BILBAO

Muy lejos del boom que vivió a mediados de los 90, la sokatira lleva una década asomándose al abismo de la desaparición. De la quincena de clubes censados entonces, sólo cinco se mantienen en activo y son los que han secundado los últimos Campeonatos de Euskadi sobre tierra. Bizkaia es el territorio con más agrupaciones. Goiherri, Abadiño, Gaztedi, Sokarri y Getxo conforman el reducto más firme de la modalidad. Pero si se habla de presencia femenina en tierra, esta se reduce a la comarca de Uribe Kosta.

Las chicas de Laukiz son inasequibles al desaliento. Después de más de tres años de inactividad, la sección femenina de Gaztedi ha vuelto con fuerzas renovadas. Los pasados Mundiales de Pretoria sobre tierra organizados por la Federación Internacional de Sokatira (TWIF) han servido de estímulo a media docena de mujeres para volver a sentirse deportistas de élite. En concreto su triunfo en el apartado mixto de 600 kilos -una nueva modalidad que reúne a cuatro chicos y a cuatro chicas del mismo lado de una cuerda- hace aflorar algunos brotes verdes.

Desde Rochester"2004, los equipos de Gaztedi no habían vuelto a tomar parte en una competición internacional oficial. Pero la última cita mundialista sobre tierra de Suráfrica reunió hasta cuatro equipos del club laukiztarra: el masculino en las categorías de 580 y 640 kilos; el femenino en 500 y 540 kilos; el juvenil en 560 kilos y el mixto en la categoría de 600 kilos. Este último, formado en este mismo orden por Fidel Goiri, Olga Artiñano, Eneko Bilbao, Amaia Elgezabal, Jose Antonio Goirigolzarri Litri, Nerea Egurrola, Leire Abaunza y Sthephen Blake (sustituto del zaguero lesionado Joseba Orozko), logró alzarse con la medalla de oro frente a las potencias inglesas y holandesas.

Nunca un Campeonato de Euskadi había incluido a las chicas en la modalidad sobre tierra. La Federación de Herri Kirolak -la sokatira no tiene en Euskadi un órgano legislativo propio- permitió en la edición de 2010 que un equipo mixto de Gaztedi compitiera en las categorías de 580 y 600 kilos como ensayo general a la cita mundialista. Olga Artiñano (Laudio, 20-II-1968) es tiralari de ese equipo femenino que ha vuelto a la competición tras casi cuatro años en stand by. La llamada de la maternidad la apartó de la sokatira junto a dos compañeras más. "Es la segunda vez que competimos en tierra. Es tres veces más duro que la goma por la complejidad del terreno y es indispensable un buen fondo físico", asegura Olga, que lleva diecisiete años ligada a este deporte, y apostilla que "que nos faltará fuerza y algo de técnica pero las chicas somos más sufridas que los chicos".

Tras pasar por Arriskuzubi, el equipo de su pueblo, Olga suma ya una década a las ordenes de Jon Iñaki Mardaras, preparador deportivo de Gaztedi. La vuelta a los entrenamientos se produjo hace un año para despuntar durante los Campeonatos de Euskadi sobre goma en los que las chicas de Gaztedi compitieron en 500 y 540 kilos a la sombra Girizia. Posteriormente, tras probar en sus carnes la extrema dureza doméstica, dieron el salto a Suráfrica donde "celebramos el como si hubiéramos ganado el Mundial de fútbol".

Aunque no es seguro que la TWIF mantenga la modalidad mixta, Olga y sus compañeras tienen el objetivo de seguir compitiendo al menos en los apartados femeninos donde este año ocuparon la sexta posición de 18 equipos en 500 kilos y la quinta de 13 equipos en 540 kilos. De cara a la temporada que viene dos chicas nuevas han probado con Gaztedi con resultados poco satisfactorios. "Las ampollas de las manos asustan a las más jóvenes", cuenta Artiñano.

POSO DE SERENIDAD Los equipos masculinos de Gaztedi tienen en Jose Antonio Goirigolzarri, Litri (Gatika, 17-III-1970), a su máximo exponente y fiel defensor de la modalidad desde hace más de tres décadas. Litri tiene un amplio historial de tiradas en competiciones internacionales, pero la más sonada es la que protagonizó en 1996 en el Mundial de Slagharen (Holanda). En las semifinales de 560 kilos Gaztedi y el Boley de Irlanda protagonizaron la tirada más larga de la historia: 55 minutos y 17 segundos. "Fue terrorífico, con varios ataques de uno y otro lado. Ellos nos ganaron pero debido al cansancio acumulado no se presentaron a la final. Nosotros logramos el bronce", narra orgulloso Jose Antonio que reconoce no estar preparado para otra batalla similar: "Soy consciente que mis fuerzas son cada día más escasas pero mi veteranía aporta un punto de calma y serenidad que los más jóvenes echan en falta".

Sabe de las complicaciones de confeccionar equipos nuevos. "La profesionalización del deporte obliga a los tiralaris a exprimirse más y más y eso, sin una recompensa económica, es difícil de mantener", apunta Litri, orgulloso de los resultados obtenidos en el Mundial. "Apostamos fuerte por los 600 kilos y el resultado salta a la vista", sentencia.