BILBAO. Nadie lo pone en duda a estas alturas: Walter Bonatti ha sido uno de los mejores alpinista de toda la historia, aquel que logró abrir las vías más difíciles de los Alpes y toda una leyenda para las generaciones que le siguieron, esas en las que despuntó Reinhold Messner, quizá el único escalador, junto a él, al que se le puede considerar leyenda del montañismo. El italiano Walter Bonatti falleció el martes en Roma, a los 81 años de edad, entre el reconocimiento mundial por sus logros en la montaña.
Nacido en Bérgamo (Lombardía) en el seno de una familia de clase trabajadora, dio sus primeros pasos en la escalada en las esbeltas agujas que rodean su ciudad. Con 18 años logró su primer éxito al subir a la cima del Grigna, montaña próxima a Lecco.
Pero el capítulo más relevante de su historia vital tuvo lugar en 1954, cuando sobrevivió a una noche a la intemperie a 8.100 metros en el K2, la segunda montaña más alta del planeta. Allí se forjó la leyenda y su conocida desconfianza en el ser humano. Con apenas 23 años, Bonatti fue llamado a participar en la expedición italiana que conquistó la cima del K2. Logró salir vivo de una noche en la "zona de la muerte", como la bautizó Reinhold Messner, el primer hombre en coronar los catorce ochomiles. Había subido junto a un sherpa paquistaní llamado Mahdi y con varias botellas de oxígeno para sus dos compañeros de escalada, Achille Compagnoni y Lino Lacedelli, con el fin de que al día siguiente pudieran lanzar el último ataque a la cumbre.
una escalada 'criminal' Pero ambos habían cambiado el lugar donde debía estar la tienda y obligaron a pasar una noche infernal a Bonatti y Mahdi. La polémica estaba servida. El joven Bonatti fue acusado de haber intentado adelantarse a sus compañeros y de haber consumido el oxígeno cuya carencia casi les impide llegar a la cumbre. No pudo disfrutar de la mieles del éxito, pero Bonatti no se limitó a lamerse las heridas. Las siguientes décadas se dedicó a escribir libros y a exponer con minuciosidad sus argumentos contra las acusaciones. Poco a poco fue acumulando pruebas que demostraban que Compagnoni y Lacedelli cambiaron la tienda del lugar previsto, para que Bonatti, más joven y en buena forma, no les hiciera sombra a la hora del último asalto. Tuvo que esperar 54 años para que sus excompañeros de escalada y el Club Alpino Italiano reconocieran que Bonatti contó la verdad. Ya era el año 2008.
A consecuencia de este dramático suceso, la joven promesa del alpinismo tomó una decisión para siempre: ya no se fiaría de nadie, por lo que decidió realizar las escaladas solo, dependiendo de sí mismo. Protagonista de ascensiones pioneras, su estilo purista no hizo más que engrandecerse en años posteriores. Abrió una nueva ruta al Petit Dru de los Alpes franceses, donde sobrevivió a seis días solo colgado en una pared de mil metros de altura, y hizo la primera ascensión al Gasherbrun IV (7.925 metros), así como la primera escalada al pilar suroeste de la Aguja del Dru, que fue después bautizada como el Pilar Bonatti.
el periodismo, su segunda vida Otro gran logro fue el primer ascenso en solitario y en invierno de la cara norte del Cervino en 1965. Entonces, cansado del ambiente del alpinismo, abandona el deporte y comienza a dedicarse al periodismo. Dicen las crónicas que hoy en día no habrá más de un par de alpinistas capaces de repetir aquella última ascensión.
Miles de aficionados han leído sus escaladas -su autobiografía Montañas de una vida es imprescindible- en el límite de lo imposible y conocen sus vías irrepetibles, esas que nadie se atreve a escalar hoy con los medios y materiales de hace cuarenta años. Pero su espíritu aventurero siguió alimentándose con mil y una experiencias. Buscó las fuentes del río Amazonas; estudió a los tigres de Sumatra; probó que el autor de Moby Dick, Herman Melville, estuvo realmente preso por los caníbales en las islas Marquesas, como escribió en Taipi, un Edén caníbal (1846); y exploró en solitario el Cabo de Hornos.
Messner se despedía ayer en la prensa italiana de Bonatti, afirmando que se trató del último gran alpinista tradicional.