EL pistoletazo de salida de laHerri Krosa resonó en laGran Vía, como siemprepuntual, a las once de lamañana. Es entonces cuando los7.147 corredores comenzaron suaventura por las calles bilbaínas que,a lo largo de los diez kilómetros, cambiaronla soledad habitual de lasmañanasdel fin de semana por el ecode las millones de zancadas que conviertena esta carrera popular enunarealidad. Es a falta de una hora parael mediodía cuando el evento organizadopor Cycle Club despertó de suletargo anual; sin embargo, elambiente de la Herri Krosa, el espíritude la carrera, pudo palparsemucho antes.
Desde el mismo despertar deldomingo se apreció el olor de estaemblemática carrera y el primerbostezo del día fue acompañado porla lazada de las zapatillas. El desayunose preparó ya con la camisetapuesta y el dorsal en el pecho lucióorgulloso en el trayecto que unecada domicilio con la salida de lacarrera. De esta forma, el suburbanode la capital vizcaina se convirtióen un hervidero de atletas que,sin vergüenza alguna, no dudaronen comenzar su calentamiento enel andén ya que, en la superficie, laarteria principal del Botxo se transformóen una vía colonizada hastala última baldosa, donde apenas respirarse pudo con soltura. Y es quela ausencia de lluvias y las agradablestemperaturas terminaron deanimar a los indecisos.
Así, a diez minutos para dar lasalida, la muchedumbre se arremolinóen la entrada y los deseospor partir en cabeza hicieron que elnerviosismo se acumulara en elambiente. Pero la Herri Krosa es lafiesta del atletismo vizcaino y, porello, las tensiones desaparecieroncon el primer paso, cuando las suelasde las zapatillas tocaron por finel asfalto del recorrido.
LO MÁS RÁPIDOS La Herri Krosapremia a todos sus participantescon un trofeo de ganador, este añotransformado en un cubo con elrecorrido de la carrera marcado ensus seis caras. Sin embargo, el prtigio que este evento popular sehace cada año, provoca que unnutrido grupo de atletas batalle porser los primeros en alcanzar laGran Vía. En esta vigésimo cuartaedición, el honor recayó sobre Iñigode la Granja, que logró completarlos diez kilómetros en poco másde 31 minutos. “Ha sido una carrerareñida, de mucho nivel, donde hahabido un grupo de cinco atletas,tirados por Amutio, que se ha mantenidohasta el final”, explicó intentandorecuperar el aliento. El bilbaino,habitual de este evento popular,fue tercero en la edición pasadapor lo que, en esta ocasión, no perdióla oportunidad de colarse el primero,una pequeña revancha por subronce de 2010, ya que, como él mismoadmitió con una sonrisa: “Paraalguien de Bilbao, ganar la HerriKrosa es especial”.
En féminas, el honor de romper lacinta de llegada fue para ItxasoEscondrillas. La atleta de Laudioreside actualmente en Donostia, porlo que la coincidencia de la HerriKrosa y la Behobia-San Sebastiánprovocó una escisión en su corazón,aunque finalmente se decantó por lafiesta vizcaina. Y con acierto.“Vine animada para competir perodesde luego no esperaba ser la másrápida”, reconoció. Así, Escondrillasno fue consciente de su triunfohasta que apareció en la Gran Vía,cuando el altavoz pronunciaba sunombre acompañado por los aplausosde los presentes: “Iba metidaentre tanto chico que nomedi cuentade nada, solo corres”, rió. Asimismo,la laudioarra quiso quitarmérito a su gran tiempo, realizandolos diez kilómetros en 38 minutos, yresaltó el carácter popular de estacarrera: “Lo más importante de laHerri Krosa es la gente animando,correr junto a tantas personas esalgo increíble”.
BODAS DE PLATA Los organizadoresde la Herri Krosa tildaron esta ediciónde un “éxito rotundo”. La participaciónsuperó las expectativasiniciales y el desarrollo de la carrerase sucedió sin ninguna incidencia. Por ello, en Cycle Club ya estánpensando en el año que viene, unanueva edición, la 25ª, que consagraría,aún más, a la popular carreraen el calendario de los bilbainos.