balmaseda. "¿Pelota bonita?". Mikel Urrutikoetxea mueve la mano como un resorte. Con un gesto describe su material, su juego, sus esperanzas. El puño cerrado, diestro, se levanta hacia arriba con un giro de muñeca. "Sus pelotas son algo más pesadas y andan más por abajo", explica Iñigo Díaz, quien conoce el lote. De vuelta a la cancha, el vizcaino se enfunda su sudadera y se recrea. Toca el cuero, lo amasa, sabedor de la liturgia de la pelota, en la que la elección correcta es virtud de un enfermo del frontón como lo es el zaratamoztarra -"todos los días bajo a practicar", recita-. Para empezar a calentar el duelo, Urrutikoetxea ya exprime sus armas, como hizo ante Aitor Zubieta en Eibar, lo explica su gesto de mano: pesadas. 106,4 y 106,4 -del cestaño dispuesto para el duelo de dieciseisavos seleccionó pelotas de 106,7 gramos-. Sonríe, entonces, el vizcaino. Hormigón para Mikel en Balmaseda.

"Este choque me lo tomo como el primero. Todos los rivales son duros y sé que Díaz juega muy bien el Cuatro y Medio. Habrá que sufrir para hacer un buen partido, que es lo principal", afirma el delantero de Zaratamo. "Díaz es totalmente diferente a Zubieta. Yo iré a hacer mi partido, él intentará hacer lo suyo y esperemos que salga un choque bonito", declara Urrutikoetxea.

"Me encuentro con menos nervios que la semana anterior, porque todo va seguido. Jugué el domingo y ya me toca otra vez. Me gusta así, sin parar", sostiene el zaratamoztarra. No hay resquicios para la tensión en tan poco tiempo, tampoco para sesiones en el frontón. "No he tenido apenas tiempo para entrenar. El martes estuve con Pablo Berasaluze y hoy -por ayer- en la elección, donde aprovecharé para ensayar unos saques", concluye el vizcaino, quien se enfrentará mañana, a partir de las 23.00 horas en el Municipal de Balmaseda.

Su contrincante, Iñigo Díaz (105,7 y 106 gramos), llega al encuentro exultante. "La verdad es que estoy en una racha muy buena en pelota y nivel anímico", admite el iruindarra; no en vano, en la anterior ronda, se deshizo en el Santanape de Gernika de un Asier Olaizola que partía como favorito. "Me salió todo. Él -por el goizuetarra-, por nervios o por presión, no jugó al nivel que sabe. Me vino bien y gané el partido", declara. "Los de Segunda no tenemos nada que perder y mucho que ganar. Así, damos sorpresas a los de Primera", desgrana Díaz, quien se lanzó en territorio gernikarra.

El delantero navarro, pese a ser un experto conocedor de la distancia, aún no sabe cómo va a destrozar las defensas de su contrincante. "No sé cómo voy a atacarle. Le vi muy bien en el Astelena. Sabe acabar el tanto, tiene un látigo muy fuerte, será complicado", finaliza. Mientras, Mikel sigue a lo suyo. Pelotea tranquilamente. Hormigón.