El artesano berriztarra
Pablo Berasaluze se mete en las semifinales del Cuatro y Medio, cota que jamás había alcanzado
Grandilocuente y artista a partes iguales, Pablo Berasaluze se ha destapado en el presente Cuatro y Medio, una competición que le viene dada como anillo al dedo. Y es que, ya dice el mago de Eratsun, Julián Retegi, que "lo más bonito de este torneo es que favorece a diferentes tipos de pelotaris". Así las cosas, el artesano efervescente vizcaino, volcánico cuando entra en juego en la órbita del frontis y casi imposible de parar cuando está en vena, ha encontrando su camino chocando frontalmente con pelotaris de mayor músculo y velocidad a la hora de golpear la pelota. Lo mostró ante Asier Olaizola, que llegaba con un físico brutal y cayó sin ambages, lo volvió a demostrar contra Abel Barriola, un clasicómano que trabaja mucho, circunstancia que puede pasar factura a un manista como Pablo, y Juan Martínez de Irujo, en un duelo agónico, épico, en el que el saque fue una baza importantísima para un delantero irreverente y agitador como él. Y eso que no inició con todas consigo el maestro de Berriz. "Empecé con buenos entrenamientos, aunque esta semana no he terminado a gusto del todo", afirmó el manista vizcaino en su primera comparecencia en la jaula de este curso, en la elección de material que le cosió al Bizkaia y a Asier Olaizola, con quien dijo que "tendría un partido casi imposible".
No fue así y el mayor de los hermanos de Goizueta cayó irremisiblemente ante un adversario que le hizo un roto con el saque, aspecto técnico que ha lanzado al de Berriz a la hora de acometer todos sus duelos dentro del acotado. Y es que, en una modalidad como la del Cuatro y Medio, donde el primer servicio es fundamental, la destreza del de Berriz en esta suerte le dota de un plus a la hora de afrontar un envite. De este modo, su primera víctima encajó nueve, así como varios saques-remate por pelotas entregadas; ante un restador como puede ser Abel Barriola, acostumbrado a trabajar este aspecto por su condición de zaguero, apenas le metió dos, pero la potencia y la intención impresa por el vizcaino en cada pelota le dio la oportunidad de materializar remates imposibles -además de trabajar una barbaridad cuando el partido se ponía duro-, y contra Juan Martínez de Irujo la tendencia fue positivísima: dio cinco dentelladas y recogió a la perfección los recados del de Ibero cuando tenía de cara el envite. Hasta terminar la contienda afiladísimos los dos del esfuerzo, todo hueso y músculo, con los pómulos hacia dentro, y acabar fusionándose en tremendo abrazo Pablo con su botillero, Josetxu Areitio.
Insurgente cuando todo apuntaba a que los gallos engulleran su parte del pastel, el delantero de Berriz ha dado un golpe encima de la mesa para poner claro y marcando en letras de oro que está dispuesto a todo por tocar la gloria; dispuesto a sufrir y sacrificarse. También, a soñar. Ya explicó antes de afrontar el torneo a DEIA que "soñar es difícil, pero hay que darlo todo". Y lo ha logrado. Siendo un visionario irreverente. Artesano del tanto, de la reverencia.
elección de material en beasain El delantero de Berriz seleccionó ayer en Beasain un material de 105,4 y 104,6 gramos; mientras que Julen Retegi apartó pelotas de 105,2 y 106 gramos.