Corría el verano de 1999. Los dirigentes del AEK Atenas, cansados de que en sus vitrinas no entrara ningún nuevo trofeo desde 1981, decidieron cambiar de rumbo y dirigir su proa hacia uno de los entrenadores más prestigiosos del baloncesto continental, un hombre con fama de sabio y gran pulidor de diamantes que dos años atrás había logrado un impresionante triplete (Euroliga, Liga y Copa) como inquilino del banquillo del Olympiacos. Su nombre era Dusan Ivkovic. Duda (29-X-1943, Belgrado), amante de los nuevos retos y con un impresionante palmarés a su espalda (con la selección de su país había ganado ya un Mundial, tres Europeos y una plata olímpica), aterrizaba en un equipo ambicioso y en el banquillo, preparado para ser su mano derecha, le esperaba un joven de 32 años que había colgado las botas dos años antes tras una modesta carrera como base y que, cual esponja, ansiaba enriquecerse con sus conocimientos, su riqueza táctica y su experiencia. Su nombre era Fotis Katsikaris. Serbio y heleno trabajaron codo con codo durante dos exitosas campañas y, doce años después, maestro y alumno, se enfrentarán mañana en el debut del Bizkaia Bilbao Basket en la Euroliga -ya midieron sus pizarras en la temporada 2005-06 con motivo de un Dynamo Moscú-Dynamo San Petersburgo-.
Katsikaris no esconde su admiración por uno de los técnicos que más han influido en su forma de entender el baloncesto y asegura que sus dos cursos junto a él fueron como "ir a la universidad y recibir clases de un gran profe. Fue una época muy bonita en la que además conquistamos tres títulos: dos Copas de Grecia y una Saporta contra la Kinder Bolonia de Ettore Messina. Durante esos años consiguió que subiera el nivel del equipo". Para un aspirante a primer técnico, trabajar mano a mano con Ivkovic fue un placer desde el punto de vista profesional, pero recuerda que no se trataba de un maestro de manga ancha, sino todo lo contrario. "Siempre era muy exigente, pero tenía un gran instinto a la hora de valorar a la gente", destaca, al tiempo que reconoce que la imagen que le queda de aquella época es la de un Duda "apretando constantemente, muy exigente en el día a día. Si ve mucha tensión sabe cómo rebajarla apelando a la flexibilidad. Es todo un señor. Además, le gusta vivir bien, y no sólo en lo que respecta al baloncesto".
Metodología heredada Reconoce el entrenador griego que hay muchas facetas de su ideario en las que lleva grabada a fuego la herencia de su colega y hoy rival en los banquillos. "Me enseñó a tener unos valores y unos principios, pero sobre todo la metodología, aspectos como el volumen de entrenos. Pero, por encima de todo, destacaría que siempre sabe lo que hay que hacer en los momentos críticos", glosa un Katsikaris que está convencido de que, con los mimbres con los que cuenta en el conjunto de El Pireo, Ivkovic será capaz de realizar un gran trabajo. "La base de su filosofía siempre ha sido conseguir una buena defensa y, en mi opinión, es uno de los entrenadores que mejor prepara los partidos, reconoce a la perfección las virtudes de cada equipo. También es un maestro a la hora de adaptarse en función de los jugadores que tiene a su cargo".
De las palabras de Katsikaris se puede extraer que los Marko Keselj, Martynas Gecevicius, Kostas Papanikolau, Evangelos Mantzaris, Kostas Sloukas y Dimitrios Katzivelas están de enhorabuena, ya que "Ivkovic es un gran entrenador para los jóvenes. Es exigente con ellos, pero al ser muy inteligente sabe medir los momentos".
Y además de pulir diamantes en cancha, el serbio también ha realizado el mismo trabajo en los banquillos. Eso sí, el preparador de los hombres de negro asegura que no es Ivkovic uno de esos entrenadores que tiene piedad de sus antiguos alumnos cuando llega el momento de enfrentarse, sino más bien todo lo contrario. En ese momento, lo personal -"mantenemos el contacto, nos hablamos de vez en cuando"- queda en segundo plano. "A su lado han surgido muchos entrenadores y eso es algo que le encanta. Ahora sí, al jugar contra ti te quiere matar", advierte Katsikaris ante un examen en el que esta vez tendrá el respaldo de todo el Bizkaia Arena.