Las nuevas caras del ciclismo vasco
Asentados en la cima Antón, Intxausti, Nieve, Castroviejo, Landa o los hermanos Izagirre, una nueva generación de prometedores corredores de entre 20 y 23 años busca asomarse a la élite del ciclismo profesional
bilbao
El pelotón no para. Inexorable, avanza quemando etapas, evolucionando y mutando su piel. Baila el reparto de triunfos y fracasos, y también el nombre de sus integrantes. Euskadi sigue teniendo una presencia notable en la élite: 45 ciclistas vascos, ocho menos que en 2012, llevan este año un dorsal profesional. Asentados en la élite Antón, claro, Intxausti, Castroviejo, Nieve, los Izagirre, Landa y los demás, una nueva generación de corredores nacidos a finales de los 80 y principios de los 90 busca afianzarse en el campo profesional. Aberasturi, Peio Bilbao, Gari Bravo, Omar Fraile o Mikel Aristi son algunas de esas promesas que pueden asomar en 2013.
jon aberasturi, 1989
Un velocista de Gasteiz
Cuando Igor González de Galdeano explicaba la necesidad de traer a Euskaltel ciclistas extranjeros, uno de sus argumentos era la carencia del equipo en los esprines. Y, justo entonces, aparece un velocista de Gasteiz. Jon Aberasturi ha dado el salto desde el equipo Orbea y ya empieza a comprobar en sus carnes la dureza del UCI World Tour: "Me han quedado sensaciones muy buenas. Al final, desde pequeño veía por la tele a Euskaltel como una referencia. Siempre estaba pendiente de ver las carreras y me parecía una barbaridad ver a mis ídolos. He podido llegar a ser uno de ellos y hay que aprovechar la oportunidad".
Consciente de que su principal misión es absorber todo lo que pueda de los compañeros más experimentados, el alavés se exprimirá por aportar su granito de arena al equipo: "El objetivo es ir aprendiendo, ir fijándome cómo son las llegadas en las carreras World Tour, cómo trabajan los equipos de cara al sprint, para que algún día pueda conseguir victorias a ese nivel. Ahora, sobre todo, tengo que aportar al conjunto. En el equipo hay gente extranjera de mucho nivel, que son muy rápidos, y yo tengo que aprender y ayudar a los que están consolidados".
Ha encontrado dos compañeros de quienes alimentarse. "Sobre todo de André Schulze, que a sus 37 años tiene mucha experiencia", dice el alavés, "ha estado en mil esprines y de él se puede aprender mucho". Pero también tiene a Juanjo Lobato, quien le arrebató el Campeonato de España junior de 2006: "La verdad es que es un grandísimo corredor. En Australia compartí habitación con él y hemos hecho buenas migas".
Aberasturi afronta este año un trabajo mucho más intenso de gimnasio a las órdenes de Javier Orbañanos para potenciar sus cualidades y luego hará "un trabajo más específico con la bici para los esprines "A lo máximo que aspiro es a ganar un Mundial", confiesa.
peio bilbao, 1990
Ambición para las clásicas
Esta temporada todavía está por llegar el estreno de Peio Bilbao. Una lesión de rodilla le hace ir con más de un mes de retraso respecto a sus compañeros: "Si todo va bien, será dentro de dos o tres semanas". Bilbao ha consensuado con Igor González de Galdeano las líneas de lo que debe ser su temporada: "Le dije que el año pasado me había encontrado muy bien en las clásicas de un día y este año me han enfocado por esa parte. Siempre que hay un líder toca trabajar para él. Pero está claro que el equipo necesita puntos y cualquiera vale para cogerlos. En esas clásicas en las que te puedes mover de otra manera, en las que no hay un líder claro, hay que buscar la opción e intentar rascar algún punto".
El vizcaino asume que le toca dar un paso al frente: "Se supone que en estos dos primeros años he ido aprendiendo un poco el oficio y, estando ahora en un equipo de 29 ciclistas como estamos, creo que sí puede cambiar un poco mi papel. Ahora habrá que ir cogiendo responsabilidades. En el tercer año quieres decir que estas ahí". Será su manera de reivindicarse, pero también de devolver al equipo la confianza que ha puesto en él: "Hay que agradecer a Euskaltel. Hay muchos que no lo saben agradecer, pero al final siguen apoyando el trabajo de cantera con nosotros". Por eso puede dar este año alguna alegría a la afición vasca, sobre todo "en las carreras cortas en las que me desenvuelvo bien". Ahí se guarda una bala en la recámara: "Tengo algo de chispa para el final".
garikoitz bravo, 1989
El descaro vestido de naranja
Tras probar el profesionalismo en el Caja Rural, Garikoitz Bravo ha llegado a Euskaltel dispuesto a demostrar el desparpajo que le ha caracterizado en todo su proceso de formación. El de Lazkao ha mutado su piel del verde al naranja, algo a lo que está acostumbrándose muy rápido: "Tenía ganas de llegar aquí, porque es el equipo que más he admirado desde pequeñito. Después de trabajar duro tantos años, ya lo he conseguido".
