron cotas de partido peleado y eléctrico, divertido aunque no fuera excesivamente fértil en el remate. Abel se sujetó a Juan para que no se despegara, pero este, relajado a velocidad de la luz, dio síntomas de habitar un escalón por encima. Sobre todo, en los momentos clave, Irujo estuvo mejor, más incisivo y menos precipitado. Aun así, apenas pudo separarse tres tantos llegada la decena (7-10) y solamente se abrió la brecha por dos saques consecutivos que pusieron tierra de por medio. Una dejada al ancho devolvió el oxígeno al zaguero de Leitza y solo le duró un cartón más por un error de Juan desde las tablas. Ahogado por la batalla hasta ese momento, desgastados por la exigencia de un enfrentamiento infernal, Abel erró dos pelotas consecutivas y puso a Irujo con la mayor diferencia hasta ese punto (9-13).
Con una buena brecha mediado el envite, el delantero de Ibero no se achicó y forzó un dos paredes que se le cayó. Volvieron a medirse, entre errores y aciertos, hasta alcanzar un tanto enorme: el 11-16, que fue para Irujo. Acabaron muertos, en el vestuario, tras buscar la chapa pelotazo tras pelotazo. Acabó el delantero con cartón de su lado al tumbar a Abel en el txoko después de haberle mandado a las tablas. Lo de antes fue una oda al Cuatro y Medio: brega, velocidad, búsqueda del tanto y lucha descarnada, sin reservas.
Tras el paso de los dos pelotaris por el vestuario, Irujo arriesgó dos ganchos enormes, le salieron y selló la victoria ante un Abel cansado y sin posibilidad de reacción. Perdió con las botas puestas Barriola, pero Juan está por encima.