bilbao. En poco más de un mes de competición, antes de que el pelotón afronte las primeras grandes citas del calendario -mañana, por ejemplo, la Het Nieuwsblad, la antigua Het Volk, estrena la temporada del pavé, las clásicas románticas del norte-, Alejandro Valverde ha despejado parte de las dudas que traía implícito su regreso a la competición tras año y medio en barbecho. Sigue siendo el mismo, o parecido. Balaverde. Ya le ha hecho tres muescas al año: una etapa en el Tour Down Under y otra en la Vuelta a Andalucía que cerró ayer con el consuelo del triunfo final porque la etapa que acababa en el repecho de La Guardia, en Jaén, se la sisó con habilidad y buenas piernas Dani Moreno.

Valverde se reencuentra a sí mismo en apenas un mes, su gran deseo antes de volver a colocarse un dorsal, y en el mismo tiempo el Movistar, un equipo de enorme potencial en 2011 pero, a la vez, incompleto, encuentra con la presencia del murciano su sentido fundacional, un orden tan clásico y simple como el de un líder como faro. Valverde es el imán en torno al que se organiza el grupo.

Durante todo el año pasado, suele contar Pablo Lastras, los corredores del equipo, la mayoría antiguos gregarios de Valverde, Mancebo o los demás, esperaron su regreso con impaciencia. Corrían con libertad para buscar su lucimiento personal, pero en realidad, cada prueba era un examen de conciencia. "Tratábamos de demostrar que éramos dignos de un líder como Alejandro", explicaba Lastras hace unos días.

"Este equipo siempre había estado acostumbrado a trabajar para un líder y lo está volviendo a hacer", contó José Luis Arrieta, el último gregario de Indurain que colgó la bicicleta. Desde 2011 dirige al Movistar. "Tener a alguien como Alejandro también ayuda. Es tan normal y lo agradece tanto que sus compañeros dan, si cabe, un poco más en la carretera".

El inicio de temporada ha sido inmejorable para Valverde, con el punto de mira fijado en las clásicas de primavera y el duelo con Gilbert. Hacia allí, la Vuelta al País Vasco como objetivo ineludible, camina Samuel Sánchez, que ha debutado estos días en la ronda andaluza y ayer, quinto día de competición, fue tercero en el repecho de La Guardia. Antón, sexto en la subida al Santuario de Nuestra Señora de Araceli, llegó ayer noveno y dentro de poco más de una semana afrontará la París-Niza, un asunto mayor.

Arranca la temporada vasca Antes de que lleguen las grandes citas del calendario profesional y después de la disputa de L'Essor Basque en Iparralde, el pelotón aficionado estrena el año en Hegoalde mañana en Zumaia, primera prueba del torneo Euskaldun. El domingo, Soraluze descongela el Lehendakari. En total, el calendario, igual de copioso que en temporadas anteriores, se compone de 65 carreras: 25 del Euskaldun, 27 del Lehendakari, las clásicas de Aiztondo, Valenciaga y Santa Cruz de Legazpi, y las tres vueltas, Bidasoa, Tres Días de Araba y la Vuelta a Navarra.

Por su parte, el francés Yoann Offredo ha sido sancionado con un año sin correr, todo 2012, por saltarse en tres ocasiones las normas de localización antidopaje.