El guipuzcoano ya ha dado las primeras pedaladas de esta temporada en Australia y en el Algarve y, al igual que tras la primera concentración junto a sus compañeros, destaca que "el primer contacto ha sido mejor de lo que esperaba".
Garikoitz Bravo puede ser uno de los corredores vascos que este año animen el pelotón. Correoso, hiperactivo y con habilidad para sacar petróleo de la mínima posibilidad que se le presente, ya sabe lo que es ser el mejor en la montaña de la Vuelta a Portugal. "Quiero hacer las cosas bien y cumplir en lo que me pida Igor", explica, "me ha pedido que sea atrevido, que vaya a dar la cara. Trabajar y que, si tengo oportunidades, las aproveche".
omar fraile, 1990
La perla verde
Hace tropecientos años, casi treinta ya, Pedro Sanz fue el primero en coger entre sus manos aquel pedazo de diamante bruto que venía de la huerta navarra para ser, decían ya, campeón ciclista. Sanz recuerda que tuvo el privilegio de medir el potencial de Miguel Indurain cuando era joven y desconocido. Fue aquella vez que, cuentan, el chico reventó la bicicleta que calibraba su fuerza. El médico navarro dice que es cierto que se calentó cuando alcanzó el tope de los 500 vatios, una barbaridad entonces, pero que lo demás es leyenda. En su despacho del centro Vitasport de Iruñea, Sanz tiene una foto posando con Indurain. Es de 1988 y están en los pasillos de un hotel de Cangas de Onís después de una etapa de la Vuelta. Ese día subió Lagos de Covadonga con la muñeca rota tras caerse en el Fito, lo que le sirve a Sanz para recordar aquello de que un campeón debe serlo tanto en el la sala de máquinas como en el puente de mando. Fuerza y mentalidad.
De eso habla Sanz cuando una mañana fría de diciembre entra en su consulta Omar Fraile, nuevo corredor del Caja Rural, un fenómeno, señalan, al que se dispone a medir su motor. Los números dicen que sí, que el chico es bueno, que tiene el don, pero que está por pulir. Es una perla verde. Lo dice después del esfuerzo sobre la bicicleta del vizcaino Giuliano Peruzzi, preparador del equipo navarro que analiza los vatios y las pulsaciones, el peso y todo lo demás y concluye que Omar está en el camino. Su relación peso potencia es buena, por encima del 5 y cerca del 5,5, un límite que puede superar para acercarse al 6, que es donde se sitúan los grandes campeones (Contador ronda el 6,4 y Purito, el 6,2). "Para ser tan joven -22 años-, los datos son muy buenos", dice Peruzzi. "Omar viene del remo y del mountain bike y está acostumbrado a trabajar fuera del umbral, muy intenso pero breve. Ahora tiene que incidir en la resistencia, en dar continuidad a la explosividad que tiene". En eso está Omar, que ha pasado este año del Orbea -donde solo un descuido al abrigarse en la etapa reina le impidió ganar la Ronde de L'Isard- al Caja Rural, un paso más en su camino al World Tour, un destino inmediato e ineludible. De momento, ya sueña con debutar este año en la Vuelta al País Vasco.
mikel aristi, 1993
La joya de la Fundación
El nuevo proyecto de Madariaga arranca, como siempre, con varios nombres que auguran un buen futuro al ciclismo vasco. Entre todos, quizás el que más brille, el que esconde el potencial para esculpir la figura de un gran ciclista profesional, es Mikel Aristi. Su entrenador, Aritz Arberas, no se atreve a describir de una manera precisa a su pupilo, consciente de que el guipuzcoano debe terminar de formarse y definir su estilo: "Es pronto para encajonar a Mikel en una tipología de ciclista, pero es, por su fisonomía, un tipo fuerte, un rodador. Pero bueno, Indurain también parecía rodador y luego mira cómo subía los puertos. Es difícil encasillarle ahora. Es fuerte y rápido". Además de por su potencial físico, Aristi llama la atención por su madurez: "Con Mikel hay que ir muy despacio. Es una persona muy adulta para la edad que tiene. Es serio y trabajador, pero no podemos adelantarnos varios pasos. Hay que cumplir unos plazos y tiene que ir cada año poco a poco".