BILBAO. Recorren la cancha del frontón del Club Deportivo con pena. "Hemos pasado aquí media vida", analizan para DEIA José María Zarandona, Joseba Gallaga, Jon Torre y Pablo Fusto. Cuatro generaciones de palistas que verán hoy el final de la mítica cancha de Alameda Rekalde. Atrás quedan multitud de recuerdos y un vestuario al que tantas historias asfaltan sus paredes. "La cantidad de cosas que nos hemos contado en estas cuatro paredes", evocan.
Cuántos recuerdos...
JOSÉ MARÍA ZARANDONA: Aquí hemos estado hasta 52 pelotaris. Menos de 35 nunca. Había funciones todos los días.
JON TORRE: Yo cuando debuté jugaba todos los días.
J. M. Z.: Había cuatro partidos y después a la noche también había función. Aquello era otra cosa.
J. T.: Había mercado. En Bilbao solamente había Athletic y pala.
JOSEBA GALLAGA: Y ahora...
J. T.: Ahora hay un montón de cosas. La pala es difícil y los chavales no tienen ídolos. Sí tienen en quién fijarse, porque estos pelotaris juegan tanto como los de cualquier época; pero, claro, saben lo que gana un futbolista, saben lo que gana un pelotari de mano bueno y saben lo que gana un ciclista.
J. G.: Intentan por lo menos ir a donde hay dinero.
J. M. Z.: Pablo, ¿por qué no te dedicaste a otra cosa? (Risas).
PABLO FUSTO: Yo empecé a jugar al tenis, pero me aburría. No jugaba mal, pero me aburría y cambié.
¿Aquí os habrán ocurrido mil anécdotas?
J. M. Z.: Mi memoria ya no es lo que era... (Risas).
P. F.: Nos ha pasado de todo: cosas buenas, malas... La última cosa curiosa que me pasó en el Deportivo es que jugué dos partidos seguidos. Jugué el estelar y tuve que jugar el tercero contra un trío. Y, de hecho, gané los dos.
J. T.: ¿Y te pagaron por uno o por dos? (Risas).
J. G.: Eso pasa por tener contratos mensuales.
J. T.: Yo por ejemplo he jugado de todo. He jugado pareja contra trío, individual contra pareja, pareja contra pareja....
J. M. Z.: ¿Y trío contra trío?
P. F.: Estando yo, sí que he jugado tres contra tres.
J. T.: Pues mira, yo quizás es lo único que no he jugado, pero del resto he jugado de todo. De delantero, de zaguero, de center, en uno contra dos... ¡Hasta de juez he hecho! Y lo que sí he hecho es disfrutar mucho. Me he pasado media vida de profesional, que se dice pronto. ¡Media vida!
J. M. Z.: Yo estoy desde el año 41 sin salir del frontón. Casi tres vidas.
J. G.: Yo desde el 46 hasta 1973 de profesional.
J. T.: La cantidad de años y todo son recuerdos buenos.
P. F.: Los únicos recuerdos malos son de partidos que no das el nivel. Es lo único. Ya ves. J. T.: Yo desde luego de lo único que me arrepiento desde que debuté es de haber ido a la huelga. No teníamos que haber ido a la huelga jamás.
J. M. Z.: No fue beneficioso para nadie.
J. T.: Fue un error. No sé por qué lo hicimos. Por intentar defender a los que estaban abajo. Pero fue un error.
J. M. Z.: Aquello fue un fallo. Mira a la cesta lo que le pasó a cuenta de eso. De quince frontones o dieciséis no sé si ahora hay cinco.
J. G.: Fue una equivocación.
J. T.: Pero por lo demás, la pala, yo que he practicado algunos deportes de nivel, ninguno te da la misma sensación.
¿Cómo describirían esa sensación?
J. T.: Es de poderío. Al pegarle a un proyectil de 120 gramos a la velocidad que le pegan los buenos que le dan candela. Cuando está en el 10, el 12, y se ve el frontis lejos y cazas la pelota con un golpe seco. Sientes como toda el golpe te entra en todo el brazo.
J. G.: Se siente placer.
P. F.: Eso es lo que gusta. Es la dificultad. En un frontón corto me gusta jugar a lo que sea. Pero lo que me ha gustado de jugar en un frontón como el Deportivo es la dificultad del golpe y pegar un pelotazo bien y esa adrenalina que te entra. Eso no te lo da el frontón corto. J. G.: Tienes que dar la pelota en un punto exacto para llevar la trayectoria que quieres. Y cuando lo consigues, te entra la satisfacción de dominar el juego.
