Síguenos en redes sociales:

Las manos de Libe

La vizcaina, 16 años y campeona del mundo, es la gran promesa del pádel

Las manos de LibeFoto: JUan Lazkano

Laukariz. Cuando habla, Libe Arzanegi (Bilbao, 1995) es capaz de partirse en dos. Puede dirigirse a su interlocutor desde el púlpito al que se ha subido con una paleta de pádel y contar que ya fue campeona del mundo con 14 años, en cadetes y por equipos, pero que ahora, unas semanas atrás en Melilla, se elevó aún más en ese universo porque mezcló en un mismo certamen el título por equipos con España ante Argentina y el de parejas junto a su inseparable compañera Emma Martín. "Esa es una experiencia única", resume la vizcaina, gran promesa del pádel estatal. O, también, porque son separables la madurez y el talento, pueden hablar por ella sus 16 años para censurar a aita, Gotzon, "que no es objetivo", qué aita lo es, cuando menciona a su hija, o para protestar porque ama, que está sentada junto a ella en una mesa del Club de Campo La Bilbaina, le quita continuamente la palabra de la boca.

Ama es Gemma, catalana, una de las paletas temibles del torneo anual de pádel del Club de Campo, que, es cierto, radiografía a su hija desde el cariño. Cuenta que Libe creció con una raqueta de tenis en la mano. Que era buena, pero que para destacar en ese deporte necesitaba meter muchas horas, demasiadas para compaginar con los estudios sin que los días se convirtieran en una tortura. Por eso, Libe se fue con su talento al pádel, "que es, seguramente, más divertido y dinámico que el tenis". "Se le da bien, pero tiene muy claro que, de momento, los estudios son una prioridad", dice Gemma, que prefiere jugar ella misma al pádel que ver a su hija, por eso de los nervios, y que al seleccionar una de las cualidades que hacen de Libe campeona del mundo y virtuosa del pádel se refiere indudablemente a su carácter. "Es exigente al extremo y nada engreída. Rara vez le he escuchado decir que ha jugado bien o que va a ganar. Solo recuerdo una ocasión en la que estuviera segura de vencer. Fue este verano, en el Campeonato de España en el que ella y Emma acabaron con seis años de imbatibilidad de sus rivales en la final. Luego, volvieron a ganarles en la final del Mundial de Melilla". De su calidad técnica destaca el golpe de bandeja, demoledor. El ataque es su gran virtud. Es agresiva. Observándole, nadie lo podría imaginar.

Las manos Para desgranar sus virtudes, de todas maneras, nadie mejor que Jacobo Arenaza, su preparador desde los ocho años. "Su fuerte es la técnica", resume. "Tiene una habilidad innata para este deporte, unas manos extraordinarias. También es ágil, muy rápida, pese a ser alta y espigada. Eso, en gran medida es una herencia genética. Se nace siendo bueno, aunque es cierto que solo con eso no es suficiente para llegar a alcanzar el nivel de Libe". Ocurre que su habilidad natural la acompaña la vizcaina con una predisposición al aprendizaje de similares dimensiones. "Asimila rápido todos los conceptos. Tiene la virtud de saber aprender y la cabeza bien amueblada. Desde el primer momento le ha sacudido de maravilla a la pelota, pero eso no es suficiente en el pádel, un deporte que nació en Argentina hace solo 50 años y que se reinventa cada día. Hay que saber progresar. Se trata de inventar, de crear nuevos golpes o movimientos diferentes. Para eso hace falta imaginación y Libe la tiene", traza el técnico. Maravillosa, alta, guapa e inteligente, según aita, claro; aplicada y modélica según ama, y virtuosa del pádel, según Arenaza, Libe tiene también su punto débil. "Le falta seguridad en sí misma. Tiende siempre a ensalzar al rival, a ponerlo en un pedestal, en lugar de creer ciegamente en sus posibilidades", zanja el técnico.