J. M. Z.: ¡Pero tienes que darle desde donde sea!
J. T.: De todos modos, ha evolucionado mucho el juego.
J. M. Z.: ¡Y el material!
J. T.: Antes el juego era muy clásico. Se jugaba mucho de abajo. Ahora los pelotaris le pegan desde todos los lados. Y rebotean y le pegan.
P. F.: ¿Y no dejaban jugar con la izquierda?
J. L. Z.: A Begoñés VI, que era zurdo, le ataban la mano izquierda para que jugara con la derecha.
J. T.: ¡Fíjese, había un zurdo y le ataban la mano!
P. F.: Sin embargo, ahora es una gran ventaja para el zaguero ser zurdo. Casi todos los mejores zagueros de ahora son zurdos.
¿Para ustedes qué supone la despedida del Deportivo?
J. M. Z.: Es un entierro, como muchos otros que ha habido.
J. T.: Para mí ha sido toda una tristeza. Ha sido un golpe muy grande. Ha sido perder todos los recuerdos. Los recuerdos no se pierden pero a mí me quitan un cacho de mi vida. Yo si dentro de unos años le quiero contar a los chavales que he sido de los buenos en frontón largo, ellos me van a decir: y eso, ¿qué es? Y aquí has jugado tú. Se nos va media vida. P. F.: Todos los que hemos jugado aquí le tenemos un cariño especial al Deportivo. Por todo: la cancha, la dificultad, el entorno, por todo... Se va a extrañar. Al final las cosas no te das cuenta de lo que te gustan hasta que las pierdes. Ahora, a todos nos da muchísima pena. Pero bueno, las cosas cambian y hay que aceptar los cambios.
J. G.: Nosotros hemos hecho aquí de todo.
J. M. Z.: He visto cerrar tanto frontones...
J. T.: Yo jamás había pensado que la pala iba a dejar Bilbao de esta manera. Jamás lo hubiera pensado. Y que las instituciones no se iban a implicar en una cosa tan nuestra, tan bilbaina...J. M. Z.: Yo jamás pensé que una cosa que es de Bilbao las autoridades dejen que desaparezca.J. T.: Eso es muy fácil: Porque han vendido que lo que se va a hacer en Miribilla es pala, pero no lo es. En el Bizkaia no vamos a ver pala.
¿Cuál es partido más especial que recuerdan en esta cancha?
J. M. Z.: ¿El mío? Un torneo especial Juventus que jugamos aquí con 17 años. Éramos unos críos y nos metían aquí a jugar con los mejores y el frontón lleno. ¡Solo teníamos 17 años! A algunos pelotaris teníamos que tratarles de usted. Oye y a mí me gusta. Antes había un respeto...J. T.: Cuando yo era chaval pasaba lo mismo.
J. M. Z.: Recuerdo un partido de Azurmendi, Txistu I y yo contra Solozabal y Arrarte. Fue el último partido que jugaron y nos hicimos con su puesto. Lo dejaron por vejez, porque tenían ya 50 años.
J. G.: El encuentro que más recuerdo fue cuando jugué un partido con Amorebieta IV contra los Hermanos Oroz, que eran unos pelotaris que estaban en la cumbre. Entonces, Amorebieta estaba en la mili y andaba un poco desencanchado. Jugamos el partido, estábamos perdiendo y Andoni no respondía. Así que me rebelé. Me enfadé. Me fui: pam, pam, pam, a golpes, y acabamos ganando el partido. Íbamos perdiendo por diez tantos, le dimos la vuelta y ganamos. Un periodista puso que Andoni no había estado bien y que Gallaga se había destapado.
J. M. Z.: Te pusiste como un toro, algo tomarías... (Risas).
J. G.: ¡Abstemio puro!
J. T.: Cuando di el salto a Primera y jugaba con todas las figuras míticas, fue... Me encontraba bien físicamente. Y tengo recuerdo especial cuando quedé campeón de Euskadi en el 91 con Javi Iriondo, que hoy se retira. Además ganamos al difunto Iturzaeta.
P. F.: Y el último que ganaste fue conmigo.
J. T.: Sí, y en el 99 gané con Urkia. En la semifinal, que era a doble partido, yo estaba con mucho juego y pasamos a la final con Urkia sin estar fino. Iñigo y yo tenemos mucha amistad, por entonces vivía yo en Gasteiz y veníamos juntos en coche. Pues bien, imagínese que colocaron en el periódico como titular Jon Torre estará en la final, a pesar de Urkia. Después, estuvimos vacilando los siguientes seis meses.
P. F.: Mi primer recuerdo, mi partido especial, fue mi primer campeonato de Euskadi. Fue con Larrinaga y se pasó todo el campeonato sacando desde el trece.